Rest One of these days Simple Twist of Fate I'm not tere Suffocate Rotting Suffocate? Dearly beloved Hold On Wake me up when September ends Good Riddance (Ridding of you) Cigarettes and Valentines
Prólogo

sábado, mayo 07, 2011

Simple Twist of Fate - Chapter fifty-six: The one he wants.


Decir que estaba impaciente era decir poco. Al fin conocería al misterioso hombre que intentaba darle caza, misterioso hombre que finalmente había cumplido su cometido: Acabar con él para siempre.
¿Cómo sería? ¿Alto o bajo? ¿Gordo o flaco? ¿Moreno o pálido? ¿Joven o viejo?
Nervioso como estaba, sacó otro cigarrillo, en un intento de calmarse un poco. No tenía miedo de morir, sólo le preocupaba que fuese muy doloroso. Si había algo que no podía tolerar era el dolor prolongado.
Estaba terminando su cigarrillo cuando sintió pasos provenientes del primer piso. Apagó la colilla de inmediato y tomó la guitarra, para fingir que estaba haciendo algo antes de la llegada del hombre.
-Te traje algo de droga por si acaso –masculló la voz, acercándose.
Kurt se sorprendió. La voz del sujeto no era áspera y ronca como se la esperaba. Es más: Ni siquiera era del todo madura. Extrañado, dejó la guitarra de lado y se puso de pié, al mismo tiempo que la puerta se abría.
Se sorprendió al ver ahí a un sujeto que parecía haber cumplido los veinte años recientemente. Tenía el cabello castaño oscuro, al igual que sus ojos y era bastante delgado, pese a tener unos cuantos músculos más desarrollados en los brazos. En su mano derecha llevaba un maletín, de color negro.
Involuntariamente, Kurt comenzó a reír. El tipo lo miró molesto.
-Ya, sé que no soy tan amenazante en persona, pero no me reiría así tampoco –murmuró, entrando y cerrando la puerta tras de sí-. ¿Qué hiciste con Grohl?
-Le dije que no se entrometiera –contestó Kurt, tras lo que soltó otra carcajada nerviosa-. No puedo creer que tú seas quien me está persiguiendo hace tanto tiempo. ¿Qué edad tienes? ¿Veintiuno?
Él lo miró con rabia.
-Diecinueve –murmuró-. Pero eso no importa ahora, necesito que estés drogado.
Kurt negó.
-Me mato yo si quieres, pero drogado no voy a estar –masculló. Le echó otra mirada al sujeto-. Nombraste a Hendrix para amenazarme, ¿cómo pudiste haberlo matado si no habías nacido?
El sujeto sonrió, levemente.
-A él no lo maté yo, lo mató mi padre –musitó-. Ahora está demasiado viejo para seguir él, así que me encargó que acabara contigo. Se suponía que ibas a ser más fácil que los anteriores, pero he de admitir que jugaste bien en un principio. No contestando, ignorando las amenazas… Todos se asustaban.
Kurt también sonrió.
-Eso es porque no le temo a morir –susurró-. ¿Cómo te llamas?
-Hal –respondió el menor, en un tono bajo de voz-. ¿Quieres empezar de inmediato o quieres conversar un poco?
El guitarrista pensó en decirle que quería acabar con todo de una vez, pero, por una vez, prefirió acallar sus instintos. Suspirando, tiró de una silla y se sentó en ella, con las piernas rodeando el respaldo.
-Quiero saberlo todo –murmuró.
-¿Cuál de todos los todos? –preguntó Hal, sentándose en el sofá que quedaba encarándolo.
Kurt sonrió brevemente.
-El todo de porqué yo.


De todos los viajes en avión que había hecho en su vida, Jenny nunca había encontrado uno tan corto como el viaje entre Australia y Oakland. Lo más lento fue la salida del aeropuerto, debido a la multitud de fans que esperaban a los chicos, mas eso sólo los retrasó media hora en llegar la van que los llevaría a sus hogares.
-Esto va a ser raro –susurraba Billie, sacándola de su ensimismamiento.
-Así es –murmuró ella, mirando por la ventana del vehículo. Suspirando, apoyó su cabeza en el hombro del hombre. Mike y Tré ya se habían bajado, por lo que sólo quedaban ellos en la parte trasera de la van-. Extrañaré esto…
-No más que yo –susurró él, mirándola a los ojos.
Tras asegurarse que ni Rob ni el conductor estaban mirando hacia la parte trasera del vehículo, acercó sus labios a la pelirroja, dándole un largo beso, el último que tendrían por varios días.
-Te amo –susurró ella-. Y tenemos que ver qué hacer con eso.
Él sonrió levemente, tras lo que le acarició la mejilla suavemente, con el dorso de su mano.
-Estoy dispuesto a dejar a Addie por ti –susurró, mirándola con sus ojos verdes brillando intensamente.
Jennifer sintió cómo el pulso se le aceleraba casi de inmediato, al igual que su respiración. ¿Había escuchado bien? ¿Acaso era ella la única a quién el quería para estar el resto de su vida?
-Q… ¿Qué dijiste? –inquirió ella, en un hilo de voz. Agradecía estar sentada.
-Algo me dice que no tenía que habértelo dicho –farfulló él, más para sí mismo que para la mujer que tenía a su lado-. Estoy más que dispuesto a dejar a Addie para estar contigo. Te amo, demasiado. Más que a Addie.
Jenny negó, demasiado anonadada.
-Si hacemos eso, no podrás volver a hablar con J…
-Lo superará –la interrumpió él, serio-. No te pido que me digas que dejarás a Joey por mí, sólo quiero que sepas que la opción está sobre la mesa. Aunque… -Hizo una mueca.- Es mejor esperar a que todo este lío del psicópata que nos quiere muertos termine.
Ella asintió, aún aturdida.
-¿Estás molesta porque te lo dije? –preguntó él, arrepentido de haber hablado.
-No, no… Sólo… No sé qué decir –dijo ella, atropelladamente-. Quiero decir… No estoy segura de si te amo más a ti o a Joey.
-Lo sé –susurró él, cabizbajo-. Sólo quería que lo tuvieras en cuenta.
Jenny suspiró.
-Alguna vez nos tocará estar juntos –murmuró ella.
La van se detuvo, sorprendiéndolos. No se habían dado cuenta lo mucho que había avanzado el vehículo. Suspirando, Billie tomó sus cosas.
-Haré que Addie los invite a almorzar un día de estos –susurró él, con una pequeña sonrisa-. Al menos podremos hablar como “amigos”.
-Algo es algo –musitó ella.
Silencio.
-Te besaría, pero sólo haría esto más difícil –murmuró Billie, en su oído, tras lo que le dio un beso en la mejilla-. Adiós.
-Adiós –se despidió ella.
Sin más, él bajó del auto, dejándola sola en la van. Suspirando, se recostó a lo largo del asiento, pensativa.
Billie estaba dispuesto a sacrificar todo por ella. Es más, la amaba más que Adrienne, lo que era todo un logro. Se acomodó…
¿Era capaz de abandonar todo por Billie? ¿O Joey era lo suficientemente importante para ella como para evitarle el sufrimiento lo más posible?
-Bueno… Cuando lo vea sabré lo que siento –musitó.
Con cavilaciones similares pasaron los diez minutos que la separaban de la casa, los diez minutos más cortos de su vida. Tras suspirar y rogar por ser capaz de mentir mejor que lo que Billie Joe mentía, bajó del vehículo.

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