Rest One of these days Simple Twist of Fate I'm not tere Suffocate Rotting Suffocate? Dearly beloved Hold On Wake me up when September ends Good Riddance (Ridding of you) Cigarettes and Valentines
Prólogo

domingo, abril 22, 2012

Hold on - Capítulo 18: Esto es lo que soy.


Me encontraba más que deprimido en la nueva okupa. Era la mañana del primer lunes de septiembre y Mike ya se encontraba en la universidad. Todos los demás se habían ido a hacer otra cosa o dormían y yo… Yo estaba en la cocina, solo como un perro, pensando que Al Sobrante estaba, probablemente, estudiando alguna basura en la universidad de San Francisco… Y lo que más me dolía, no era que se hubiera ido… Era que no nos hubiera dicho absolutamente nada. Éramos un equipo, podía decirse que éramos una especie de familia… Y él llegaba y se iba sin avisar, dejándonos sin baterista ni nada. Estábamos acabados. Green Day no podía existir así. Es decir, una banda debe quedarse con sus miembros originales hasta el final, ¿no? Así lo hicieron The Beatles, y ellos fueron los más grandes…
Aunque sí reemplazaron a Pete Best por Ringo Starr…
Fue ahí que la puerta de la casa fue golpeada, fuertemente, sacándome de mis pensamientos. Estirándome, dejé la cerveza (sí, no era ni mediodía y ya estaba bebiendo) sobre la mesa y me dirigí a abrir.
-¿Alguien tuvo una mala noche?
Era John… Roecker. El que me caía bien, no el tarado que nos abandonaba sin darnos ninguna explicación ni nada y que aún no se contactaba con nosotros.
-Mejor dicho una mala mañana –murmuré-. Mike se fue a la universidad, recordándome que no tengo absolutamente nada que hacer en mi vida y que debería comenzar a buscar un empleo como reparador de cable.
Me miró, sorprendido.
-¿Cómo que no tienes nada que hacer con tu vida? ¿Qué hay de tu grupo? –Lo miré, extrañado.- Tim y Larry hablaron maravillas de ustedes anoche, se juntaron a pasar el rato. Terminé por escucharlos… Wow.
Me sonreí, tristemente.
-Eso se acabó. Nuestro baterista se fue a la universidad y nos dejó botados.
-¿Y qué tiene? ¡Consíganse otro, nuevo y mejor!
Negué.

-No va a ser lo mismo.
-¿Ah, no? ¿Acaso él siempre estuvo con ustedes?
Enmudecí. Tenía razón.
-No, pero nos empezó a ir bien cuando llegó, en especial porque él era el que nos conseguía nuestros primeros shows…
John suspiró, como si estuviese armándose con toda la paciencia del mundo.
-¿Cuánto tiempo estuvo con ustedes? –preguntó.
Saqué la cuenta.
-Unos dos años…
-¿Y en esos dos años no aprendieron ustedes mismos a conseguirse shows?
Me sonreí.
-Claro que aprendimos, pero…
-¡Sin peros! –me interrumpió- Son muy buenos para que una idiotez así los acabe. Es más, estoy seguro que les irá mucho mejor sin ese John… -No dije nada.- Billie, dime la verdad, ¿qué eres?
Sin comprender a qué venía esa pregunta, contesté:
-Bisexual, pero ¿qué….?
Me miró, sorprendido.
-¿En serio? Bueno, pero no me refería a eso, si no que…. ¿Cuál es tu profesión?
-Ah, eso. Fácil, soy un… -Me detuve. ¿Qué era? Es decir, sabía lo que era, pero ¿por qué me costaba tanto decirlo en voz alta?- Soy un músico.
-¡Exacto! Pero, hasta que no lo sientas a un cien por ciento, nunca podrás llegar a ningún lado. Es hora de que te des cuenta que esto es lo que eres, y de que empieces a hacer lo que haga falta para serlo.
Negué, con una pequeña sonrisa.
-¿Qué no he hecho, John? Viajé por todo el maldito país en una van sin dinero. ¿Y para qué? Para que Kiffmeyer usara su parte de ganancias para pagar su matrícula en la universidad y dejarnos botados…
-Bueno, es hora de que hagas algo más. Encuentra un jodido baterista, Billie. Y que sea tan bueno que le dé un millón de patadas en el trasero a ese otro John.
Sonreí.
-Gracias.
-Cuando quieras… Ahora… Me acompañarás a la okupa, a buscar alcohol de verdad, porque esto que estás tomando… -Negó.
-¿Qué tiene de malo?
-Que esa cerveza que estás bebiendo es la peor. ¿Mikey’s? Por dios, ven, te enseñaré a alcoholizarte de verdad –musitó.
Sin más, salió de la cocina y se dirigió a la salida. Tras ordenar un poco mi alborotada mente, lo seguí.
Lo que se vino fue el día más raro de mi vida hasta entonces. De verdad.
Me llevó a una licorería. Resultó ser la misma tienda con la vendedora que le tenía ganas a Jimmy… Y me reconoció. Casi se puso a llorar cuando le dije que él se había ido a New Jersey, y prácticamente nos regaló todo lo que John compró. Luego, él me llevó a la otra okupa.
-Esto es…
No recuerdo el nombre del licor que me pasó, pero… Mierda, mejor que la cerveza que estaba tomando. Mucho mejor.
Los siguientes recuerdos se volvieron confusos… Bastantes. O quizás los tengo claros, y realmente fueron así de raros. Todo lo que sé es que hubo un punto que terminamos hablando de cómo Charles Manson podía representar el cómo la gente seguía al resto ciegamente, de qué ropa de mujer es más cómoda y… No, no hablamos de eso… ¿O sí?
En fin, el primer recuerdo claro que se me viene a la mente es estar en la cocina tomando un tazón de leche. Creo que ya era el día siguiente… ¿O era de noche? El punto es que John se reía de mí en ese momento.
-Soy una pésima influencia para ti.
-No importa, fue buen alcohol –musité-. Pero necesito limpiarme…
Terminé el tazón y me serví más, al mismo tiempo que alguien entraba a la cocina…
-John, está bien que tú te vistas de mujer, pero… ¿Billie?
Tardé su poco en identificarlo como Larry, quien parecía estar muy divertido por la situación. Me miré. Sí, andaba con un vestido… bastante cómodo, ya que estamos.
-Así nos vestimos los reyes –fue todo lo que logré inventar.
Él y John se rieron.
-¿Así que somos reyes por un día? –Asentí.- Me parece.
Larry volvió a reír y se dirigió al refrigerador, buscando algo… que no encontró.
-¿Estás tomando leche? –Asentí.- Mira tú, alguien debería documentarlo.
-Sí, alguien debería escribir una historia en la que nunca bebo alcohol, sino que es leche camuflada –bromeé, tras lo que comencé a reír.
Larry negó.
-Creo que lo mejor será que pases aquí la noche.
Así que no era el día siguiente…
-No, no, estoy bien, tomo un café y estoy listo.
-¿Seguro?
-Bueno, también tengo que cambiarme de ropa antes…
Larry rió.
-En fin, que bueno que te encontré por aquí. Quería pedirte un favor… -Lo miré, instándolo a continuar.- Con Tré y Kain queremos sacar un último disco… Y necesitamos un guitarrista decente. ¿Quieres tocar?
Abrí mucho los ojos.
-¿Yo? ¿De verdad?
Larry asintió.
-Decidí que eras lo que necesitábamos.
Sonreí.
-De acuerdo. ¿Cuándo y dónde?
-Mañana, donde siempre graban ustedes, a la una y media. Trae tu guitarra.
-Oki doki –bromeé.
En fin, me quedé ahí un rato más y, tras un café, vomitar en el baño y cambiarme de ropa, John me acompañó de vuelta a la okupa. Él seguía bastante ebrio, pero podía caminar normalmente y yo lo notaba únicamente porque me daba cuenta que hablaba más atropelladamente de lo usual en él. Como sea, llegamos a la okupa, nos despedimos de un estrechón de manos y me fui a la pieza en la que todos dormíamos. Al parecer, era bastante tarde, porque el único que estaba despierto ahí era Mike, quien leía un grueso libro en su colchón, ayudado por una linterna.
-¡AL FIN LLEGASTE! –exclamó, mas susurrando, al verme, al tiempo que yo me acercaba al colchón contiguo, es decir, el mío- Me tenías preocupado, creí que te habías escapado a Ecuador…
Lo miré extrañado.
-¿Qué hay en Ecuador?
Mike negó, al tiempo que yo recordaba que Sarah estaba ahí ahora.
-No importa, lo importante es que volviste. ¿Dónde estabas?
-En la otra okupa, con John… No, no Kiffmeyer, Roecker. El que sí me cae bien.
Me miró, extrañado.
-¿Qué hicieron durante todo el día?
Me encogí de hombros.
-Me enseñó a beber de verdad. Y no me importa que se llame como tú, vamos a dejar esa imitación a cerveza que estábamos tomando, aunque tenga que gastar todo mi dinero para ello –murmuré-. Eso y conversamos de la vida, terminamos vestidos de mujer y mañana iré a grabar con The Lookouts.
Mike asintió, cambiando la preocupación de su rostro por una expresión que no conseguí descifrar, hasta que preguntó:
-¿Acaso estás pensando en acabar con Green Day?
Me sonreí, levemente.
-Lo consideré, hay que admitirlo… Es decir, tú estás en la universidad y ya no tenemos baterista… Pero Roecker me ayudó a ordenar mis ideas. –Tomé aire, para poder decir:- Soy un jodido músico. Eso es lo que soy. Así que voy a conseguir un baterista, cueste lo que cueste, porque no pienso dejar de ser yo por una estupidez fuera de mi control.
-Me parece bien. –Bostezó.- Y me duelen los ojos de tanto leer esto y no entender, así que me dormiré.
Miré la portada del libro. Filosofía.
-¿No que eras bueno en eso?
Mike rió.
-Ese era Jesus. Con él lograba entender la materia, sin él para estudiar estoy jodido –se explicó.
Lo miré, extrañado.
-¿Ustedes estudiaban?
-Sí, cuando tú y Jimmy estaban ocupados vendiendo o cuando tú estabas con Sarah y Jimmy con Iris o Stephanie, dependiendo la fecha. En fin, buenas noches.
-Buenas noches.
Dejó el libro a un lado, apagó la linterna y se acomodó en la cama, quedándose dormido. Yo me saqué todo, menos la ropa interior y, consciente de que debería haberme tomado una aspirina para no tener una jaqueca tremenda al día siguiente, me metí a la cama y me dormí.
Sin embargo, cuando desperté, ya pasado mediodía, mi cabeza no dolía. Aparentemente, John elegía muy bien sus licores… O yo, finalmente, me había hecho inmune a las resacas… O mi umbral había subido… En fin, el punto es que me sentía bien. Tan bien que no me demoré nada en ir al baño, ducharme y cambiarme de ropa ahí mismo, para luego comer una tostada que alguien había dejado ahí con un café, correr a mi habitación, tomar a Blue y dirigirme rápidamente a la salida, tomando mis llaves antes de salir (había adquirido el hábito después de una tarde entera afuera de la okupa porque andaba solo y no había nadie dentro), para poder llegar a tiempo a Lookout! Records sin tener que correr…
Y lo logré. Larry, Kain y Tré ya se encontraban ahí. Reí al ver que Tré tenía el pelo verde. No lo veía hacía un buen tiempo. Saludé a todos y Tré se dirigió a la cabina de grabación de inmediato, para sentarse rápidamente en la batería. Les faltaba terminar una sola canción, y luego pasarían al bajo, que, según Larry, solía ser bastante rápido y esperaban empezar hoy mismo con la guitarra.
Y entonces ocurrió: Una epifanía.
Larry lo había dicho varias veces: The Lookouts! iba a separarse en cualquier momento. Y Tré se había quejado varias veces al respecto, que se quedaría sin grupo, que no tendría nada qué hacer. Y yo siempre le había dicho que no faltaría quien se peleara por él, porque tocaba muy bien… Demasiado bien…
Diez minutos después, Tré salió, tras haber tocado la canción y haber tocado cualquier cosa para calentar y hacernos reír. Bueno, hacer reír a Larry y Kain… Porque yo estaba sumido en mis pensamientos.
Y, apenas Kain entró a la cabina y Larry se concentró en los paneles, me acerqué a Tré y lo aparté.
-Tré, acabo de tener la idea más genial que he tenido en años –murmuré.
-¿Vas a aprender a andar en monociclo? –inquirió, un tanto hiperventilado. No pude evitar reírme.- ¿No?
-No… Pero… ¿Te gustaría tocar con Mike y conmigo?
Obviamente, mi amigo dijo que sí.
Así que, tras terminar de grabar la guitarra del disco (terminamos como a las cuatro de la mañana, las voces las grabarían otro día), me despedí de todos y me fui a la okupa, no sin antes haber concretado un ensayo con Tré. Estaba más que feliz. De hecho, mi alegría era tanta que ni siquiera tenía sueño cuando entré a la casa y dejé las llaves en la mesita. Y sin importarme la hora que era, tomé unas monedas que había por ahí, volví a tomar las llaves y salí de la casa, en dirección a la cabina telefónica que había por ahí, para marcar el número que ya tenía más que memorizado para entonces.
-¿Aló? –me preguntó la voz femenina que esperaba. Allá ya debían ser pasadas las seis de la mañana.
-¡Eighty! –saludé, como de costumbre.
Mi pulso se aceleró al escuchar una especie de suave risita.
-¡Billie! ¿Qué haces despierto tan temprano?
-Estoy muy feliz para dormir… Y podría hablar de eso por un rato, pero quiero decirte algo.
-¿Qué pasa?
Y, sin pensar, dije:
-Quiero verte. Estoy… Estoy enamorado de ti.
No sólo era un músico. Era un impulsivo de mierda.

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