Rest One of these days Simple Twist of Fate I'm not tere Suffocate Rotting Suffocate? Dearly beloved Hold On Wake me up when September ends Good Riddance (Ridding of you) Cigarettes and Valentines
Prólogo

sábado, mayo 07, 2011

Simple Twist of Fate - Chapter seventy: God.


~ Pero de todos estos amigos y amores, no hay ninguno que se compare a ti. Y estas memorias pierden su significado cuando pienso en el amor como algo nuevo. Aunque sé que nunca perderé el afecto por gente y cosas que se fueron antes, sé que frecuentemente me detendré y pensaré en ellos… En mi vida, te amo más.
IN MY LIFE – THE BEATLES.

~ Y así queridos amigos, ustedes tendrán que continuar. El sueño ha acabado.
GOD – JOHN LENNON

-Mami, ¿a dónde vamos? –le preguntaba Jack a Jenny, extrañado de que la mujer lo estuviera vistiendo con sus ropas más oscuras, al igual que le había extrañado el verla llorar en secreto casi todos los días de esa semana.
-Al funeral del abuelito –respondió ella, intentando contener las lágrimas.
El niño la miró sin comprender.
-¿Qué es un funeral? –inquirió, curioso.
La mujer cerró los ojos y suspiró, pensando en cómo responder.
-Un funeral es lo que se hace cuando un ser querido ya no está con nosotros –explicó-. Todos sus familiares, amigos y conocidos se juntan para decir cosas lindas de la persona y comenzar a acostumbrarse a que esa persona no está más.
-Ah...
El timbre sonó. La mujer tomó a su hijo en brazos y bajó con él al primer piso, donde encontró a Joey abriéndole la puerta a Mike y Tré. Sonrió brevemente al verlos vestidos íntegramente de blanco.
-Como grupo teníamos un trato –comenzó a explicar Tré al notar las extrañadas miradas que Joey y Jenny les lanzaban-. Al funeral de Billie se iba de blanco, al de Mike de azul y al mío vestidos de mujeres.
-Con algo de suerte muero yo primero que tú –ironizó Mike. Suspiró-. ¿Cómo lo están tomando?
Jenny dejó a Jack en el suelo, para que corriera libremente hacia Tré, quien lo tomó en brazos y lo subió en su espalda, a la vez que Mike tomaba a Jess, quien se había bajado de los brazos de su padre.
-Ellos están bien –musitó Jenny, señalando a sus hijos-. Nosotros...
-Nosotros lo estaremos –acabó Joey.
Sin más, salieron de la casa y se subieron al jeep de Tré, auto en el que se irían al cementerio, donde Addie y los demás ya los esperaban. No había habido velorio, porque tampoco había cuerpo; el guitarrista había dicho varias veces que no quería ser enterrado, sino que cremado, por lo que Adrienne, respetando sus deseos, lo mandó a cremar apenas liberaron el cuerpo de las autopsias, negándose rotundamente a ver el pálido cadáver de su marido; tal como Jenny le había sugerido, prefería aferrarse al Billie de sus recuerdos.
Llegaron al lugar a la media hora. Bajaron del vehículo y, lentamente, comenzaron la caminata al sitio en que iban a enterrar el ataúd.
Ustedes dirán “si no hay cuerpo, ¿qué están enterrando?”. Bastante simple: Varias pertenencias del guitarrista y varias cosas que sus seres queridos querían que él tuviera consigo en la “mejor vida”. En fin, el punto es que llegaron al lugar del funeral, donde Adrienne corrió hacia a ellos, a abrazarlos. Luego, todos se sentaron a oír a un cura hablar de la vida después de la muerte y demás. Pero Jenny no lo escuchaba. Estaba muy ocupada viendo quiénes habían ido.
Se sorprendió al encontrarse no sólo con parientes de Billie, sino que también que con fans, todos vestidos de negro y con la tristeza muy marcada en sus rostros. Pero de quien más se sorprendió de ver fue a su padre, de pié a varios metros de ellos. El hombre le dedicó una sonrisa al notar que ella lo estaba mirando, sonrisa que ella, milagrosamente, logró devolver.
Luego del cura, quienes subieron a hablar fueron Mike y Tré, quienes lograron sacar varias risas y sonrisas del público al recordar los momentos más cómicos del guitarrista.
Después subió Joey, seguido de Addie...
Y después le tocó a ella.
-Billie... Billie era el mejor amigo que cualquiera podía llegar a tener –comenzó ella-. Siempre estaba ahí para ti, siempre te iba a apoyar y siempre tenía algún consejo que dar. Me apoyó cuando me fui de la casa de mis padres, me ofreció un lugar... Mejor dicho, me forzó a que me quedara –se corrigió ella, con una sonrisa, intentando, por enésima vez aquel día, contener las lágrimas-. Fue un padre, un amigo y un hermano para mí y, honestamente, espero que esté en un lugar mejor, porque se lo merece.
Sin más, bajó del estrado en el que estaba y se dirigió a su lugar...
Y lo pasó de largo, cabizbaja. No podía estar sentada, necesitaba caminar, necesitaba respirar, necesitaba llorar... Necesitaba sentir, lo que fuera, cosa que no podía hacer con más gente a su alrededor.
-Jenny, ¡espera! –le gritó una voz masculina a sus espaldas, alcanzándola, voz que reconoció al instante. Se volteó.
-¿Qué pasa, papá? –preguntó ella, en un susurro, tras respirar profundamente.
-¿Cómo estás? –le preguntó él, delicadamente, acercándose- Mejor dicho, ¿qué tan mal estás?
Ella sonrió, amargamente.
-He estado mejor –murmuró-. Estaré bien...
John la miró y, sin saber muy bien lo que hacía, la abrazó, logrando que se sintiera, por primera vez en muchos días, confortada.
-Gracias –susurró ella, con más lágrimas en sus ojos.
-De nada, hija –musitó él, separándose-. Y tu esposo viene hacia acá, así que mejor me voy...
Sin más, se alejó de vuelta al funeral, dejando a Jenny sola quien se volteó hacia Joey, quien también tenía unas cuantas lágrimas en sus ojos. Ella lo abrazó.
-¿Con quién estabas? –le preguntó él, extrañado.
Jenny sonrió, levemente.
-Con mi padre –musitó-. Y tengo algo que decirte.
-¿Qué? –preguntó él, extrañado.
Ella se separó levemente de él, mirándolo fijamente a los ojos.
-Estoy embarazada –susurró, con una sonrisa-. Me olvidé del anticonceptivo este mes...
Los ojos castaños de Joey adquirieron un brillo un tanto más verde de lo usual, a la vez que una sonrisa (muy parecida a la que Billie ponía cuando ella le decía que lo amaba) aparecía en su rostro.
-¿Estás segura? –preguntó.
Jenny asintió.
No se dio cuenta cómo, pero, repentinamente, se encontraba entre los brazos de su marido, quien la besaba. Ella le devolvió el beso, tras lo que se separó de él, lentamente, ignorando la culpa.
-¿Sabes? Creo que es hora que conozcas a mi padre –dijo ella, tomándole la mano.
-No es mala idea, teniendo en cuenta que llevamos casados unos seis años y que vas a tener su tercer nieto –ironizó Joey.
-¡Cállate!
Tomados de la mano, corrieron hacia el mayor, al mismo tiempo que la gente se iba del funeral, al mismo tiempo que por los parlantes sonaba la voz del guitarrista, voz que la mujer intentaba ignorar lo más posible, sin conseguirlo.
-Dios es un concepto por el cual podemos medir nuestro amor. Lo diré de nuevo: Dios es un concepto por el cual podemos medir nuestro amor. No creo en magia, no creo en I-ching, no creo en la biblia, no creo en el tarot, no creo en Hitler, no creo en Jimmy, no creo en Bush, no creo en Buddha, no creo en el mantra, no creo en Gita, no creo en yoga, no creo en presidentes, no creo en los Ramones, no creo en los Misfits, no creo en Green Day... Sólo creo en ti... En ti y en mí... Y esa es la realidad.
Jenny siguió corriendo con Joey a su lado, intentando ignorar la sensación que la embargaba el saber que esa canción se encontraba en la cinta que Billie había dejado con su nombre, junto a In my life... Y esa era la cinta que él le había dedicado antes de morir. Cinta en la que, canción tras canción, él le indicaba que debía seguir con su vida.
-Mi historia ha acabado, ¿qué puedo decir? Mi historia ha acabado. Ayer era el soñador, ahora no lo soy. Era Holden, pero ahora soy Billie. Y por eso, queridos amigos, ustedes tienen que continuar. Mi historia ha acabado...

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