Rest One of these days Simple Twist of Fate I'm not tere Suffocate Rotting Suffocate? Dearly beloved Hold On Wake me up when September ends Good Riddance (Ridding of you) Cigarettes and Valentines
Prólogo

domingo, junio 19, 2011

Dearly Beloved - Capítulo 10: No me dejes.

Miré el reflejo un par de veces más, parpadeando rápidamente, para asegurarme de que no fuese una ilusión o algo más. Debía serlo, ¿no? Es decir... ¿desde cuándo los reflejos son más “oscuros” que uno y te hablan?
-No puedes estar aquí... -murmuré.
-¿Quién dijo de que lo estaba? -dijo el reflejo-. O mejor dicho... ¿Quién dijo que tú lo estabas?
            Lo miré sin comprender. Me miró con cierta desesperación en su rostro y, para mi sorpresa, salió del espejo y empezó a caminar. Incluso su piel se veía más oscura que la mía, pero quizás sólo fuese un efecto de la ropa.
-O más profundamente, ¿quién dijo que estabas despierto?
            Volví a mirarlo, extrañado. ¿Cómo que no estaba despierto? Bueno, era lo más cuerdo que podría estar pasando en ese instante.
-¿Qué eres? -le pregunté, al no encontrar otra pregunta en mi mente. Después de todo, esto era realmente confuso.
-Algunos dicen que soy una voz, otros dicen que soy un grillo y otros me llaman simplemente “subconsciente”. Tú eliges -respondió, socarronamente.
-¿Y qué quieres? -le pregunté.
-Hablar de algo muy importante para ti: Denisse Harrison -me dijo, con una sonrisa malévola.
-¿Qué...?
-Recuerda, soy tu subconsciente, sé todo lo que pasa en tu cabeza. Ahora, te tengo una pequeña sugerencia que puedes tomar... es más, es lo que deberías hacer -me dijo.

-¿Cuál? -le pregunté, curioso. Cualquier cosa por salir de ahí, era todo lo que pensaba.
-Discúlpate con ella -dijo con tono de obviedad.
-No es tan fácil como parece -murmuré-. No sabes lo que he pasado... bueno, sí, lo sabes
            Mierda, era demasiado confuso. Era como hablar con un completo extraño que sabe todo de mí. Comencé a preguntarme ¿Y si no era un sueño? ¿Y si estaba realmente loco?
-Hasta que no lo hagas, seguirás con estos sueños... y créeme, se volverán peores -me dijo, encogiéndose de hombros.
-Me da igual, no tengo nada que hacer -dije, mirándolo fijamente.
-Está bien, sigue soñando entonces -me dijo, y desapareció.

Mayo - 1988
-¡Feliz cumpleaños! -me gritó Billie, en cuanto llegué a la escuela.
-Gracias -le contesté.
-No te compré regalo, pero te tengo uno preparado -me dijo, seriamente.
-¿Qué es? -le pregunté, extrañado de su expresión.
-Hablé con unos tipos del Gilman y... conseguí que nos dejaran tocar el viernes -dijo Billie, alegre nuevamente.
-¿En el Gilman? ¿Es en serio? -le dije sorprendido.
-¡Por supuesto! Nuestra primera vez con baterista y en público -dijo Billie, sonriendo y emocionado-. No puedo esperar.
-Calma, faltan sólo dos días -nos dijo Denisse, surgiendo de detrás de Billie-. Feliz cumpleaños, Mike
            Esto último lo dijo de un tono muy tranquilo. Parecía estar conteniéndose de hacer algo, que nos perjudicaría a ambos, en público. Billie no pareció notarlo. Tocó el timbre para entrar y, como siempre, Billie, Den y yo nos quedamos atrás de la manada de gente.
-Espera, hoy es miércoles -dijo Billie, pensando en voz alta y se apresuró a entrar. Denisse y yo reímos. Tocaba clase de música. Estábamos solos en el pasillo de entrada, lejos de cualquier ventana.
-Feliz cumpleaños, Mike -me repitió, ahora con verdadera emoción y nos besamos-. Aquí está tu regalo.
            Metió su mano a un bolsillo y sacó una pequeña bolsita. La tomé y vi una uñeta roja que decía “Mike” en plateado. Era bastante bonita y se veía de buena calidad. Además, había una muñequera, que tenía bordado “Sweet Children”
-Wow... están geniales... Gracias, Den -le dije.
La tomé por la cintura y la besé, nuevamente. Sonreímos y entramos al salón, donde el profesor nos esperaba un tanto molesto... pero no mucho, era el menos estricto de todos y le agradábamos bastante.

El día transcurrió, monótonamente. En la tarde, les pedí permiso a Billie y John para faltar, ya que quería pasar el día “con mi familia”, cuando en verdad iba a pasarlo con Denisse. Les dije que llegaría en un rato más y ellos, un tanto decepcionados y extrañados, aceptaron. Después de todo, se suponía que casi ni hablaba con mi familia.
Pasamos gran parte del día besándonos en su desierta casa. Sus padres habían salido y su hermana no llegaba hasta más tarde. Nunca me había sentido tan bien en una relación de ese tipo y sabía que lo más probable es que nunca lo haría así. Sonaría tonto, puesto que acababa de cumplir los dieciséis años, pero estaba seguro de que Denisse era la mujer de mi vida. Sin embargo, nuestros besos estaban comenzando a descontrolarse y tuvimos que separarnos, ya que sus padres llegarían en cualquier momento, por lo que nos pusimos a hablar. A eso de las seis me fui al ensayo en el garaje de Billie Joe. Tocaríamos “Why do you want him?”, “1,000 hours”, “Dry Ice” y tres nuevas canciones: “Don’t leave me” que Billie se la escribió a Jenny en un momento en que estuvieron a punto de romper, “Green Day” que la escribió en honor a nuestros días verdes, que era como llamábamos a los días en los que nos drogábamos con amigos; y una llamada “16”, que Billie escribió un día que estaba demasiado deprimido al ver a un par de amigos que ya eran mayores y todo era diferente. Acababa de cumplir los dieciséis. Además, tocaríamos “Knowledge”, un cover de un grupo llamado Operation Ivy
            Ensayamos bastante. Estábamos conformes con John, tocaba bastante bien, mejor de lo que esperábamos. No sabíamos donde había aprendido a tocar, hasta nos contó de un sujeto llamado Frank, al que todo el mundo llamaba Tré Cool y que tocaba en The Lookouts! Él le enseñó a Al. Dios, si lo encontraba por la calle se lo agradecería de rodillas.
            El jueves fue más menos lo mismo y el viernes, al contrario de los otros días en los que me quedaba con Den, ensayamos todo el maldito día. Sin embargo, Billie coló a Jenny y yo a Denisse. Ellas dos se llevaban bastante bien. Al no llevó a nadie. Aún no se acostumbraba al nombre del grupo.
-Por Dios, ¿cómo nos podemos llamar así? -nos preguntaba bastante seguido.
-Ese es el grupo, si no te gusta, te vas -le contestamos Billie y yo al unísono. Lo dejamos callado.
           

            Denisse y Jenny estaban esperando que los chicos tocasen. Denisse estaba asombrada de cuanto habían progresado en todo ese tiempo, mientras que Jenny no comprendía como alguien podía ser tan bueno como Billie Joe... es decir... le había dedicado muchas canciones.
-Ahora... un nuevo grupo... ¡Sweet Children! -dijo el presentador-. En la guitarra y la voz, Billie Joe, al bajo y los coros, Mike Dirnt y a la batería, Al Sobrante
            Todos aplaudieron, incluyendo las dos adolescentes, amigas de los miembros del grupo. En cuanto subieron, tocaron el programa que tenían programado y todos aplaudieron y vitorearon. Terminaron y bajaron a sentarse con sus respectivas novias, pese a que una de ellas era desconocida para los demás.


-Estuvieron geniales -nos dijo Denisse, abrazándonos como siempre, mientras Jenny besaba desenfrenadamente a Billie. Al se veía cansado. Nunca había tocado tanto como en esa semana. Yo tampoco, pero no estaba cansado... sólo quería irme con Denisse y hablar por un rato.
            Treinta minutos después, luego de una cerveza cada uno (a excepción de Billie, que ya iba en la segunda), Denisse “tenía que irse”. La verdad era que podía llegar en media hora más, pero preferíamos utilizar ese tiempo en alguna otra cosa. Fuimos al parque de siempre, donde nos tiramos en el pasto y volvimos a nuestra labor consistente en besarnos sin control. No me molestaba en lo más mínimo.
-Den, te amo -le dije a mitad de un beso.
            Ella me miró con sus brillantes ojos verdes.
-Yo igual te amo, Mike -me contestó Denisse, con una sonrisa. Volvió a besarme.
-No me dejes, Denisse -murmuré.
-No lo haré, Mike -dijo en un susurro por respuesta.
La besé en el cuello. Ella besó el mío y así estuvimos por bastante rato. Estoy seguro de que si hubiésemos dispuesto de media hora más, se nos habría pasado la mano, pero no me importaba. De hecho, una parte de mí quería que eso ocurriese. La fui a dejar a su casa, donde llegó justo al “toque de queda” impuesto por sus padres. Yo desanduve mis pasos y volví a mi “hogar”. La casa okupa estaba hecha un desastre, ya que con Billie no habíamos ordenado desde hacía bastante tiempo, y no podía ir allí esa noche: Billie quizás quisiese estar con Jenny, siempre hablaba de que le gustaría hacerlo alguna vez. Obligado a quedarme con mi padrastro. Me caía bastante bien, tenía que admitirlo, pero aún así prefería la casa okupa...


Noviembre - 2007
-No me dejes -murmuré.
            Abrí los ojos, recordando esa noche en el parque, luego de haber ido al Gilman, en la que Mike me dijo que me amaba por primera vez. Miré la hora. Siete de la mañana. Hora de levantarse para ir a trabajar. Con desgano me estiré y salí de la cama, camino al cuarto de baño. No hallaba la hora para encontrar algún cambio en mi vida... pero... ¿qué cambio podía ocurrir? Podría irme de Oakland, de nuevo... pero no tenía a donde ir.
            Me miré al espejo, como todas las mañanas y me puse a pensar. ¿Qué habría pasado si en lugar de huir, lo hubiese enfrentado? Cada mañana me preguntaba lo mismo y siempre era la misma respuesta: Habría terminado más herida al oírlo a él mismo decirlo. Aunque... quizás lo había tomado muy en serio... pero no, lo amaba muchísimo, no soporté verlo con... así.


-No me dejes -murmuré y me di cuenta de que finalmente había despertado. Me paré, vi la hora y, tras pellizcarme una vez, me acerqué al armario. El espejo me mostraba a mí mismo, tal como estaba. Con eso como único alivio para el día, empecé a levantarme.

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