Rest One of these days Simple Twist of Fate I'm not tere Suffocate Rotting Suffocate? Dearly beloved Hold On Wake me up when September ends Good Riddance (Ridding of you) Cigarettes and Valentines
Prólogo

lunes, mayo 02, 2011

One of these days - Chapter fourty-four: November rain.


Seguían esperando a que Billie y Addie volvieran a sus respectivas posiciones, aunque, si eso ocurría, significaría que ella sí iba a casarse con George, así que ni Joey, ni Jake, ni Jenny sabían que esperaban.
-Amy, haz algo útil y anda a ver que le pasó a Addie –le ordenó una dama de honor a la otra.
-¡Sí he hecho cosas útiles en la boda! ¿Quién crees que acomodó a casi la mitad de la gente, Cindy? –se quejó.
-¡Ni siquiera llegaste a la mitad, porque andabas muy ocupada cayéndote y tropezándote con lo que encontrabas!
Jennifer reía silenciosamente cuando Amy pasó a su lado... Y también lo hicieron Joey y Jake cuando la dama de honor tropezó con su propio vestido y cayó al suelo.
-¡El terreno está desparejo! –se excusó.
Sin más, se fue a buscar a la novia.
-Parece que va a llover –comentaba una mujer mayor frente a ellos-, mis huesos me están matando en este instante.
Acto seguido, unas frías gotas de lluvia comenzaron a caer, gotas que fueron intensificándose rápidamente. La mayoría corrió a refugiarse a la carpa en la cual iban a comer, bailar, embriagarse y más. El único que no se inmutó por la lluvia fue George, quien estaba muy anonadado por lo que Amy gritó cuando volvió:
-¡La novia no está!




-Vamos, Addie, apúrate –le decía Billie Joe, arrastrándola de la mano, mientras corrían colina abajo.
-No es muy fácil correr con un vestido de novia y un embarazo de casi seis meses –se quejó, aun riendo.
¿Hacía donde se dirigían bajo aquella lluvia de noviembre? No lo sabían. Simplemente querían alejarse de aquella farsa, de aquel error. Quizás se dirigían al departamento de Billie, quizás a la casa de Addie, no lo sabían. Se limitaban a correr y a besarse de tanto en tanto.
-Detengámonos un poco –pidió Addie, apenas llegaron a un edificio bajo cuyo pórtico podían refugiarse-. ¿Dónde están los niños?
-Jenny está con ellos, no hay problema –musitó Billie, acariciándole la mejilla derecha a la mujer con el dorso de su mano izquierda-. Te ves hermosa.
Pero Addie no le contestó. Sólo se estremeció al sentir el contacto del frío metal de la alianza de Billie Joe, alianza que aún no se quitaba. Ella retiró la mano del hombre de su rostro, para mirarla más detalladamente. Sonrió. Aún sin decir nada, se descolgó la cadena que llevaba en el cuello, cuyo colgante no era visible.
Billie se sorprendió al ver que era el anillo de bodas que él le había dado hacía tantos años. Las palabras sobraban, así que se limitó a besarla. De la mano, tras leer el cartel, entraron al edificio.
El cartel rezaba en letras capitales “Registro Civil”.

-Nunca contestaste mi pregunta –comentó Joey a Jenny, mientras corrían hacia la calle, preguntándose donde podían haber ido Addie y Billie-. ¿Tienes novio?
Ella negó, un tanto sonrosada.
-Y no está entre mis prioridades principales –añadió.
Joey sonrió levemente.
-¿Pueden apurarse? Creo que los encontré, pero pueden irse de ahí –les gritó Jake, quien iba más adelante.
Sin decir nada, Joey le tomó la mano a la adolescente, quien lo miró extrañada. Él no le prestó atención alguna y se limitó a correr un poco más rápido, apurándola.

-Buenas tardes, ¿en qué les puedo ayudar? –consultó la secretaria del lugar, sin levantar la vista de los papeles que leía.
-¿Hay alguna posibilidad de casarnos aquí mismo ahora ya? –preguntó Billie.
La mujer levantó la vista, mirándolos extrañada. No hizo ningún comentario, como si no fuera algo tan inusual.
-Claro, pero hacen falta dos testigos.
Addie miró a Billie, preocupada.
-Podría llamar a Mike y a Tré –susurró él, pensativo.
-O podrían usar a dos de nosotros –sugirió Jenny, jadeante, entrando al lugar, seguida de Joey y Jake. Addie y Billie Joe los miraron sorprendidos-. ¿Qué? ¿Querían que nos quedáramos rodeados de parientes de George?
-Genial, entonces mi familia está sola con los Hill –ironizó Addie, preocupada.
-No realmente, cariño –dijo una voz femenina, entrando igualmente. Era la madre de Addie.
-Hijo –dijo el señor Nesser, dirigiéndose a Billie-, pobre de ti que le vuelvas a partir el corazón a mi hija.
Billie sonrió.
-Nunca haría algo así, señor –musitó.
La secretaria carraspeó.
-Si quieren realizar la ceremonia, vengan para acá –indicó la mujer.
Todos la siguieron a una sala no muy grande, donde había un hombre sentado en un mueble, con varios papeles.
-¿Sí? –preguntó.
-Estos dos –dijo la mujer, señalando a Billie y a Addie-, quieren casarse y estos dos –señaló a Joey y a Jenny- serán los testigos.
El hombre asintió y sacó unos papeles del mueble.
-Ok, llenen las siguientes formas. –Musitó, pasándoles una serie de papeles, que ambos llenaron rápidamente. Se las devolvieron al hombre.- Bien. ¿Aceptas tú, Billie Joe Armstrong, a Adrienne Armstrong, como esposa, tanto en salud y enfermedad, hasta que la muerte los separe? –preguntó.
Billie sonrió más ampliamente y le puso el anillo a Addie.
-Por supuesto –aceptó, con una sonrisa.
-¿Aceptas tú, Adrienne Armstrong, a Billie Joe Armstrong, como esposo, tanto en salud y enfermedad, hasta que la muerte los separe? –volvió a preguntar.
Addie sonrió y miró a su esposo fijamente a los ojos.
-Sí –contestó, también sonriendo, mientras le ponía el anillo al hombre.
-Bien, los testigos que firmen aquí –murmuró el hombre, monótonamente, como si la situación lo aburriera mucho. Joey y Jenny firmaron-. Los declaro Marido y Mujer, puede besar a la novia.
Billie besó a Addie, apasionadamente, haciendo que los demás aplaudieran.
Al mismo tiempo, dos hombres ingresaron a la sala y un flash destelló.
-Mike, creo que llegamos tarde –masculló Tré, molesto.
-No importa, puedo tomar fotos igual –insistió Mike, haciendo que todos rieran.
Addie no tenía ramo, pero si una flor en su vestido, de adorno. Con los ojos cerrados, la lanzó y fue recibida por Jennifer, quien miraba sorprendida a la flor.
-Vamos a casa –susurró Billie.
-Pero George va a estar ahí –murmuró ella.
-Bueno, vamos al departamento primero –dijo Billie, con una sonrisa.
Jenny abrió mucho los ojos.
-¿Y dónde vamos nosotros? –dijo, señalándose a ella y a los niños- ¡Tu pieza no es a prueba de sonidos!
Rieron.
-Ok, vamos a la casa –accedió Addie.
Cuando llegaron, se encontraron con que George se había llevado todas sus cosas y que había dejado una nota en la cocina, una nota que les deseaba la mejor de las suertes. Jenny y los chicos fueron al estudio, mientras que Mike y Tré fueron a sus respectivos hogares y los Nesser también, dejando a Addie y a Billie a solas en el living. Billie le dio un suave y delicado beso en los labios, el cual fue creciendo en intensidad de a poco.
-Hay algo llamado consumación del matrimonio, ¿sabes? –le susurró él al oído.
Addie no contestó, simplemente lo volvió a besar.

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