Rest One of these days Simple Twist of Fate I'm not tere Suffocate Rotting Suffocate? Dearly beloved Hold On Wake me up when September ends Good Riddance (Ridding of you) Cigarettes and Valentines
Prólogo

miércoles, mayo 04, 2011

Simple Twist of Fate - Chapter eight: Just across the hall.


Era una noche de finales de junio de 2009, una de las pocas veces en las que Billie estaba en casa. Había conseguido que le dieran esa semana libre para festejar su aniversario número quince con Adrienne. Mas, en ese preciso instante, aquello no le importaba a Jenny en lo absoluto.
¿Qué haría? Estaba más que claro que sentía algo por Joey, algo fuerte. Y, para su desgracia, Joey estaba saliendo con esa Cindy, a quien ella no podía despreciar más. Las veces que habían hablado, Cindy se mostraba fría y trataba pésimamente a la pelirroja. Obviamente, nunca lo hacía frente a Joey. Cuando él estaba presente, Cindy era la persona más encantadora del universo. A Jennifer le daba asco.
Sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando escuchó el crujido que hacía el tercer peldaño de la escalera al ser pisado. Jenny sonrió: Billie debía haber despertado. Era, junto a ella, el único que padecía de insomnio en esa casa. Bueno, Jake también, pero él se quedaba en su habitación, intentando dormir o hacer algo ahí mismo. Como sea, lo importante es que Jenny, guiada por un impulso, se salió de la cama y bajó al primer piso. La única luz correspondía a la de la cocina, por lo que se dirigió hacia allá.
-Hola, Billie –saludó, al ver a su amigo sirviéndose un café-. Lo normal es que a esta hora tomes cosas que den sueño.
El hombre rió.
-Tú sabes que no me dormiré, aunque me tome veinte tazones de leche tibia. Y tú tampoco. Así que prefiero servirme un café e ir al patio a pensar mirando las estrellas –contestó Billie-. ¿Te unes?
Ella sonrió.
-Por supuesto.
Así que ella también se sirvió un tazón de café y salieron al patio trasero de la casa. Por ser verano, no hacía frío y podían acomodarse en el pasto sin problemas. Se apoyaron contra un árbol y dejaron que los minutos se deslizaran ante ellos.
-Necesito un consejo –musitó Billie, a eso de las dos de la mañana.
-¿Qué ocurre? –preguntó Jenny, intrigada.
-¿Qué puedo hacerle a Addie para nuestro aniversario? –preguntó.
Jennifer sonrió. Se lo imaginaba. El año anterior no lo habían celebrado, ya que estaban divorciados en esa época. De hecho, deberían celebrar su boda el primero de noviembre, pero habían decidido sólo celebrar su primera boda.
-A mí me gustaría una cena simple a la luz de las velas en el patio, con algunas de esas sorpresas que sueles hacer –musitó Jenny, pensativa, mientras Billie se sonrojaba ante la mención de sus sorpresas-. Pero ella querrá una cena más elaborada, en el interior, seguida de una noche a lo 1,000 hours.
Billie se sonrojó, más aún.
-Gracias –musitó-. Y hablando de 1,000 hours, ¿sigues tan pura y casta como la última vez que anduve por aquí?
Fue el turno de la pelirroja de sonrojarse, mucho más que su amigo. Billie la miró, sorprendido.
-¿Quién? –inquirió.
-Un imbécil –masculló la joven-. Fue un error. Al menos el imbécil hizo bien su parte...
Billie sonrió.
-Eso crees ahora. Pero cuando lo hagas por amor, te darás cuenta de que es muy distinto. –Suspiró.- Los besos son más cálidos... las caricias son reales... Y el acto en sí es mil veces mejor.
Jenny, pese a no poder verse, se sentía de color escarlata. Y, para su desgracia, Billie estaba impasible. El hombre rió y la rodeó con un brazo.
-Algún día lo entenderás.
Se quedaron en esa posición por varios minutos, mirando tranquilamente a las estrellas, cada uno sumido en sus respectivos pensamientos.
-Algo me dice que pensamos en lo mismo –susurró él.
-¿Niños en el centeno? –Ambos sonrieron ante el comentario.- ¿Piensas en el amor?
El hombre asintió.
-Me preocupa que no puedas llevar una relación decente –musitó-. ¿Segura que no hay nadie para ti, o de tu interés?
Ella suspiró.
-No soy Dexter, yo sí puedo mantener relaciones sociales –se excusó la pelirroja.
-No uses series que no he visto en tus comparaciones –la regañó Billie.
-Como sea. Hay alguien... Pero es imposible. –Él la miró, extrañado.- Tiene novia... Y dudo que los padres me acepten.
-Los padres son lo de menos si él siente algo –dijo Billie, sabiamente-. Concentrémonos en la novia y en el chico en sí, ¿de acuerdo?
-De acuerdo –accedió Jenny, pensando en lo incómodo que sería conversar del hijo de Billie Joe con el mismísimo Billie.
-¿Cómo es ella? –preguntó él.
Jennifer hizo una mueca.
-Alta, rubia, ojos grises y tez pálida. Usa una mini-mini-minifalda XXS –explicó-. No sé que le ve, dudo que sepa quién fue Syd Barrett.
-Es la típica chica que los adolescentes consiguen para pasar el rato –Billie soltó a la joven y se recostó directamente en el pasto, de espaldas-. Bueno, ¿él muestra algún interés por ti?
Jenny escogió bien sus palabras, mientras se recostaba junto a su amigo.
-En un principio, sí. Ahora... No lo sé, pasa demasiado tiempo con su novia, con quien, desgraciadamente, no puedo competir.
Billie la miró, atónito.
-¿No puedes competir con ella? Jennifer, ¡por favor! Eres perfecta. Eres linda, inteligente, agradable y única. Si ese chico no se da cuenta de lo que se pierde, mal por él –exclamó Billie, molesto, sonrosando a la joven, nuevamente-. Te lo dicen tu yo-amigo, yo-ex novio, yo-hermano, yo-padre y yo-amigo-gay.
Jenny rió, y lo abrazó.
-Gracias, Billie –susurró.
-Cuando quieras –susurró él, oliéndole el cabello-. ¿Cambiaste el shampoo o pasas demasiado tiempo en la piscina?
Ella rió, mientras él volvía a rodearla con un brazo.
Se quedaron un buen rato mirando las estrellas, en silencio. Las horas se deslizaron rápidamente para ambos.
-Mira, Jenny, el amanecer. –Jenny no contestó, por lo que Billie le estudió el rostro de cerca, iluminado por los pocos haces de luz, para percatarse de que se había dormido profundamente.- Bueno, hora de entrar.
Ella seguía abrazándolo, lo que facilitó la tarea de tomarla en brazos sin despertarla, aunque Billie nunca supo cómo lo hizo para pararse. Entró a la casa, apagó la aún prendida luz de la cocina, subió al segundo piso, entró a la pieza de huéspedes y la metió a la cama, donde ella se acomodó, inconscientemente. Billie sonrió y le dio un beso en la frente.
-Dulces sueños –le susurró, al oído.
Justo ahí, ella se movió, ocasionando que los labios de ambos se rozasen. Billie se sonrosó y retrocedió un paso. La miró unos segundos y salió del cuarto. Cruzó el pasillo y entró al suyo propio, donde Addie aún dormía, creyendo que él estaba a su lado. Billie se quitó todo, menos los boxers, y entró a la cama, donde se durmió enseguida, con un solo pensamiento en su mente: Qué bien se había sentido al rozar sus labios nuevamente con la chica que se encontraba sólo al otro lado de su pasillo.

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