Rest One of these days Simple Twist of Fate I'm not tere Suffocate Rotting Suffocate? Dearly beloved Hold On Wake me up when September ends Good Riddance (Ridding of you) Cigarettes and Valentines
Prólogo

domingo, junio 19, 2011

Dearly Beloved - Capítulo 7: Reencuentro y recuerdos.

No podía creer que el hombre con quien me había encontrado en la calle, con quien casi me besé, fuese Mike. Estaba tan cambiado que me resultaba imposible reconocerlo.
            La última vez que lo vi tenía el cabello castaño, estaba mucho más delgado, usaba ropa de color y me miraba con verdadero amor. Ahora tenía el cabello rubio claro, parado en todas direcciones, estaba un poco menos delgado y andaba íntegramente de negro, mirándome con verdadera sorpresa y algo más que no logré reconocer.
-Bueno, salúdense -dijo Billie, mirándonos extrañado.
            Maldije en mi mente. Tendría buenas intenciones, pero Billie sólo estaba complicando más las cosas. No tenía idea el porque me sentía tan incómoda al darle ese torpe beso en la mejilla, después de todo lo nuestro fue sólo una cosa de adolescentes, ¿no?
-¿Cómo estás? -pregunté con un tono que, afortunadamente, salió bastante realista.
-Bien ¿y tú? -preguntó él, con alegría. Yo no era capaz de encontrar falsedad en su voz. Quizás yo era la única que tomaba todo esto en serio.
-Bien igual -contesté.
            Volvimos al living de Billie Joe, junto a Tré. Reanudamos nuestra interrumpida conversación y comenzaron contar la historia de su banda y sus familias, en una forma bastante resumida.

            Ellos eran Sweet Children, eso yo lo recordaba. Habían conseguido un contrato con un tal Lawrence Livermore. Sin embargo, luego de su primer gran éxito, John decidió irse a estudiar, por lo que se quedaron sin baterista. Estuvieron un buen tiempo buscando un buen baterista (“montones, ninguno bueno” era el comentario de Billie). Sin embargo, fue Livermore quien les recordó acerca de Tré, quien tocaba en The Lookouts desde los doce años. Así fue como se cambiaron el nombre y Tré se integró a Green Day. Sacaron varios discos. Fue ahí cuando Billie conoció a Adrienne. Se casaron el ’94, al día siguiente supieron que ella estaba embarazada. Tré igual se casó, al igual que Mike. Los tres tuvieron hijos: Joseph, Ramona y Estelle. Luego Billie y Addie tuvieron otro hijo, llamado Jakob, mientras que Tré y Mike se divorciaban. Tras eso, Tré volvió a casarse y tuvo otro hijo, Frankito. Más tarde, hace sólo 3 años, Mike se casó. Se separaron de inmediato.


            Billie y Tré le contaron toda nuestra historia a Denisse. Sin embargo, yo casi ni participé. Luego fue su turno de contarnos todo. Estudió leyes, conoció a un sujeto, se casó con el sujeto y se separaron. Nunca mencionó el porque. Si fue decisión del sujeto, no puedo evitar pensar que estaba loco al dejarla. Si fue decisión de ella... bueno, existía un poco más de probabilidades de que aún sintiese algo por mí. Pero no... Hablaba con completa naturalidad, no le importaba un comino que yo estuviese ahí. Tomaba nuestra relación tal como debíamos: como una relación de adolescentes. Yo era el único estúpido que se lo tomaba realmente en serio.
            Aún así, hay algo que nunca especificó: ¿Por qué se fue? ¿Por qué se había ido hace dieciocho años? ¿Por qué me había abandonado? Bueno, esa respuesta me la sabía, seguía arrepentido de ello. ¿Y si no fue eso?
            Seguimos hablando. Por obligación, me vi hablando con ella. Si no lo hacíamos, Billie Joe comenzaría a sospechar. Tré no tanto... él sabía que ésta situación era bastante incómoda y estresante para mí. Era el único en el mundo que sabía acerca de mi relación con Denisse... Gracias al cielo...

Febrero - 1988
            Al día siguiente de la noche en la que se dio inicio a nuestra relación, fui a visitar a Denisse nuevamente. Sin embargo, no podíamos estar juntos durante mucho rato: Sus padres le tenían prohibida las llegadas después de las cinco treinta de la tarde los días domingos. Ella lo encontraba estresante, mientras yo lo encontraba simplemente absurdo. Nos dirigimos a un parque que no era muy recurrido, por el cual ninguno de nuestros amigos pasaba. Hacía bastante frío, por lo que estaba prácticamente vacío y con Den nos sentamos bajo un árbol. Disfrutamos bastante rato, hasta las cinco veinte, hora en la que ella debía emprender el camino a su hogar para llegar a tiempo. Tristemente, me despedí y me dirigí donde Billie, para que no pareciese sospechosa mi desaparición a lo largo de todo el día.
            Llegué a casa de Billie y fui recibido por Ollie Armstrong. Ella me dijo que Billie se encontraba en el garaje. Le agradecí la información y fui hacia allá.
-¿Dónde andabas? -me preguntó mi amigo, curioso.
-Por ahí, caminando -contesté, distraídamente, tomando mi bajo. Solía dejarlo ahí.
            Me miró suspicazmente. ¿En qué pensaría?
-Me he estado preguntando... ¿Ocurre algo entre tú y Den? -preguntó él, repentinamente, un tanto incómodo.
            Tengo que admitir que esas palabras me ocasionaron un escalofrío. No sabía que decir. Estuve apunto de confesarlo todo, pero recordé nuestro pacto: Ni una palabra a nadie.
-¿Qué? ¡De ningún modo! -mentí descaradamente-. ¿Por qué la pregunta?
-No, no, por nada -dijo Billie, encogiéndose de hombros-. Es sólo que como terminaste con Juliet... Bueno, ustedes dos podrían tener una oportunidad, juntos.
            Oculte mi temor, preguntándome si realmente nos habría visto. No lo creía probable.
-Créeme, no siento nada por ella -dije, intentando espantar esa horrible punzada de culpa que me estaba dando en ese instante.
-Ok... -dijo él, volviendo a su sonrisa, aunque se veía un tanto forzada-. En todo caso, tengo algo que mostrarte.
-¿Ah sí? ¿Qué? -pregunté, con curiosidad, alegre de tener un tema para distraernos.
            Se dio vuelta y tomó un cuaderno. Lo reconocí como el cuaderno de lenguaje. Recordé que había una tarea pendiente por hacer... bueno, lo haría más tarde. Billie lo abrió y comenzó a hojear y llegó a una hoja escrita con muchos tachones. Me pasó el cuaderno y empecé a leer. Parecía ser una canción... efectivamente, había acordes sobre las palabras.
-Why do you want him... nunca había oído de esta canción -comenté, al leer el título.
-Eso es porque yo la hice -dijo él, con orgullo-.
            Lo miré asombrado. Comencé a leer la letra. Era perfecta.
-Es... excelente -dije, falto de palabras. No había ningún adjetivo que le viniese a ese trozo de papel-. ¿Cómo se te ocurrió?
-Dile gracias al novio de mamá -dijo Billie, con claro disgusto en su rostro-. En todo caso, tengo una propuesta que hacerte.
            Ok, ahora estaba realmente intrigado. ¿Sería...? No, no creía que fuese eso... Lo insté a seguir.
-¿Qué te parece si hacemos un grupo? Tú al bajo, yo a la guitarra y conseguimos a alguien para la batería y para la voz -propuso él, con alegría.
            Sí. Eso era. Era justo en lo que yo pensaba.
-Sabes muy bien que me encantaría -dije con alegría y emoción-. Pero... hay un único problema
-¿Cuál?
            Sabía lo que vendría si decía lo que seguía, pero no me interesaba. Tenía que hacerlo. Era la única forma de que esto funcionase.
-Que no necesitamos otra voz. Tú puedes hacerlo -le dije.
            La alegría se borró de su cara. Yo lo sabía muy bien: Él no quería hacerlo. Cuando más pequeño cantaba, pero ahora no lo apasionaba mucho que digamos. Según él, había mejores cantantes. Quizás fuese cierto, pero en mi opinión, si son sus letras, él debía cantar.
-No y lo sabes -dijo él, molesto por mi comentario.
-¡Vamos Billie! -exclamé. Me aburrí de contenerme, hora de hacerlo entrar en razón-. Sé que una parte de ti ama cantar, ¡déjala salir! Además, son tus letras, tus pensamientos, tus emociones. ¡Tú eres el único que debería cantárselas al mundo!
            Él seguía negando. Continué.
-Mira, tú sabes que cantas bien, te gusta hacerlo, te gusta expresarte y podrás tocar la guitarra de todos modos. ¿En qué topas para hacerlo?
-No quiero hacerlo, Mike -me dijo, aún negando-. No soy capaz.
-¿No eres capaz de esto y eres capaz de venderle marihuana a medio mundo bajo las narices de los profesores y demás? -pregunté, incrédulo. Recordé algo más-: Además, tu vida es la música, vives de ella y la creas. No hay nada más que puedas o quiera hacer. Lo mejor que puedes hacer es mostrársela tú mismo a todos, ¿no?
            Tenía la sensación de que ya había dicho ese argumento antes, pero no me importó. Insistí un buen rato más, mientras él se rehusaba. Seguí insistiendo y, finalmente, estalló.
-¡Entiende que no quiero! Me da vergüenza, no soy capaz, no quiero hacerlo. ¡Sólo quiero tocar la guitarra, no quiero llamar la atención! -exclamó-. Sí, me gusta cantar, pero a la gente no le gustará.
-Que sí... ¿Cómo en el Gilman? Hay sujetos que cantan fatal, pero la gente los escucha por sus letras. Tú tienes algo que decir, ¡sólo hazlo! -solté.
            Se mordió el labio inferior, pensando. Se veía nervioso.
-Si acepto... ¿Formamos al grupo?
-Sí, y yo consigo a un baterista si tenemos éxito -dije.
            Lentamente asintió.

Noviembre - 2007
            Nos quedamos en casa de Billie Joe un rato más. Mike se veía inmutable y Tré era bastante simpático. Billie seguía siendo el de siempre. Hacía tiempo que no hablaba tanto con alguien y, para lo poco que hablé, era algo. No podía recordar ningún momento reciente en el que hubiese hablado de algo que me interesase. A las siete, me fui, de vuelta a casa de mi madre. Me despedí de todos con un beso en la mejilla y me fui caminando, pensando.
            Tomé una vuelta más larga de lo usual, para tener tiempo de organizar mi cabeza. Seguía sin creer que me los hubiese encontrado y que todo en sus vidas parecía ir bien. Dios, que envidia.
            Pero había algo que intrigaba mi mente y memoria. Estaba segura de haber visto a Tré antes, pese a nunca haber hablado con él. ¿Dónde habría sido? ¿Acaso había tenido noticias de Green Day? ¿Acaso había oído hablar de ellos antes? ¿Qué tan mal había quedado para no lograr reconocerlos?

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