Rest One of these days Simple Twist of Fate I'm not tere Suffocate Rotting Suffocate? Dearly beloved Hold On Wake me up when September ends Good Riddance (Ridding of you) Cigarettes and Valentines
Prólogo

miércoles, mayo 04, 2011

Simple Twist of Fate - Chapter ten: I want to hold your hand.


Volvamos al verano de 2009.
Jenny despertó bastante tarde y aturdida aquella calurosa mañana. Tomó una ducha rápida y se vistió con un par de jeans y una polera de tirantes, tras lo cual se ató su cabello en una coleta y bajó al primer piso. Se extrañó al notar que no había nadie en el living, que era donde solían pasar el día Addie y los chicos, sin contar el sótano. Intrigada, se dirigió a la cocina, en cuya mesada encontró una nota en letra de Adrienne.
Salimos con Angie y Jake. Volvemos en la tarde. Cariños, Addie.
Jennifer maldijo: Joey seguía en la casa. Lo más probable era que, aprovechando que sólo estaba la pelirroja, quien podía pasar más que desapercibida, invitara a Cindy y se fueran al cuarto de él y…
-No, no, nunca haría eso –intentó asegurarse a sí misma.
-¿Quién nunca haría qué? –preguntó una voz masculina a sus espaldas.
La adolescente se volteó, para encontrar a Joseph sólo en bóxers. Ambos se sonrojaron.
-Un personaje. Estaba ordenando ideas, por lo que hablaba sola –mintió Jenny. Aunque había algo de verdad: Sí estaba hablando sola.
Joey asintió.
-¿Y los demás? –preguntó, mirando a su alrededor.
-Salieron. Vuelven en la tarde. O eso decía la nota que dejó Addie –respondió Jenny.
El adolescente volvió a asentir.
-O sea que estaremos solos una buena parte del día –musitó él, mientras se servía un vaso de jugo de naranja.
-A menos que tú quieras invitar a Cindy –masculló Jenny, intentando ocultar el desprecio denotado en su voz.
En su interior, Joey dio un salto de júbilo: Jenny parecía algo molesta por la posibilidad de que la rubia apareciese, lo que podía traducir en celos.
-No, hoy día iba a ir de compras con sus amigas –la calmó él, con una pequeña sonrisa-. ¿Tú no invitas a nadie?
Jenny negó.
-Aparte de que no es mi casa, mis amigas están de vacaciones, así que no tengo a nadie a quien invitar –explicó-. Podríamos ver una película o algo, ¿no?
-Me parece bien –comentó él-. Por ahora, desayunemos.
Ambos se sirvieron sus respectivos desayunos y se sentaron a la mesa, donde comieron y conversaron, calmadamente. Luego subieron a sus respectivos cuartos, donde se pusieron sus trajes de baño y se metieron a la piscina, debido al sofocante calor.
-Extraño el invierno –comentó él, flotando en el agua.
-A que en invierno extrañarás el verano –musitó ella, también flotando.
-Probablemente –admitió él. Rieron.
Se quedaron en la piscina un buen rato, intentando no pensar en qué ocurriría si declaraban lo que sentían el uno por el otro. Lo único que ella quería era besarlo, al igual que él quería besarla a ella.
-¿Qué tal si nos vestimos y vamos a un Blockbuster a arrendar algo? –sugirió Joey, rato después, cuando ya tenían los dedos arrugados de estar tanto en el agua.
-Me parece –accedió Jenny.
Salieron de la piscina, se secaron rápidamente, entraron y subieron al segundo piso, donde cada uno se duchó rápidamente (para sacarse el cloro de encima) y se vistió con ropa limpia. Luego, cada uno bajó al living por su cuenta.
-Vamos –dijo Joey, guardando la billetera en el bolsillo lateral de sus jeans-. Y lleva tus llaves, que no encuentro las mías.
Salieron de la casa y comenzaron la larga caminata. Llegaron al local, transpirados y cansados, por lo que se compraron un helado antes de volver a la casa. Además de arrendar tres películas, se compraron seis paquetes de palomitas para microondas, con la intención de guardar para después en la casa. Recién ahí, comenzaron el trayecto de vuelta.
-¿Cómo va todo con Cindy? –preguntó Jenny, ya en la casa.
Joseph dejó las bolsas de palomitas en la mesada de la cocina y las películas en el living, antes de sentarse en un sofá e invitar a Jenny a que se sentara a su lado.
-Me tiene harto –respondió, alegrando muchísimo a Jenny, internamente-. No deja de insinuar que quiere algo más y… bueno, no ha pasado ni un mes desde que estamos juntos y no quiero perder mi virginidad con una suelta cualquiera.
-Lo siento –musitó Jenny, intentando sonar realista.
-No te preocupes –susurró él.
Joey se paró y colocó la primera película: Across the universe.

-¡Deja de babearte por ese tipo! –la regañó Joey, rato después.
-Cuando tú dejes de babear por Lucy –se defendió ella-. Espera… ¿Estás celoso?
Joey se sonrojó levemente.
-Por supuesto que no –contestó él.
Jenny se encogió de hombros y se acomodó en el sofá, mientras Joey la observaba de reojo. Lentamente, tomó la mano de la joven, que descansaba entre ellos, haciendo que ambos se sonrojaran. Jenny lo miró y notó que él tenía, adrede, la vista fija en la pantalla.
-I want to hold your hand –canturreó él, aún sonrosado y mirando fijamente la pantalla.
-Amo tu voz –soltó ella, de la nada, sin poder contenerse.
-Gracias –susurró él.
Silencio.
-Aún no me respondes: ¿Por qué preguntaste si tenía novio? –inquirió Jennifer.
Sintió como su amigo apretaba su mano más firmemente, demostrando sus nervios.
-Porque… -Sintieron el ruido de la puerta al abrirse.- Mierda, ¿por qué siempre me interrumpen?
Joey soltó la mano de Jenny y se paró a ver quién era, seguido de Jenny. Ambos se sorprendieron al ver entrar a Cindy.
-Los dejo solos –masculló Jenny, molesta-. Cualquier cosa, estoy en la cocina.
Joey vio, apenado, cómo la pelirroja salía del living, mientras la rubia sonreía, satisfecha consigo misma y su “plan”.
-Amor, encontré tus llaves en mi cartera –dijo ella, acercándose a él.
-Con que ahí estaban –musitó Joey, arrebatándoselas y guardándoselas en el bolsillo.
-De nada –masculló Cindy, molesta-. Como sea, ¿interrumpo algo?
Imaginarán cómo se sintió Joey, quien llevaba meses esperando el poder estar a solas con Jenny, y, cuando al fin lo lograba, aparecía Cindy y lo arruinaba todo.
-No, nada. Sólo una película con Jenny –mintió el muchacho. Cindy no sólo había interrumpido la película, sino que había interrumpido el cómo sujetaba la mano de la pelirroja. Pero valió la pena para ver el rostro de horror que ponía la hueca… Digo, la actual novia del adolescente.
-¿Solos? ¿Tú y Jenny solos? –inquirió.
-Sí, solos Jenny y yo, viendo Across the universe. –Cindy lo miró atónita.- ¿Qué?
-¿Acaso ella era la amiga por la que sentías algo especial? –inquirió. Él no dijo nada.- Pero… ¿No era yo esa amiga?
Joey estuvo a punto de decirle “cómo se te ocurre que eras tú”, pero se contuvo.
-Lo siento, pero por ella siento cosas que nunca sentiré por ti –confesó.
Cindy lo miró con los ojos llorosos. Sin decir nada más, se alejó de él y caminó al vestíbulo.
-Por cierto, tu “amorcito” está espiando –dijo.
Y se fue.
Joey sonrió, amargamente, y se volteó, para ver como Jenny lo miraba sorprendida desde el umbral de la puerta de la cocina.
-Por eso te pregunté si tenías novio: Me gustas desde entonces –soltó, acercándose a ella-. Y mucho. Quizás demasiado.
Jenny lo miraba atónita, acercándose igualmente.
-¿Por qué nunca dijiste nada? –preguntó ella.
-Te lo iba a decir la otra vez, pero apareció ésta declarándose y pensé “Oh, Jenny no siente nada por mí, así que no pierdo nada” –respondió él-. Ahora, recházame rápido para olvidarme del asunto de una buena vez.
Jenny sonrió y negó, extrañándolo.
-¿Por qué habría de rechazarte? –inquirió, ampliando su sonrisa.
Los ojos de Joey adquirieron un brillo diferente, que los convertía un tanto más verdes de lo usual. Acortaron la distancia.
-¿Hace cuanto? –preguntó.
-Desde que comenzaste a andar con Cindy –admitió ella-. Quizás desde antes, pero ahí me di cuenta.
Joey asintió, a menos de diez centímetros de su rostro. Delicadamente, sujetó la cintura de la joven con sus manos, mientras ella rodeaba su cuello.
Y, como si fuesen guiados en un baile desconocido para ellos, se acercaron lentamente y encontraron sus labios en aquel beso.

Pasaron lo que quedaba del día abrazados en el sofá, besándose de tanto. Vieron Across the universe y otra película más, antes de que el sueño venciese a Jenny y se quedara dormida sobre el hombro de Joey, quien apagó el televisor, la acomodó, se acomodó y se durmió, por varias horas. Habrían pasado la noche ahí, de no ser por la llegada de Adrienne, Ángela y Jakob.
Addie sonrió al ver a ambos adolescentes dormir abrazados. Prefirió no despertarlos… Mas Angie lo hizo de todos modos, ya que comenzó a llorar. Tanto Jennifer como Joseph despertaron sobresaltados.
-Gracias a Dios que terminaste con Cindy –musitó Addie-. Pero pobre de ti –señaló a Jenny- que seas peor que ella.
Joey miró a su madre, con una pequeña sonrisa.
-Es imposible que sea peor que ella, siendo que es perfecta –dijo, sonrojando a Jenny y alegrando a su madre.

En más de diez años, Joey no había cambiado la opinión de su amada.

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