Rest One of these days Simple Twist of Fate I'm not tere Suffocate Rotting Suffocate? Dearly beloved Hold On Wake me up when September ends Good Riddance (Ridding of you) Cigarettes and Valentines
Prólogo

domingo, mayo 01, 2011

One of these days - Chapter thirty-one: Should we stay or should we go?


Jenny salió de su pieza con un par de jeans y una polera manga corta, sólo en calcetines. Al ver que su amigo no estaba en su habitación, fue al living.
-¿Pasó? –le preguntó, con una sonrisita de complicidad.
Él la miró molesto.
Se sorprendió al sentir un cosquilleo en el estómago en cuanto la vio... Y se sorprendió más aún al sentir un retorcijón al ver cómo se acercaba hacia él.
-Creo que sí –contestó, sin quitarle la vista de encima-. ¿Te hiciste algo en el pelo? –preguntó, embobadamente. No se había hecho absolutamente nada, pero le veía algo diferente.
-No, nada –respondió ella, distraída, sentándose a su lado. Para su alivio, no había notado que él la miraba fijamente, ya que estaba muy pendiente del directorio telefónico, aún abierto sobre la mesa de centro-. ¿Los encontraste?
Él asintió, quedamente.
-Siguen en la misma casa –murmuró. Suspiró-. No sé si debemos quedarnos aquí de brazos cruzados o ir allá... Digo... ¿Qué quieres que les diga a sus padres? Les dará un ataque en cuanto te vean, eres idéntica a ella...
No era esa razón por la cual no le quitaba la mirada de encima a su amiga, y lo sabía. ¿Cuál era entonces?
-¿No querías saber qué le pasó? La mejor forma es preguntárselo a sus padres –replicó ella, aún sin notar cómo él la miraba.
-Pero ahora no estoy seguro... ¿Qué quieres que les diga? ¿Que soy su novio de la adolescencia y que quiere saber qué le pasó, siendo que ya han pasado casi veinte años?
Ella lo abrazó, haciendo que el cosquilleo del estómago se extendiera por todo el cuerpo, añadiéndosele un nerviosismo increíblemente intenso.
-Depende de ti... Yo te aconsejo que vayamos. Si crees que es necesario, puedo quedarme en el auto o vagar por Oregon –dijo ella.
Billie se limitó a asentir, ya que no se creía capaz de articular palabra alguna.

¿Qué le sucedía? Esa fue la pregunta que ocupó su mente toda la tarde, en la cual siguieron viendo televisión, tocando guitarra o haciendo cualquier otra cosa. Hubo un punto en el que estaban muy cerca y él tuvo la extraña sensación de querer salir corriendo, a la vez que no quería moverse.
-Buenas noches, Billie –le dijo ella, yendo a su habitación, a eso de las diez-. Jennifer quiere dormir.
-Entonces Billie Joe también le desea unas buenas noches –dijo él. Le dio un suave beso en la mejilla-. Duerme bien.
Ella sonrió y se dirigió a la salida del cuarto de su amigo. Sin embargo, se volteó.
-¿Billie? –susurró ella, mirándolo fijamente.

Sus ojos... Eso era todo lo que anhelaba ver. Los verdes ojos de aquel hombre. No podía asegurar que estaba enamorada de él, pero no podía quitárselo de la cabeza. Soñaba con ver que esos ojos la observaban fijamente en una expresión de amor y cariño. Pero la expresión de extrañeza que recibió era con lo único que podía contentarse.

-¿Qué? –preguntó él, extrañado. ¿Cuál era la palabra que describía la expresión que tenía la adolescente en ese momento?
Adolescente... Podía ser su hija... Era sólo dos años mayor que Joey...
-No, nada –dijo ella, tras pensarlo un poco.
Sin decir nada más, salió de ahí, dejando a Billie Joe más confundido que nunca.
-¿Qué es lo que siento? –se preguntó, muy despacio para que ella no lo escuchara desde su habitación- Yo amo a Addie...
Se repitió la pregunta una y otra y otra vez, hasta que finalmente cayó dormido.
Jennifer, su novia, se tambaleó al salir de la sala. De no ser porque él estaba ahí, se habría caído.
-¿Estás bien? –le preguntó Billie, preocupado. Ella asintió, a la vez que él negaba- Nunca aprendiste a mentir... Ayer te dolía la cabeza, lo notaba en tu cara –hizo una pausa-. ¿No estarás embarazada?
Ella no contestó de inmediato, sino que primero lo miró a los ojos.
-¿Cómo se te ocurre pensar eso? –preguntó, con dulzura- Siempre nos cuidamos. No, estoy bien... Debe ser un resfrío.
Billie la miró fijamente a los ojos.
-Prométeme que si algo te pasa, me lo dirás, ¿ok? –su novia asintió...
Despertó. Claramente ella no había cumplido su promesa.
Sin dudarlo, se dirigió al cuarto de su amiga, quien parecía dormir. Ya eran las doce de la noche. No perdía nada intentándolo, así que se le acercó y la zarandeó levemente. Ella abrió los ojos, extrañada.
-Vamos mañana –fue todo lo que él dijo.
Así salió del cuarto, mientras intentaba contener la tentación de acercarse más a ella...
Tentación que ella igual tuvo que contener, para no seguirlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario