Rest One of these days Simple Twist of Fate I'm not tere Suffocate Rotting Suffocate? Dearly beloved Hold On Wake me up when September ends Good Riddance (Ridding of you) Cigarettes and Valentines
Prólogo

miércoles, diciembre 14, 2011

Wake me up when September ends - Capítulo 22: When you LOST all HOPE

Intenté que fuera coherente, aún no estoy segura de haberlo conseguido. En fin, el regalo de cumpleaños pendiente de la Ale, la Yess, la Fran y probablemente se me olvida alguien xD
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Sentía frío, bastante frío. El calor, finalmente, se había decidido a ceder ante el otoño, y yo me encontraba tiritando. Tenía el estómago revuelto, la cabeza daba vueltas y sentía la garganta bastante seca. No podía abrir los ojos. Pero nada de eso importaba, claro: Estaba vivo. Y había estado tan cerca del fin…
-¿Aló? Sí, ya lo encontré, lo llevo a tu casa ahora…
El silencio del vehículo permitió que se escuchara claramente la respuesta desde la otra línea:
-¿Y por qué no lo traes aquí ahora? Adrienne está preocupadísima…
-Porque no está bien, Mike. No está nada bien.
No, no estaba bien, eso era cierto. No podía abrir los ojos. Pero mi malestar no estaba ni cerca de matarme, lo sabía. Cuánto desearía que no fuera así…
-¿Por qué mierda lo hizo?
-No lo sé, y no se me ocurre nada tampoco. ¿A ustedes no les ha dicho nada?
-No, nada. Ha estado raro estos últimos días, pero no nos ha querido decir el porqué… Mierda, ¿qué le digo a Addie?
Que no la amo, que no quiero seguir, que me deje morir, que me deje desaparecer de una puta vez…
-No lo sé, pero no puede verlo ahora. Y tampoco puedes decirle algo que haga que no quiera verlo cuando él esté bien…
Breve silencio, durante el cual comencé a sentir que el adormecimiento de mis músculos se intensificaba, y me sentía caer, caer y caer, en medio de un torbellino de emociones, que no lograba sentir del todo, o al menos no de una forma clara y comprensible, pero mareaba, y todo daba vueltas, y yo seguía cayendo, y creí que seguiría haciéndolo indefinidamente… Hasta que sentí el frío de las baldosas contra mis rodillas, y nuevas arcadas. Esta vez, intenté resistirme, pero no funcionó. Lo siguiente que supe fue que estaba de espaldas en el frío piso de baldosas ya mencionado, y que alguien echaba a correr el agua de un retrete a mi lado, al mismo tiempo que alguien frotaba un paño en mi mentón. Probablemente algo de vómito se me había resbalado por la barbilla.
-Muchas gracias, Vincent, de verdad.

Era la voz de Mike. Pero no sonaba como siempre. Había algo diferente en su entonación: Era temerosa, como si estuviese viendo algo que lo asustara mucho. Recordé que nos dirigíamos a su casa, así que asumí que ahí estábamos en ese momento.
-Mejor agradécele a John. Si no lo hubiera hecho vomitar antes, habría sido demasiado tarde para un lavado de estómago.
Eso explicaba el sabor de mi boca, pero no quién era mi acompañante en el auto camino a casa de Mike, ya que, desgraciadamente, John era un nombre común, y mi  cerebro andaba demasiado lento como para pensar en qué John podía ser éste. Ni siquiera era capaz de pensar sobre éste tal Vincent, que también había colaborado en aquella estúpida e infructífera misión de salvar mi patética vida, cuyo valor disminuía con cada segundo que pasaba vivo.
-Tantos amigos suicidas que sirvan de algo –masculló el mencionado, y con eso lo reconocí como John Roecker-. ¿Por qué mierda aún no despierta, Vincent?
Y antes de que se tal Vincent contestara, yo lo hice:
-Porque aún albergo la esperanza de morirme de una vez.
Recién entonces abrí los ojos. Tuve que cerrarlos de nuevo, ya que me encontré mirando fijamente las luces del baño. A través de los párpados, noté que la cantidad de luz disminuyó, así que volví a abrirlos, para encontrarme con un hombre rubio y desconocido, con una linternita en su mano.
-Sigue la luz….
De mala gana, hice lo que me pedía, ya que sabía que eso retrasaría el momento en que tendría que hablar con Mike y John, retrasaría el momento de las explicaciones que no quería dar. Pero, por desgracia, Vincent no tardó mucho.
-Está bien, en perfectas condiciones… Lo cual es increíble, qué quieren que les diga.
Genial. Era un maldito milagro médico. Si esto no es irónico, no sé que lo es.
-¿Puede pararse? –preguntó Mike, en dirección a Vincent.
-Sí, pero no quiero –mascullé, consciente de mis piernas por primera vez en mucho rato. Estaba claro que ya no quedaba ni un mísero rastro de las pastillas para dormir en mi organismo. Una verdadera lástima.
Ignorando mi comentario, John me tomó ambos brazos y tiró de mí, forzándome a ponerme de pié. Tuvo que sujetarme, ya que el pararme tan rápido me mareó. Ojalá me hubiera dejado caer, quizás hasta me pegaba en la cabeza y me moría. Y así me di cuenta que mis instintos suicidas se volvían más fantasiosos con cada segundo que pasaba.
En fin, ya en pié, fui capaz de ver el rostro de mis amigos y del tal Vincent. John estaba furioso, pero yo sabía que en verdad estaba más dolido que enojado (aunque estaba seguro que me hubiese golpeado si no me notase tan débil), y el tal Vincent era, tal como dije, un sujeto rubio, y ahora podía ver que sus ojos azules me miraban analíticamente, pendiente, probablemente, de cómo reaccionaría ante distintos estímulos. El que me sorprendió era Mike, ya que nunca lo había visto así, ni cuando había terminado con Sarah: Estaba destrozado, tanto que hasta lo creí capaz de comprender el torbellino mental que sentía en ese momento… Y eso era bastante terrible.
-¿Por qué lo hiciste? –me preguntó.
Su expresión me daba tanta pena, que hasta consideré responderle. Pero no. Aparentemente, seguiría vivo por un rato, así que no me quedaba otra opción que guardar apariencias, aún si eso fuera lo que me empujó a matarme originalmente. Debía mantener apariencias… Al menos hasta estar fuera del alcance de Mike, John y todos los demás.
-Eso no importa –musité al fin, en una voz más áspera de lo esperado-. ¿Tré no está? ¿Qué le dijeron a Addie? ¿Cómo me encontraron?
Supe que John quería rebatirme, pero Mike lo silenció con una mirada. Poco a poco, mi amigo volvía a ser él.
-Nos preocupamos porque no llegabas, así que llamamos a Adrienne. Estaba llorando, así que con Tré decidimos ir a verla. Ahí nos dijo que había discutido contigo, y que te habías ido, no sabía dónde. Tré se quedó tranquilizándola, y yo salí a buscarte, junto a John, que me había llamado hace un rato que iba al estudio de sorpresa, cuidando de dejar a alguien tanto en mi casa como en la de Tré y Jason, por si acaso. Di una vuelta por una ruta, y John por otra. No te encontré cuando volví a la casa, así que me quedé con Tré y Addie por un rato, y ahí fue que John dio contigo. Me llamó y me contó lo que habías hecho.
Torcí una mueca.
-Dios, Mike, por cómo actuaron es como si sospecharan que iba a matarme, no entiendo porqué pareces tan sorprendido de que lo haya hecho.
-No creíamos que fueras a matarte, simplemente que harías una idiotez –espetó John, soltándome, causando que me tambaleara su tanto-. Mierda, ¡tienes esposa e hijos! ¿Acaso no pensaste en ellos?
Una nueva mueca de mi parte.
-Soy una basura de persona. Claro que pensé en ellos, sólo que no me importó lo suficiente –murmuré. Solté un suspiro.- Debieron haberme dejado morir. De verdad. No valgo ni un tercio de lo que se lamentan y preocupan por mí.
Se hizo un silencio, un tanto incómodo.
-Voy a ver a Britt –anunció Vincent, saliendo.
-Es su hermano –aclaró Mike, respondiendo lo que no había ni pensado en preguntarle. Mi desinterés estaba llegando a niveles nunca antes vistos
-Se parecen –dije, sólo por añadir algo.
El silencio volvió.
-Vincent dijo que deberías quedarte en observación, así que te quedarás acá hoy… A menos que quieras ir al hospital. -¿Hospital? No gracias. Me limité a asentir.- Bien… Vamos al cuarto de huéspedes, te quedarás ahí mientras busco ropa para que te cambies, estás lleno de vómito.
Seguí a Mike, de un modo completamente mecánico. Creo que John me hablaba a mí directamente, pero la verdad no estoy muy seguro, ya que no lo escuchaba. Mi mente se encontraba lejos de ahí, aunque no tanto geográficamente, sino que temporalmente…. O quizás, simplemente a un nivel onírico. No podía dejar de pensar en ese último recuerdo, el recuerdo en el que había visto cómo conocía a Sarah. Increíble como una simple decisión pudo influir tanto en mi vida. A menudo me había preguntado cómo habría sido todo si no la hubiese conocido. Sabía que no sería quien era, sabía que ni siquiera reconocería mis propios pensamientos… Y eso me agradaba, más que nunca. Básicamente por eso quería matarme: No aguantaba mis pensamientos, y la única forma realizable de apagarlos, era extinguiéndome por completo.
Miré a mi alrededor, confuso. Estaba solo, en un cuarto que reconocí como el de invitados. Había ropa doblada a los pies de la cama frente a la cual me encontraba parado, ropa sobre la cual caían unos cuantos rayos de sol, los últimos del día. La luz, pese a ser tenue, me molestaba bastante, así que me acerqué a la ventana, para cerrar la cortina. Fue ahí que me di cuenta que estaba en un segundo piso…
Sentía una especie de zumbido en los oídos. Quizás no hacía falta que guardara apariencias por más tiempo, quizás no hacía falta que estuviera vivo hasta el anochecer. La altura no era mucho, pero si me tiraba de la forma apropiada…
Abrí la ventana…
-Billie, ¿qué haces? –preguntó una voz a mis espaldas.
Me volteé, sobresaltado, para encontrarme con John, que salía del cuarto de baño de la pieza; no estaba tan solo, como había supuesto.
-Quería aire –mentí, de una forma tan débil que me sorprendió a mí mismo.
-Ah... Bueno, yo la abro después, te vas a resfriar si te cambias con la ventana abierta, hace frío afuera.
Así supe que John no me creía. De mala gana, cerré la ventana.
-¿No me dejarás solo mientras me cambio? –le pregunté, al darme cuenta que, en vez de salir, John se había adentrado más en la pieza.
-Vincent dijo que tenemos que monitorearte en todo instante durante los próximos días, puedes desmayarte o tener un paro.
Mentía. O tal vez no. O tal vez lo del paro era verdad, pero él no estaba allí por eso, sino porque veía más probable que me matara yo solo a que lo hiciera una falla cardíaca. Me pregunté si sería posible matarme con la polera mientras me la ponía... Luego me di cuenta de que John no me permitiría llegar tan lejos. Así que me cambié de ropa, en silencio, intentando no pensar...
Pero no podía. Los recuerdos volvían rápidamente. Mi padre, Mike, Jennifer, Sarah... Mike...
No podía creer que Mike siguiera a mi lado. De verdad. No me lo merecía. Bueno, para ser francos, no me merecía a nadie, ni siquiera me merecía estar vivo en este planeta... Quizás merecía estar en plutón, o en algún lugar así, lejos de todo ser humano, y obligado a morir congelado... Sí...
-¿Quieres más lasaña?
... ¿Y yo en qué momento había llegado al comedor? ¿Había comido algo? Miré mi plato y vi los restos de salsa. Sí, había comido. Y no había intentando matarme con el cuchillo... Esperen, no tenía cuchillo, sólo tenedor...
-¿Billie?
Levanté la mirada, aturdido, y vi cómo los ojos azules de Britt brillaban con preocupación. Recordé de inmediato la mirada de Sarah cuando yo me pasaba en las drogas o el alcohol durante mi adolescencia... Bajé la mirada, avergonzado.
-No, gracias.
Quería pedir permiso para pararme e irme a la pieza, pero era incapaz de encontrar las palabras en el fondo de mi garganta. Así que me quedé en la mesa, viendo como todos comían postre, al tiempo que yo intentaba tragar la primera cucharada de helado.
-Billie, si no quieres, no te lo comas.
Me encontré a mí mismo siendo observado nuevamente por Britt, cuya preocupación era cada vez más notoria. Y decidí que fingir que quería comerme el helado no me iba a llevar a ninguna parte, no con ella mirándome de esa forma y recordándome a Sarah cada vez más con cada segundo que pasaba.
-Creo que mejor lo dejaré, mi estómago tiene ganas de traicionarme...
Aunque esa era una mentira colosal: Mi estómago jamás me había dado menos problemas al comer helado.
-Entonces lo guardaré en el refrigerador, en caso que te dé hambre, ¿sí?
Sonaba tan maternal, que comencé a preguntarme si no estaría embarazada. No, Mike me lo habría dicho. Quizás no. En realidad, con el mes que estaba teniendo, dudaba de todo y todos, en especial de mí mis...
-Bueno, aquí te dejo.
Esta vez me costó menos salir de mi ensimismamiento y así darme cuenta que ya estaba en la pieza de invitados.
-Gracias, Mike, por todo –farfullé, en un intento de tono honesto de voz
Suspiró.
-De nada. Ahora, Vincent, Britt, Johnny y yo te vendremos a revisar de vez en cuando, así que, por favor, no hagas ninguna idiotez.
Torcí una mueca.
-Tranquilo, estoy cansado. Sólo quiero dormir.
Era verdad. Sentía un cansancio mental comparable al físico sufrido tras un concierto de cuatro horas. Sólo quería dormir bien esa noche... Ahora, si no despertaba jamás, sería genial... Pero si despertaba... Bueno, podría acabar con todo al día siguiente, bien lejos de casa de Mike para el beneficio de todos.
-Bueno, Britt te dejó una polera vieja encima de la cama, para que estés más cómodo... Y... Eso. Buenas noches.
Asentí, sacándome los pantalones. Mike volvió a suspirar y, lentamente, salió, cerrando la puerta tras de sí y dejándome a oscuras. Me cambié de polera y, dejando que el sueño se apoderara de mí por completo, me metí a la cama, quedando de costado hacia la ventana, por la cual veía cómo un haz de la luna llena se colaba hacia el interior. Me sentí, súbitamente, reconfortado. Una buena noche de sueño despejaría mi mente para poder planear mejor mi muerte... Sí....
-Cierra los ojos...
Volvía a encontrarme en medio de la calle en la que se encontraba la casa de Adrienne en Minnesota, y era ella quien me susurraba esas palabras. Por mera curiosidad, obedecí. Para mi sorpresa, ella me tomó la mano, causando que yo sintiera mariposas en el estómago... Las primeras mariposas reales desde la partida de Sarah... El primer atisbo de felicidad y de ganas de vivir...
El sonido de la puerta cerrándose me despertó, de golpe, encontrándome de espaldas en la cama del cuarto de invitados. Supuse que alguno de mis amigos había ido a revisar cómo estaba. La verdad, mucho no me importaba. El recuerdo del día en que había conocido a Addie me había hecho sentir feliz dentro del sueño, pero ya estando consciente...
Nunca quise decepcionarla, mucho menos de las cientos de dolorosas maneras en que lo había hecho durante nuestra larga relación. De verdad que no. Pese a estar, ahora, un cien por ciento seguro de que no la amaba, mi intención nunca fue dañarla. Mi intención no era dañar a nadie. Pero lo había hecho. Al involucrarme con toda la gente que me rodeaba sólo había logrado que todos sufrieran de una forma u otra. De haber sabido cuál sería el curso de mi vida tras la partida de Sarah, jamás me habría metido con Addie en primera instancia. La verdad, jamás me habría metido con nadie. Me habría alejado hasta de Mike y Tré… Si me lo hubieran permitido, claro. Me habría ido a vivir a otra ciudad, solo, interactuando con la menor cantidad de gente posible, repartiendo pizzas para vivir…
Me volteé en la cama, y me cubrí hasta la cabeza con las mantas… Pero no conseguí volverme a dormir. Poco a poco, mi pulso comenzó a acelerarse, y sabía que el único motivo para ello era una ansiedad que no tenía cura, ya que estaría conmigo hasta que me atreviera a erradicarla... Pero como ya se había convertido en una parte vital de mí mismo, no había forma de destruirla sin destruirme a mí mismo...
Me paré y, lentamente, me dirigí a la puerta de la habitación, la cual abrí de la forma más silenciosa posible. La atravesé del mismo modo, y, rogando no caerme por la oscura escalera (sería doloroso, pero no acabaría conmigo), bajé al primer piso, para luego dirigirme a tientas a la cocina. Por algún motivo, no quería prender la luz. Probablemente era porque un lado de mí creía que el sonido del interruptor activándose despertaría a Mike más que el hecho de que robase un cuchillo y me devolviese al segundo piso.
-Soy un imbécil –susurré.
Y de verdad lo era: Estaba considerando arriesgarme a que me descubrieran volviendo a mi habitación. Esa idea sería terrible. Tendría que hacerlo ahí, en la misma cocina. Así que, aún a oscuras, me dirigí al mueble donde sabía que estaban los cubiertos, y tanteé hasta encontrar el cuchillo más grande, con mango de madera, utilizado en múltiples parrilladas a lo largo de los años. Para asegurarme de que era el que buscaba, llevé la filosa punta a mi índice izquierdo. Me sonreí al sentir la sangre corriendo por mi dedo. Excelente, el cuchillo atravesaba mi piel rápidamente, esto no tardaría. No tendría que estar vivo por mucho más. Sólo tendría que desgarrar la piel que cubría mis muñecas...
Con una mano temblorosa (¿Por qué temblaba? Ya había intentado acabar con todo antes, ¿por qué venía a asustarme ahora?), llevé el cuchillo a mi muñeca izquierda. Lentamente, llevé la punta al extremo izquierdo de la muñeca y, tratando de controlar los fuertes temblores de mi otra mano, enterré un poco la punta.
La luz de la cocina se prendió. Me encontré a mí mismo parpadeando intentando enfocar a la persona que tenía frente de mí.
-¡BILLIE! –exclamó.
Claro, era Mike, quien me miraba asustado. Pero estaba lejos, estaba al otro lado de la cocina. Aún podía hacerlo... Aún podía deslizar el cuchillo completamente por mi muñeca... Sólo tenía que hacerlo. Sólo hacerlo... Sólo...
La mano me tembló más...
El sonido del golpe entre el metal del cuchillo y las baldosas del piso ocurrió al mismo tiempo que Mike me abrazaba, empujándome a la vez.
-¡¿Qué mierda haces, Billie?! –me preguntó, en un tono que intentaba aparentar furia. Pero yo sabía que estaba más asustado de lo que jamás había estado. Aún así, fui incapaz de contestar nada. Sentía un nudo en la garganta.- ¡Tienes todo! ¡Todo! ¡Addie te espera en casa! ¡Tus hijos te aman, y tus amigos también lo hacemos! ¿Por qué estás tan empeñado en acabar con toda la perfección y felicidad que es tu vida?
Me separé un poco de él, lo miré, y que sus ojos azules estaban llorosos. Creo que nunca había visto llorar a Mike de adulto. Apenas sí recordaba haberlo visto llorar alguna vez. Esto sólo hizo que el nudo de mi garganta creciera, y que mi voz saliera muy aguda al decir:
-No puedo decirte. No puedo.
Ya no aguanté más, y dejé que el llanto me ganara.
-No puedo –repetí, ahora entre medio de un gran sollozo-, no puedo.
Mike volvió a abrazarme, con más fuerza esta vez, y yo me dejé abrazar, sin moverme ni nada.
-¿Por qué no puedes, Billie?
-¡Porque vas a odiarme! –Vale decir que no tengo idea cómo me entendió entre tanto hipar y sollozar.- ¡Sé que lo harás!
Para mi extrañeza, Mike soltó una corta (y nerviosa) risa.
-Billie, estuviste con la mujer que amé, le rompiste el corazón, me ocultaste que sentías cosas por un hombre, y quién sabe qué más, y no te odio. ¿Por qué crees que lo haré ahora?
Aún sin soltarlo, y aún sin dejar de llorar, farfullé:
-Porque esto es realmente terrible, y si no me odias tienes serios problemas mentales.
Mi amigo volvió a reír, de un modo más normal, y me dio unas cuantas palmaditas en la espalda, que, extrañamente, sí lograron tranquilizarme. El que mi amigo hiciera algo tan ridículo, quería decir que le importaba… Quería decir que yo, una basura de persona, le importaba a alguien.
No me lo merecía, no me merecía a alguien como a él a mi lado, como tampoco me merecía a Addie, ni, mucho menos, a Sarah…
Sarah... Mi amada Sarah...
-Shh... –Sabía que Mike me miraba perplejo mientras yo seguía llorando, pero ya poco me importaba. Sólo quería dejar que toda la mierda saliera alguna vez.- Puedes decirme lo que sea.
Lo miré a los ojos y vi que me decía la verdad, que realmente podía decirle cualquier cosa, y no me odiaría... Mike no mentía al decir que no podía odiarme...
-A fines de agosto, mamá me llamó porque quería remodelar el segundo piso, y necesitaba que fuera a vaciar mi pieza.
Las palabras salieron de mi boca antes que siquiera pudiera preguntarme si decir toda la verdad era buena idea o no. Terriblemente, no pude seguir hablando, ya que el recuerdo del simple hecho que desencadenó todo lo demás causó que el llanto volviera, ocasionando que Mike quedase mirándome muy consternado.
-Billie, no entiendo... ¿Quieres matarte porque no querías ordenar y botar basura hace casi un mes?
Logré soltar una breve risa entre todo el llanto.
-No, claro que no... Pero, terriblemente, todos mis males comenzaron por eso, por ordenar. Porque mamá no sólo me llamó a mí: También llamó a Nadia para que fuera el mismo día.
Y fue así que Mike y yo nos quedamos despiertos hasta las cuatro de la madrugada, tomando café y fumando muchos cigarrillos, mientras que yo contaba todo lo que había sucedido en el mes, incluyendo el más mínimo detalle, y él escuchaba atentamente, sin ninguna interrupción, hasta que...
-¿Joey tiene tu planta? ¿Tu mágica planta que producía la mejor marihuana de todo Rodeo?
Reír fue más fácil que cualquier otra reacción que pude haber tenido.
En fin, tras eso, no hubo más interrupciones hasta el final de mi historia.
-O sea que se volvió a ir. –Asentí, terminando mi quincuagésimo tazón de la noche (hipérbole máxima, ya que era el tercero).- ¿Y ahí es cuando Addie entra a la pieza?
-Nope. Ahí es cuando Joey entra. Luego entra Addie. –Mike suspiró.- Necesito saber, ¿qué dijo Addie y qué le dijeron?
Mi amigo me miró, alzando una ceja.
-¿Para qué quieres saber eso? ¿Para poder seguir mintiendo?
Me atreví a devolverle la mirada, causando que su semblante se transmutara completamente por la lástima.
-Mírame, Mike. Esas mentiras son lo único que me quedan. Sin ellas, me convertiré un pobre diablo, cuyos días terminarán apenas se cruce con otro cuchillo –levanté mi muñeca izquierda, para que viera el pequeño punto rojo que era la herida que había logrado hacerme-. Necesito saber qué decir.
-Billie... Fueron las mentiras las que te llevaron al suicidio en primer lugar.
-Lo sé. Pero la verdad sólo lo habría hecho peor.
Sostuvimos la mirada un rato más, y, finalmente, mi amigo suspiró.
-Le dijimos que querías estar solo, y que por eso te ofrecimos mi casa para quedarte. Addie quiere verte y hablar las cosas, pero Tré logró convencerla de que era mejor que tuvieran cierto espacio para ventilarse un poco.
Asentí, pensativo; no tenía idea qué decirle para que me dejara poner un pie en la casa, pero la idea de que ella quería verme e intentar arreglar las cosas me daba esperanzas. Bastantes, a que estamos. Quizás mentirle no me significaría un esfuerzo tan grande, y no terminaría siendo sobrepasado por mis propios sentimientos y pensamientos... Aunque no estaría mal pensar en alguna forma efectiva de acallar todo lo que pasaba en mi mente... Pero eso ya era pedir imposibles.
-Ya estás pensando... Creo que será mejor que vuelvas a dormir.
Torcí una mueca.
-No podré dormir.
-No te rindas antes de intentarlo, mierda. Ya, vamos.
Dejé el vacío tazón en la mesada y dejé que mi amigo me guiara a mi habitación. Ya ahí, me metí a la cama, y me sentí, súbitamente cansado.
-¿Viste que podrías dormir?
-La verdad que no quiero –admití.
-¿Y por qué no?
Su curiosidad era auténtica, por lo que pensé un poco la respuesta para que fuese satisfactoria para mi amigo:
-Porque dormir significa soñar. Verás, cuando me estaba muriendo, en mi cabeza estaba dando una última entrevista, en la cual la tipa a cargo se dedicó a mostrarme fragmentos de mi vida que considerase importantes. Iba en orden cronológico, y reviví antes de siquiera llegar a Jesus... Y ahora estaba soñando con Addie, con el día en que la conocí... Lo que me dice que seguiré con eso hasta terminar, es decir, hasta el presente. No acabaré jamás.
-¿Y por eso te sentiste mal y bajaste a un nuevo intento en mi cocina? –Asentí.- Diablos... Te daría una pastilla para dormir, pero probablemente despiertes con más deseos suicidas que antes, y quién sabe si tendrá una reacción adversa o algo...
-En el mejor de los casos, si funciona, simplemente me vuelvo adicto, ya que no quiero volver a soñar.
-¿Nunca?
-No, es muy riesgoso. Recuerdo cosas que no debería. Y reflexiono. Y recuerdo porqué soy tan mierda de persona...
Mike me sonrió.
-No eres una mierda de persona, sólo quieres ser feliz... El problema es que tu felicidad parece tener muchas consecuencias sobre la gente que te rodea.
-Tanta responsabilidad sobre los hombros de un perfecto imbécil, ¿no? –Mike rió.- ¿Ves? Ni siquiera puedes disimular que tengo razón.
-¿Qué quieres que te diga? Tu comportamiento es de imbécil y realmente tienes una gran carga. Dos niños, una esposa, tu trabajo, tus amigos... Y Sarah apareciéndose de a ratos en tu mente... Y lo terrible es que sabes que la amas, pero no puedes hacer nada porque quieres que tus hijos tengan una familia feliz, todos juntos...
Torcí una nueva mueca.
-Estoy durmiendo, ¿verdad?
Mike se convirtió en Sarah.
-Caíste dormido apenas te acostaste. –Me sonrió y se me acercó, para susurrarme al oído:- Dulces sueños.
Y todo se transformó en una bruma de colores.

9 comentarios:

  1. oh wn. final culiao bueno.

    pero uta que Billie es weon. tantas oportunidades y el wn aun no se puede matar. PREMIO A LA PERSONA MAS WETA DEL MUNDO xD
    pero ya, he de admitir que me dio pena Billie... y eso me dio rabia conmigo misma xD


    te diria que subieras el proximo rápido pero me da pena y no quiero :(

    bueno, chao. tengo que terminar el otro fic que lei y luego dormir.

    (no pienso meterme a mi cuenta para comentar... la verdad es que no la recuerdo)

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  2. muero, muero con este fic por la chucha, lo amo tanto, el día que termine será como cerrar un ciclo, al igual cuando vimos GD por primera vez ♥

    Yess

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  3. no sé quien fue la que dijo una vez "pobre, ni matarse le resulta bien" jkasdghsevfguidsfgsj WIN xDDDDDDDD

    Amanda compadecete y.. DEJA AL CULIAO FELIZ POR FAVOR! xddddddddd

    Yess

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  4. qé risa sus ideas suicidas xd super imbécil como él solo :B y oye, sólo qiero decir qe apoyo a la Yess.
    DEJALO FELIZ !! y eso :D
    XO

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  5. La espera valió la pena!
    Este Billie piensa demasiado y tiene muchos lios mentales u.u Debe ser feliz!

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  6. hola te acuerdas de mi?¿?
    soy del fotolog /snitselll


    no lo creo, ya subiste tu cap... lo leere de inmediato!
    me encanta... ya lo, leo!

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  7. DioS!!! esta agonia me esta matando xD!!! Sube Cap pronto o morire!!! jajjaja i love your fic!!!

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  8. QUUUUUUUE!!!!!!!!!!!!! como que billie se quiso metar!!!! es ta loco noooooooooooo!!! por dios no, ai dios grasias por tener a jhony y mike para salvarlo si no se me moria mi enano hermoso!!!! dios!! aja okno mmm brit ya esta embarazada?? ajaj me acuerdo de su panza se veia tan rara asi!! mientras este solo coon mike esta todo bn!!! me mata su hermanos nomas!!! billie esta loco!!! hasta con el cuchillo intento sucidarce, en sima en la casa de su mejor amigo!!! el unico que lo esta apoyando y que siemrpe lo hizo y ademas el tiene toda la razon, su felicidad esta destrozando a mas gente pero eso no significa ue sea inalcansable!!! y sarah??? uiero ue vuelva, pero tambien me da lastima addie y los niños (bueno ya no son tan niños) pero ella es la felicidad de billie!!! y con respecto a los sueños eso si es feo! pero se le pasara no puede estar sin dormir!!! y como es eto de la ultima parte?? mike se convierte en sarah!!! ue mierda se tomo?? ajaj okno

    por cierto gran por los consejos de las imagenes, me sirvieron y por de mas!! ajaj. tu fic es genial!!! espero el prox cap!!!

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