Rest One of these days Simple Twist of Fate I'm not tere Suffocate Rotting Suffocate? Dearly beloved Hold On Wake me up when September ends Good Riddance (Ridding of you) Cigarettes and Valentines
Prólogo

jueves, mayo 05, 2011

Simple Twist of Fate - Chapter twenty-four: Sorry seems to be the hardest word.


Es triste, muy triste. ¿Por qué no podemos hablarlo? Oh, para mí parece que perdón parece ser la palabra más difícil.
SORRY SEEMS TO BE THE HARDEST WORD – ELTON JOHN

-Ahora sí que jodí todo, Jake –mascullaba Joey, aquella tarde, la primera del julio de 2011-. Sí que jodí todo…
-¡Claro que no! –exclamó el menor, en un intento de animar a su hermano mayor.
-¡Claro que sí! Si no hubiera armado toda esa escenita de celos, no me habría dicho que no confiaba en ella que sería mejor que termináramos. Si ella no hubiera dicho eso, seguiríamos juntos –dijo el mayor, enojado consigo mismo-. ¿Por qué soy tan imbécil?
Jake puso los ojos en blanco.
-Entonces pídele disculpas o algo –sugirió, con tono de obviedad.
-¿Cómo? “Oye, perdón por la escenita que te hice, pero aún te amo, ¿quieres volver conmigo?” –ironizó Joey.
-No, muy convencional –musitó Jake. Joey lo miró, sin entender-. ¿Por qué no le dedicas alguna canción, o algo así?
Joey suspiró.
-Entonces tengo que ir a aprender a tocar piano –masculló, saliéndose de la piscina. Sacudió la cabeza como un perro, tomó una toalla, se quitó el exceso de agua y, sin decir nada más, entró a la casa.
Jake suspiró y se puso a flotar de espaldas, cerrando los ojos. No se percató de que alguien había entrado a la piscina hasta que sintió cómo el agua se movía un poco.
-Papá salió, mamá está durmiendo, Angie no sabe nadar y Joey acaba de salirse, así que ¿qué te trae por aquí, Jenny? –dijo Jake, aún sin abrir los ojos.
Escuchó cómo la pelirroja suspiraba.
-¿Crees que sería mejor que me fuera de la casa? –preguntó.
Jake abrió los ojos y se paró enseguida.
-¿Qué? –inquirió, sorprendido, acercándose al lado de la piscina en el que ella estaba.
-Que si crees que sería mejor que me fuera de la casa –repitió ella.
-¡No! ¿Por qué habrías de irte? Tú pelea sólo es con Joey. –Ella hizo una mueca.- ¿Te peleaste con papá?
-Mm… Algo así –musitó ella, sentándose en el borde de la piscina. Jake hizo un gesto que indicaba que estaba escuchándola-. ¿Tu hermano te contó porqué terminamos?
-Sí, porque él estaba celoso de papá. Lo encuentro ridículo, de todos modos –respondió.
Jenny se mordió el labio inferior, pensando en cómo continuar.
-¿Qué dirías si te dijera que, lo que tu hermano creía, no es algo tan descabellado de pensar? –preguntó ella.
Jake la miró, atónito.
-Te diría que no se lo contaría a nadie y que empezaras ahora mismo a contarme qué mierda ocurre –dijo él, sentándose a su lado.
Ella sonrió, amargamente.
-Resulta que, además de amar a Joey, siento… Bueno, siento algo por tu padre –susurró. Jake abrió mucho los ojos-. Resulta que se lo dije y él me dijo que no, así que andamos tensos. Tu madre está celosa de mí, porque averiguó que yo y Billie tuvimos algo mientras que ellos estaban divorciados; y creo que anoche casi pasó algo con Mike en su casa, pero eso no cuenta, fue cosa de borrachos. Mi punto es que acá sólo hablo contigo, y creo que eso no va a ser por mucho, debido a lo que te acabo de contar.
Jake seguía mirándola sorprendido.
-Jenny, sinceramente, ¿con quién te ves para el resto de tu vida? –preguntó él, sorprendiéndola.
-Bueno, con Joey, eso es obvio –dijo ella, sin entender hacia donde se dirigía el menor.
-Entonces todo marcha como la seda –dijo él, con una sonrisa. Ella lo miró, sin entender-. Tú sabes que él terminará viniendo a pedirte disculpas de rodillas, porque no se imagina su vida sin ti. A mí no me has perdido en lo absoluto, me tienes como amigo… Papá se olvidará del asunto pronto, mamá te hablará como si nada hubiese pasado en cuanto vea que papá está demasiado tierno con ella y Mike… Bueno, ahí no me meto, pero tú crees que nada pasó, así que lo más seguro es que nada pasó. Pero dudo que Joey tenga que saber eso.
Jenny sonrió y lo abrazó, sorprendiéndolo.
-Gracias –susurró.
-Cuando quieras –dijo él, con una pequeña sonrisa.

Volviendo a la historia actual, es decir, volviendo al sábado siete de marzo de 2020, Jenny se encontraba en su habitación, tirada en la cama, muy ocupada viendo el techo. Sabía que Joey estaba en alguna parte de la casa, pero no le interesaba saber cuál. Lo más probable era que estuviera emborrachándose en el estudio hasta las dos, hora en la que empezaría a limpiar todo, para fingir que nada había pasado y estar completamente despejado cuando llegara la hora de ir a buscar a los niños. Sin embargo, sí le interesaba el saber qué hacía Billie Joe en ese instante. ¿Qué mentira le habría dicho a su esposa? ¿Recordaría la noche que había pasado con ella cada dos minutos, tal como ella hacía? ¿O estaría enojado con ella por aún amarlo con una parte de su ser?
No se movió de ahí hasta las dos, hora en la que decidió que sería mejor bajar a hacer el almuerzo. Preparó unas pastas, bastantes simples y se sirvió su plato. Ni se molestó en llamar a Joey (quien parecía estar en el estudio) a la mesa. Ni siquiera se molestó en poner la mesa: Comió en la mesada. Lavó su plato y se dirigió a su “oficina”, a revisar si tenía algún mail de Paul o algo así. No había nada, por lo que decidió que lo mejor sería intentar escribir algo hasta la hora en que llegaran los niños.
A eso de las cuatro, sintió como alguien tocaba la puerta.
-¿Qué quieres, Joey? –inquirió ella, sin nada de delicadeza. No lograba escribir nada.
Él abrió la puerta.
-Amor… Digo, Jenny… -farfulló él. Suspiró-. ¿Me acompañas a buscar a los niños? –Ella negó, sin mirarlo a los ojos. Su esposo lo notó.- Bueno… Volvemos en una media hora.
-Ok, maneja con cuidado –musitó ella, aún sin mirarlo a los ojos, aún empleando un tono brusco de voz.
Él salió y ella soltó una pequeña lágrima. No podía asimilar que su matrimonio realmente estuviera tan mal. Entristecida, salió de la oficina y se dirigió a su habitación, donde volvió a tirarse en la cama, esta vez bocabajo, permitiéndose llorar desconsoladamente por primera vez en mucho tiempo.

Aquella mañana de julio de 2011 despertó por el lejano sonido de un piano. Probablemente, alguien había puesto un disco en el primer piso…
Pero no sonaba como un disco. Sonaba como si alguien estuviera realmente tocando en la casa. Extrañada, la pelirroja se desperezó y bajó a ver, sin importarle el aún estar en pijama. Así llegó al living, donde se sorprendió al ver a Joey con un teclado en uno de los sofás, tocando varios acordes al azar con una mano y varias notas con la otra. Se interrumpió al notar la presencia de la joven. Con una pequeña sonrisa, comenzó a tocar algo, que ella no tardó en reconocer como Jealous guy, de John Lennon.
-Esto va para ti –susurró Joey, a un volumen lo suficientemente audible como para que ella pudiera escucharlo. Luego comenzó a cantar:- Estaba soñando con el pasado y mi corazón latía rápido. Empecé a perder control… Empecé a perder control… No quería herirte. Perdón que te hice llorar… Oh, no quería herirte… Soy sólo un tipo celoso…
Jenny lo miraba, anonadada. No podía creer que Joey se hubiese aprendido esa canción para ella, no podía creer que se hubiese atrevido a cantar frente a ella (rara vez lo hacía).
-Me sentía inseguro. Podías no amarme más. Estaba temblando por dentro… Estaba temblando por dentro. –Repitió el coro, tras el cual levantó su mirada, en dirección a Jenny, quien no podía evitar mirarlo directamente a los ojos.- Estaba intentando atrapar tus ojos, aunque tú estabas intentando ocultarlos. Estaba tragando mi dolor… Estaba tragando mi dolor. No quería herirte. Perdón que te hice llorar… Oh, no quería herirte… Soy sólo un tipo celoso, mira, soy sólo un tipo celoso, mira, nena, soy sólo un tipo celoso…
Joey terminó la canción, dejó el teclado de lado, se paró y se dirigió a ella.
-¿Me perdonas? –preguntó, tomándole las manos.
Ella sonrió y lo abrazó, ignorando las lágrimas agolpadas en sus ojos.
-Por supuesto que te perdono –susurró.

-¿Jenny? –le preguntaba alguien, moviéndola suavemente.
La mujer abrió sus ojos, los cuales estaban hinchados de tanto llorar, para encontrarse con Joey, quien la miraba apenado.
-¿Qué pasa? –inquirió ella, fingiendo que nada pasaba, mientras se secaba las lágrimas de su rostro- ¿Qué hora es?
-Me tenías preocupado, estás durmiendo desde ayer –susurró él. Ella lo miró, sin entender-. Es domingo.
-¿Qué? –inquirió, sentándose.
-Eso mismo –dijo él, acercando su mano al rostro de la pelirroja, para secarle unas cuantas lágrimas. Sin embargo, ella no se lo permitió-. ¿Sigues enojada?
Ella suspiró.
-No tanto como debería –confesó-. Pero aún no puedo perdonarte.
-¿Por qué no? –preguntó él.
-Porque… Joey, confié en ti. Te creí cuando me dijiste que llegabas tarde porque ensayaban hasta tarde, te creí cuando dijiste que todo estaba bien… Te creí cuando me dijiste que me amabas –dijo ella.
-Pero yo sí te amo –susurró él, mirándola a los ojos, para demostrarle que era cierto.
-Yo no sé si pueda seguir haciéndolo –susurró, poniéndose de pié.
Él la miró, con tristeza, mientras ella salía de la habitación.
Papá dijo que no sería fácil pensó, siguiéndola.
Había hablado con Billie el día anterior, y le había dicho lo mismo que su hermano le había dicho años atrás: Tenía que pedirle perdón, de un modo único, de un modo exclusivo para ellos. Además, el mayor se había ofrecido para cuidar a los niños hasta que las cosas se arreglaran, cosa que Joey le agradecía.
-¿Qué tengo que hacer para que aún me ames? ¿Qué tengo que hacer para que te importe? –comenzó a cantar, a mitad del pasillo, mientras que su esposa (quien estaba por llegar a la escalera) se detenía- ¿Qué hago cuando un relámpago me asuste y despierte para encontrar que no estás aquí?
-Joey –susurró ella-. No sigas…
-¿Qué tengo que hacer para hacer que me quieras? ¿Qué tengo que hacer para ser escuchado? ¿Qué tengo que decir cuando todo haya acabado y “perdón” parezca ser la palabra más difícil? –continuó él, de todos modos, quien sabía que era la única forma de que Jenny se rindiera- Es triste, muy triste. Es una triste, triste situación. Y se vuelve más y más absurda.
Jenny se acercó a él, sin saber si acercarse más o no, sin saber si rendirse o no.
-Es triste, muy triste. ¿Por qué no podemos hablar de esto? Oh, para mí parece que perdón parece ser la palabra más difícil...
Jenny, quien estaba a punto de llegar a él, se detuvo.
-Joey, no puedo –susurró.
-¿Por qué no? –preguntó él, demostrándole lo triste y arrepentido que estaba con la mirada- No volverá a pasar, jamás.
Ella negó.
-¿Y si vuelve a ocurrir? –preguntó- No creo que pueda con esto de nuevo.
Él acortó la distancia y la besó en la frente.
-No volverá a pasar –susurró él, en un tono bajo de voz, rozando los labios de ambos al hablar…
Tal como Billie había rozado los suyos con ella aquella mañana…
Billie…
Joey…
Joey sí la amaba…
-Prométemelo –susurró ella.
-Te lo prometo y te lo juro por todo –dijo él.
Lentamente, se besaron, ignorando la lágrima que se les escapó a ambos.
-Te amo, más que nada en el mundo –susurró él, entre besos.
Ella sintió una punzada de culpa.
-Y yo a ti –respondió.
Joey sonrió, sin notar lo mal que se sentía Jenny en su interior.

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