Sé que no es verdad, sé que no es verdad. El amor es sólo una mentira, hecha para hacerte sufrir. El amor duele
LOVE HURTS – ROD STEWART
Era una noche de enero del 2010. Aquella noche, Jenny era la que estaba a cargo de la casa, debido a que Addie había ido a una fiesta de Adeline y no volvería esa noche. Sin embargo, lo único de lo que tenía que encargarse, era que Angie durmiera tranquilamente, ya que Jake había decidido pasar la noche en el estudio y Joey era lo suficientemente mayor como para cuidarse solo.
Una vez que Angie se quedó dormida, Jenny decidió que, lo mejor en aquella noche de frío, era meterse a su cama y leer algo tranquilamente. Sin embargo, tras leer unos cinco capítulos, se dio cuenta que estaba tiritando demasiado, por lo que decidió ir a buscar otra frazada para su cama.
-Genial, no tengo idea dónde las guarda Addie –musitó, al darse cuenta de que no tenía ninguna frazada en su armario-. ¿Cómo mierda lo hice el invierno pasado? Ah, el invierno pasado estuve en Londres.
Suspirando, salió de su habitación, para encontrarse en un pasillo más helado. Maldijo entre dientes y se dirigió al cuarto de su novio, para ver si él estaba ahí o si estaba en el estudio.
-Amor, ¿qué haces aquí? –preguntó él, extrañado, levantando la vista de una Rolling Stone que leía.
-¿Sabes dónde están las frazadas? –preguntó ella.
-No, ¿por qué? –preguntó él. Ahí se percató de que ella tiritaba levemente- ¿Tan friolenta eres? El año pasado era más helado…
-El año pasado no estuve aquí –masculló ella, molesta, mientras él se salía de la cama y se acercaba a ella-. ¿En serio hizo más frío?
-Sí, lo siento –dijo él, abrazándola-. ¿Se te quita un poco?
En ese instante, Jenny se sentía en el paraíso.
-Sí, bastante –musitó, honestamente-. Gracias.
-Cuando quieras –dijo él, apoyando su frente con la de ella.
Lentamente, la besó, de un modo bastante tierno.
-Si quieres duermes aquí –sugirió él-. Así no pasas frío. –Ella alzó una ceja.- ¿Qué? Mamá no está, papá tampoco, Jake está abajo… ¿Qué tiene?
Jenny sonrió.
-De acuerdo –accedió.
Joey volvió a besarla y la tomó en brazos, haciendo que riera. La dejó en su lado de la cama, él dio la vuelta, se metió a su lado, los cubrió a ambos con las mantas y la abrazó. Ella sonrió y lo abrazó de vuelta, acomodándose a su lado, ante lo que él comenzó a besarle la frente, suavemente.
-Te amo –susurró ella, de la nada.
-Yo más –dijo él.
-No, yo…
No pudo terminar, ya que él la besó en los labios, intensamente, causando que su rostro se enrojeciera bastante.
-Claro, para eso no más me querías aquí –susurró ella, riendo. Luego se percató de que su novio realmente estaba avergonzado-. Lo siento.
-No te preocupes –dijo Joey, separándose un poco.
Ella lo miró a los ojos y lo besó, demostrándole que estaba bien, lo que le sacó una sonrisa al adolescente.
Lentamente, Joey comenzó a ponerse sobre ella.
-¿Sabes? Cuando dijiste que en invierno extrañaría el verano… -la besó nuevamente- Te equivocabas.
Ella sonrió.
Sin embargo, diez años después, ese momento no importaba.
-¡¿Por qué?! –inquiría Jenny, aún sorprendida por la confesión de su esposo.
-Porque… Mierda, no hay un porqué, simplemente pasó. No quería, lo juro –respondió-. Te amo, más que nada en el mundo, no sé porqué lo hice…
-Joey, juramos nunca hacernos esto –dijo ella, con unas cuantas lágrimas en sus ojos-. Tú más que yo…
-No quería, lo juro, no volverá a pasar –farfulló él.
-¿Cómo se llama? –preguntó ella. Él no contestó- Mierda, dime ¡¿cómo se llama?!
-Cindy –soltó-. Trabaja en la disquera.
Ella lo miró, atónita. Se puso sus zapatillas y, sin decir nada más, salió. Se subió a su auto y se fue, sin importarle el cómo Joey corría tras ella.
Al mismo tiempo, para celebrar la finalización del nuevo disco y de la pronta gira, Billie, Mike y Tré decidieron ir a un bar.
-Nada de cositas raras, ¿me oíste? –le decía Mike a Tré, en broma.
-Sabes que soy fiel a Brian –se defendió Tré, sacándoles risas a sus amigos.
Se sentaron en la barra, pidieron tres cervezas (“partamos con algo suave hoy” fue el comentario de Mike al barman) y comenzaron a conversar tranquilamente.
Sin embargo, la concentración de Billie no se centraba en la conversación, sino que se encontraba dividida entre la conversación y una mujer que bebía en la barra. Una mujer pelirroja.
-¿Billie? –le preguntó Mike, extrañado de verlo mirando fijamente a la mujer del otro lado de la barra.
-Es Jenny –dijo, seguro de sus palabras, parándose.
-¿Qué? –inquirió Mike.
-Billie, ¿qué mierda estaría haciendo Jenny en un bar? –preguntó Tré, extrañado.
-Eso es lo que voy a averiguar –dijo el guitarrista, tomando su trago.
-¿Algo más, señorita? –le preguntaba el barman, cuando ella dejaba vacío su tercer vaso.
-Un tequila –masculló Jenny.
Había dado unas cuantas vueltas antes de decidirse por ir a aquel bar a ahogar las penas. Quedaba cerca del departamento, por lo que había dejado el auto ahí.
-Uno para mí también –dijo un hombre a su lado, hombre cuya voz reconoció al instante. Jenny suspiró-. ¿Qué haces por aquí, Jenny?
-Nada que tú no hayas hecho, Holden –musitó. Él la miró, intrigado-. Joey… Joey se estaba acostando con otra, así que estoy ahogando penas.
Billie la miró, atónito.
-¿Estás segura? –inquirió.
-Sí, él mismo me lo dijo. –El barman les pasó sus tragos. Jenny tomó un sorbo del suyo de inmediato-. El amor duele… Y lo peor es que voy a perdonarlo.
Billie suspiró.
-No lo perdones si no estás segura de lo que sientes –la aconsejó.
Ella sonrió, amargamente.
-Terriblemente, lo amo. Así que no puedo simplemente irme. –Suspiró, nuevamente.- Acabo de entender a Addie.
Billie sonrió, del mismo modo.
-Por el amor… –dijo él, alzando su vaso.
-… Que duele como la mierda –añadió ella.
Y brindaron.
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