Dearly Beloved - Capítulo 9: Oh, la amo, sigo soñando con ella.

No podía concentrarme en nada. Desde que supe que volvió que no podía pensar en nada más que en Denisse. Billie me preguntaba constantemente que me pasaba, mientras que Tré me comprendía y me decía, una y otra vez, que hablase con ella de una vez por todas. Sí claro... No hablaría con ella aunque fuese lo último que pudiese hacer en mi vida.

            Me seguía preguntando ¿valía la pena vivir así? No tenía amor, un amigo mío desconfiaba de mí, el otro me instaba a hacer algo en contra a mi voluntad y hacía bastante tiempo que no veía a Estelle, única razón por la que no acababa con mi existencia.

            El problema era que ahora no sólo me atormentaba despierto, sino también en sueños. Mi subconsciente me mostraba una y otra vez nuestros primeros momentos juntos, nuestros primeros meses y todo lo que ocurría en ellos. Esperaba no soñar con esas cosas ahora, ya que me estaba metiendo a la cama y mañana tendríamos que continuar con la grabación del nuevo disco. Me dormí enseguida.

Abril - 1988

            Tenía que cumplirle la promesa a Billie Joe de conseguirme a Al Sobrante como batería. El problema era que parecía no querer acceder a nuestra propuesta: Buscaba algo mejor. No se había quedado a escuchar nuestra presentación, por lo que no estaba enterado de nuestro éxito. Lo bueno, era que ahora cada vez que entrábamos al Gilman Street éramos reconocidos y cada vez que un grupo tocaba, nos pedían que subiésemos, a lo que nos negábamos debido a la falta del baterista. Mierda...

            Sin embargo, Billie Joe seguía componiendo, a lo que yo quedaba extrañado. Jennifer parecía realmente ser una fuente de inspiración para él... sí, habían comenzado a salir.

-¿Te gusta esta? -me preguntó un día, mostrándome una hoja del cuaderno que ahora usaba para componer, llena de tachaduras-. Se llama Dry Ice.

            La comencé a leer y una frase me heló. “Tarde anoche tuve un sueño, y ella estaba allí otra vez. Ella y yo estábamos en el cielo, volando de mano en mano”. Volando de la mano... la misma frase que le había dicho a Denisse cuando empezamos a salir.

-¿De dónde sacaste ésta frase? -le pregunté, extrañado.

-Se me ocurrió de pronto -dijo él, encogiéndose de hombros-. ¿Algún problema?

            Terminé de leer la canción. Era perfecta.

-No, ninguno. Está igual que todas las demás: Perfecta -le dije-. Intentaré convencer a Al de nuevo.

-Gracias -dijo Billie, sonriendo. Realmente quería formar bien la banda y no lo culpaba: Era lo único que sabíamos hacer.

            Salí de ahí y me dirigí a la sala de música, donde, para mi sorpresa, se encontraba Denisse.

-¿Den? ¿Qué ocurre? -le pregunté extrañado.

-Te estaba buscando. Tengo una idea para que convenzas a John -me dijo, seriamente.

-¿En serio? ¿Qué? -le pregunté. Realmente me encantaba que se preocupase tanto por nuestra banda, por nuestro sueño. La relación entre Billie y ella estaba mucho mejor, lo cual era un verdadero alivio.

-Él nunca los ha escuchado tocar, ¿cierto? -me preguntó Den.

-Cierto -contesté.

-Bueno, pues que los oiga -dijo ella, con cierto tono de obviedad.

            La miré extrañado.

-¿Quieres que le hagamos una muestra sólo a él? ¿Y si aún así no accede?

-¿Quién dijo que sólo a él? Toquen en el algún lado, en el patio de la escuela, en el Gilman -sugirió ella, con toda calma.

            La miré más incrédulo aún.

-Por favor, dime que no hablas en serio -le dije, nervioso.

-¡Por supuesto que hablo en serio! -me dijo, casi gritando. Miró a ambos lados y se me acercó un poco más, tras comprobar que nadie pasaba por ahí-. Vamos, Mike, ustedes tocan muy bien, las canciones que tienen son geniales, los covers les salen de maravillas...

-Pero no creo que Billie Joe quiera tocar en público de nuevo... no aún al menos -dije, contrariado. La verdad era que YO no quería tocar en público.

-Mike, por favor -me dijo extremadamente cerca. Mierda...-. Hazlo por mí

            Estaba... ¿Alguna expresión suave y bonita para decirlo? No. Estaba jodido. Odiaba cuando Denisse decía esa combinación de palabras, cosa que no solía hacer. Sin embargo, me dejaban embobado y terminaba haciendo lo que ella quería.

            Al Sobrante caminaba por el patio de la escuela, cuando vio que había un grupo alrededor de dos muchachos que no lograba distinguir bien. Se acercó más y se encontró con Billie Joe y Mike Dirnt.

-Hola, no tendremos micrófonos ni baterista, pero hacemos el intento -gritaba Billie Joe, intentando no mirar a nadie en particular. Se veía bastante nervioso, al igual que Mike. John notó que Denisse estaba allí, junto a un montón de gente popular y no popular-. En todo caso, somos Sweet Children y tocaremos tres canciones el recreo de hoy: Why do you want him?, 1,000 hours y Dry Ice

            Un poco de gente aplaudió, mientras Al se acercaba extrañado. Nunca había oído hablar de esas canciones. Se acercó a Denisse.

-Denisse, ¿a qué grupos hacen covers hoy? -preguntó.

-¿Covers? John, estás mal, son canciones de ellos. Billie las escribe -le dijo la muchacha, extrañada por la pregunta.

            John avanzó un poco más aún, sin notar como Denisse sonría detrás de él.

            Primero tocaron “Why do you want him?”. Luego tocaron “1,000 hours”. John no cabía en sí de asombro. Había oído que tocaban bien, pero no se imaginaba nada así. Lo mejor fue cuando tocaron “Dry Ice”. Nadie había escuchado esa canción aún, por lo que todos estaban bastante emocionados. Terminaron el corto recital y guardaron el bajo y la guitarra de inmediato, para devolverlos a la sala de música. Sin embargo, mientras se abría paso entre todos, John detuvo a Mike.

-¿Sigue en pie la oferta para ser baterista? -preguntó Al Sobrante.

            Mike Dirnt sólo sonrió, contento de tener una novia tan lista.

Noviembre - 2007

            Maldición, seguía teniendo sueños. Acababa de tener el sueño en el que a Denisse se le ocurría la forma para reclutar definitivamente a Al a nuestra banda. Miré la hora. Cinco de la mañana. Sabía que no podría volver a dormirme, por lo que preferí ser masoquista y levantarme de inmediato. Crucé mi habitación, camino a mi armario. Abrí la puerta de éste y casi me desmayé al ver que en el espejo, en lugar de mi reflejo, me veía a mí mismo más oscuro, por así decirlo.

-¿Qué mierda...?

-Silencio, tenemos que hablar -me dijo el reflejo.