Rest One of these days Simple Twist of Fate I'm not tere Suffocate Rotting Suffocate? Dearly beloved Hold On Wake me up when September ends Good Riddance (Ridding of you) Cigarettes and Valentines
Prólogo

lunes, mayo 02, 2011

One of these days - Chapter fourty-six: One of these days.


Era uno de esos fríos días de enero en los cuales lo único que uno quiere hacer es nada que no sea contemplar la lluvia caer desde el interior de la cama. Sin embargo, Billie y Jenny no eran de esas personas. Al contrario, se encontraban muy ocupados empaquetando cosas.
-No puedo creer que después de seis años viviendo aquí te vayas –murmuró Billie, sellando una caja.
-No puedo creer que en todos estos años no me hayas dejado ir –dijo ella.
Billie miró a la mujer de veintidós años. Su cabello estaba más largo que cuando la conoció y estaba un tanto más morena, debido a que ahora sí salía de vacaciones (con ellos, claro), pero, en el fondo, él seguía viendo a la misma adolescente que sólo quería cumplir sus sueños.
Y los había cumplido. Ahora era reconocida mundialmente, algunos de sus libros eran de lectura obligatoria en las escuelas y había hecho exámenes libres a los dieciocho, con lo que había terminado su educación. No había vuelto a saber nada de sus padres y no se había molestado en averiguar nada tampoco.
-¿A dónde ibas a irte? –inquirió él, molesto.
-Ally y Rose arriendan un departamento y me invitaron a quedarme allá, ¿recuerdas?
-Sí, pero ellas van a estudiar, tú estarías ahí haciendo nada –rebatió él.
Ella suspiró.
-Si no me casara, no me dejarías ir, ¿cierto? –preguntó ella, alzando una ceja.
-Eso no se pregunta –respondió, con orgullo en su voz.
Ella rió, mientras que él sonreía.
-Te tengo un “regalo de bodas” –dijo, simulando comillas.
-¿Sí? ¿Qué es? –preguntó.
Él se acercó a ella y le dio un beso en la frente, como siempre hacía, a la vez que le pasaba un papel. Ella lo abrió: Era el significado de los besos y, destacado, salía el beso en la frente.
-“Eres el todo de esa persona” –leyó en voz alta. Lo miró a los ojos.
-Que no se te olvide, siempre estaré aquí para ti –susurró.
Jenny lo abrazó.
-Extrañaré verte todos los días, ¿sabes? –murmuró.
-No más que yo.
Terminaron de guardar las cosas y bajaron con ellas al vestíbulo, donde ya estaban Addie, Angie y Jake.
-¿Y Joey? –preguntó Jenny, al llegar abajo, extrañada.
-Está en... –comenzó Addie, cuando una bocina sonó- Bueno, te está esperando afuera. Me pregunto porqué estará tan apurado...
-Es obvio, quiere llegar a su nueva casa para poder hacer sus obligaciones de pareja sin preocuparse de que no los escuchen en la pieza de al lado –dijo Billie, con tono de obviedad.
Addie lo miró molesta, mientras que Jenny se cubrió el rostro con ambas manos, sonrojada y Jake reía.
-¿Qué son las obligaciones de pareja? –preguntó Angie, extrañada.
-Es cuando las parejas hacen cosas juntas, como ver televisión, conversar y darse besos –respondió Billie, sorprendiendo a todos-. Bueno, te ayudo a llevar las cosas.
Jenny asintió. Le dio un beso en la mejilla a Jake, uno a Addie (quien la abrazó) y un fuerte abrazo a Angie.
-¿Por qué tienes que irte con Joey, Jenny? –preguntó Angie, entristecida.
-Porque los mayores tienen que seguir su vida –respondió Jenny-. Anímate, vendremos a almorzar aquí el fin de semana.
La pequeña asintió, con unas cuantas lágrimas en los ojos. Jenny le dio otro abrazo, tomó una caja y salió, seguida por Billie, quien llevaba la otra caja.
-Hola, amor –saludó Joey, saliendo del auto para ayudarla con la caja.
-Hola –respondió ella, con una sonrisa, dándole un beso en los labios.
Joey y Billie dejaron las cosas en el asiento trasero y Joey volvió al auto, dejando a Billie y a Jenny abajo.
-Supongo que éste es el adiós –musitó Jenny, mirando a su amigo, quien asintió.
-Uno de estos días cortaré a Joey en pedacitos para que vuelvas a quedarte aquí –murmuró él. Jenny abrió mucho los ojos-. Bromeo, cálmate. Nos veremos el fin de semana, ¿no? –la abrazó- Mucha suerte.
-Gracias.
Ella se subió al asiento del pasajero, al lado de Joseph, quien le tomó la mano y echó a andar el auto, en dirección a su casa en el otro lado de Oakland. Estacionó el auto en el garaje y bajaron. Él le dio un beso en los labios, mientras ponía su mano en el estómago de la mujer.
-¿Cuándo se los diremos? –preguntó él, con una sonrisa.
-Un día de estos, quizás en el almuerzo –murmuró ella, también sonriendo. Lo besó-. Te amo, Joseph.
-Yo a ti, Jennifer.
Volvieron a besarse. Nada destruiría su felicidad. Todo iría bien para ellos desde entonces, hasta el final de sus días. Nada opacaría la felicidad de su hijo (Jack Peter Armstrong), ni la de su próxima hija (Jessica Mónica Armstrong), ni de la vida que llevaban juntos. Nada.
FIN

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