Rest One of these days Simple Twist of Fate I'm not tere Suffocate Rotting Suffocate? Dearly beloved Hold On Wake me up when September ends Good Riddance (Ridding of you) Cigarettes and Valentines
Prólogo

sábado, mayo 07, 2011

Simple Twist of Fate - Chapter fifty-five: We're going home again.


El camino de vuelta al hotel lo hicieron en silencio. Ambos tenían demasiadas cosas en las que pensar. Realmente había una posibilidad para salvarse... pero era casi imposible...
-Lo lograremos –murmuró Billie, rompiendo el silencio, ya estacionando el vehículo en el subterráneo-. Viviremos...
Miró a la pelirroja a los ojos, quien le devolvió la mirada, sin ocultar su desesperanza. Él suspiró y acercó su mano derecha al rostro de ella, para acariciárselo.
-Te amo, y no dejaré que nada te pase –susurró él, con un tono honesto de voz.
-No es de mí de quien me preocupo –musitó ella, poniendo su mano sobre la mano del hombre-. No quiero que te pase nada...
-Y nada me pasará. Estaremos bien –le aseguró-. Sólo tenemos que hacer todo lo que Jim nos dijo que hiciéramos.
Ella suspiró.
-Espero que tengas razón.
Billie sonrió, tristemente, tras lo que acortó la distancia y la besó, dulcemente.
-En esto la tengo –dijo él, firmemente, apenas separándose de ella-. Lo sé.
Le dio otro beso, después del cual ambos se bajaron del vehículo. Debían volver a la suite para luego dirigirse a sus respectivas obligaciones.
-¿Dormirás en tu suite o en la nuestra? –le preguntaba Billie, ya bajándose del ascensor en el piso de ambas suites.
Ella fingió pensárselo.
-¿Puedo dormir contigo? –susurró.
Billie sonrió.
-Eso no se pregunta –murmuró él-. ¿Llegas tú primero o yo?
Jenny negó.
-No tengo idea. ¿Nos encontramos en tu cuarto? –respondió y preguntó.
-Sí, será lo mejor –musitó él, pensativo-. Bueno, suerte en tu conferencia de prensa.
-Y suerte en tu entrevista.
Se dieron un largo beso y luego cada uno se dirigió a su suite.

Jenny volvió al hotel a eso de las once de la noche. La conferencia se había alargado bastante. Se preguntaba cuánto les faltaría a los chicos para llegar, ya que encontró la suite de ellos totalmente a oscuras. Suspirando, se dirigió al cuarto del guitarrista…
Se sorprendió al no sólo encontrarlo vacío, sino que lleno de velas. Anonadada, se dirigió a la cama, en cuyo borde se sentó.
-¿Billie? –preguntó ella, intentando que la voz le saliera firme. La emoción era mucha.
-Cierra los ojos –pidió la voz del guitarrista, desde el baño.
-De acuerdo –accedió ella.
Cerró los ojos y esperó a que algún sonido delatara la presencia de Billie.
Sin embargo, o él era muy silencioso, o ella era muy sorda, porque, sin haber sentido cómo llegaba antes, sintió un par de labios apegados a los suyos, labios que reconocería en cualquier parte. Le devolvió el beso, intensamente, tras lo que él se separó un poco de ella.
-Ahora los puedes abrir –susurró.
La pelirroja obedeció. Sonrió al notar que el guitarrista no sólo andaba con la ropa de siempre, sino que también andaba con al capa y la corona de sus conciertos.
-¿Cómo…? –comenzó ella.
-Brian me dijo que tenías una cara bastante pervertida cuando tocamos King for a day –se explicó, divertido-. Me debes una fantasía a cambio, ¿ok?
Ella sólo sonrió, tras lo que lo besó. También sonriendo, Billie comenzó a recostarla sobre la cama, poniéndose sobre ella rápidamente, ampliando su sonrisa al sentir como la pelirroja se deshacía de su camisa casi al instante.
-No entiendo que le ves a esta capa –comentó él, con algo de risa, sacándole la polera.
-Yo no entiendo que le veías a mi uni… Mierda… –Billie había comenzado a acariciarle los pechos.- Bueno, tú entiendes…
Él sonrió maliciosamente, tirando el sostén lejos, mientras ella le desabrochaba el jean.
-Te queda demasiado b… ¡Santa mierda! –A modo de venganza, Jenny había deslizado su mano al interior del pantalón.- Ok, ok, es malo excitarme con un uniforme, para de hacer esto…
Sonriendo maliciosamente, ella retiró su mano, para bajarle los pantalones, a la vez que él le besaba el cuello, para luego quitarle las bragas.
-Te amo –susurró ella, cuando él mismo se quitaba los boxers.
-Yo a ti –susurró él, acomodándose.
Todos saben lo que ocurre después. Lo importante es que terminaron varias horas más tarde, agotados. Se dieron un último beso y cayeron dormidos, envueltos en la capa, dejando la corona tirada lejos entre las velas.


-Billie, Jenny, Rob viene para acá.
Fueron esas palabras pronunciadas por Mike lo que los despertó. Se extrañaron al notar que el sol ya estaba bien alto, pero no les importó mayormente: Tenían, a lo más, cinco minutos para vestirse, ordenar todo y fingir que Jenny acababa de llegar a la suite. Se salieron de la cama de un salto, tras lo que comenzaron a buscar sus ropas. Se vistieron, se “peinaron” y salieron al cuarto principal de la suite, donde se sentaron y comenzaron una improvisada conversación con los demás.
-Buenos días, chicos y Jenny –saludaba Rob, entrando a la suite.
-Hola, Rob –saludaron todos al unísono.
El hombre se dirigió al único sofá disponible y se sentó.
-Bien… Hablé con Paul ayer, y los dos estábamos de acuerdo en que ya han pasado demasiado tiempo sin sus familias, por lo que hoy día mismo partimos a Oakland –explicó el productor.
Tanto Billie como Jenny empalidecieron, rápidamente. Volver a Oakland significaba ver a sus familias… Y ver a sus familias significaba que no podrían estar juntos.
-Wow, eso es genial –farfulló Jenny, para disimular ante Rob-. Volvemos a casa…
-Sí, me imagino que ya extrañas a Jack y Jess –comentó el productor-. ¿Qué opinan ustedes, chicos?
-Ya era hora, le debo una disculpa a Ramona –murmuró Tré. Todos lo miraron extrañados-. Le prometí que, si me casaba con Brian, ella iba a tirar las flores. Y… bueno, me casé y la prensa lo sabe.
Mike negó con la cabeza.
-Es por eso que no puedes ir a Las Vegas con tus novios, Tré –murmuró, haciendo que los demás rieran, casi auténticamente en el caso de Billie y Jenny-. Bueno, podré ver si el nuevo novio de Estelle vale la pena o no.
-Addie estará contenta –musitó Billie, mirando a Jenny de reojo.
¿Con qué cara la miraré ahora? se preguntó.
Y, al igual que cada vez que se preguntaba eso, llegó a la conclusión de que la respuesta no existía.-

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