Rest One of these days Simple Twist of Fate I'm not tere Suffocate Rotting Suffocate? Dearly beloved Hold On Wake me up when September ends Good Riddance (Ridding of you) Cigarettes and Valentines
Prólogo

jueves, mayo 05, 2011

Simple Twist of Fate - Chapter twenty-six: Together we stand...


Divididos caemos.
HEY YOU – PINK FLOYD

-¿Por cuánto tiempo? –preguntaba Joey.
-Paul dice que por una semana, por lo menos –respondía Jenny.
Ambos se encontraban en la habitación matrimonial, abrazados y conversando. Tras un largo silencio, Jenny había decidido contarle de inmediato a Joey respecto a su breve viaje. No era la primera vez que se iba (de hecho, cuando estrenaba un libro, viajaba por todo el mundo, y por más de una semana), pero era la primera vez que los niños (por lo menos Jack) iban a tener conciencia de ello.
-¿Qué les decimos a los niños? –preguntó él.
-La verdad: Que mamá tiene que ir a hacer un trabajo a Londres, que estará allá por una semana, quizás un poco más, y luego volverá –explicó ella-. El problema es que dentro de poco se lanza el libro, así que tendrán que irse acostumbrando a que me vaya más seguido.
Joey suspiró.
-¿Qué haremos con ellos en caso de que nuestras giras coincidan? –inquirió él.
Jenny negó. Era la primera vez que se cuestionaba eso seriamente.
-¿Sería mucho abuso dejarlos con Billie y Addie? –sugirió
-Si estuviera papá, no. El problema es que él igual se va de gira pronto –susurró él-. Curioso, él igual se va a Londres.
Jenny sintió un fuerte retorcijón en su estómago, el cual pudo controlar abrazando a Joey más estrechamente.
-Bueno, algo de compañía nunca hace mal –comentó ella. Le dio un beso a su marido-. Te extrañaré.
-Yo más –musitó él, rozando los labios de ambos.
Lentamente, él comenzó a ponerse sobre ella, sorprendiéndola. ¿Desde cuándo Joey tenía relaciones con ella más de una vez en un mismo día? Es decir, eso ocurría (con suerte) al comienzo de su relación, cuando estaban solos en la casa y lo aprovechaban al máximo, pero, después del primer embarazo de Jenny, habían dejado de hacerlo.
-¿En honor a qué? –preguntó ella, mientras Joey le besaba el cuello.
-No sé, quería variar un poco –le susurró él al oído.
Ella sonrió y lo besó de vuelta.

Mientras, en su habitación, Adrienne se apoyaba en el desnudo pecho de Billie Joe, quien la abrazó de vuelta, con fuerza.
-Te voy a extrañar –susurró ella.
Una lágrima se le escapó.
-Vamos, sólo estaré fuera una semana –musitó él-. Un concierto, autografiar discos, entrevista, otro concierto en alguna otra parte de Inglaterra, un último concierto y nos venimos...
Ella asintió, abrazándolo.
-Te amo –susurró ella.
-Yo más –mintió él. Addie lo amaba con toda su alma y todo su corazón, mientras que él estaba dividido entre ella y Jennifer.
Se besaron, de un modo bastante tierno, aunque Billie notó de inmediato que Adrienne estaba poniéndole más intensidad en el beso de lo usual.
-¿Quieres adelantar lo de la próxima semana? –preguntó ella, pícaramente.
Billie hizo una mueca, ante lo que ella lo miró sorprendida.
-No sé, estoy cansado –se excusó-. Quizás me esté haciendo viejo, no lo sé.
Ella se encogió de hombros, disimulando su decepción lo más posible, aunque no fue lo suficiente para que Billie no lo notase.
-Hey, no te preocupes –le susurró él al oído, causándole un cosquilleo a su esposa-; mañana te lo compensaré.
Addie sonrió, le dio un suave beso en los labios y se acomodó en su pecho. Se quedó dormida a los pocos minutos, ante lo que Billie suspiró.
La verdad era que no había querido tener relaciones con su esposa para poder pensar con toda su energía respecto a la llamada que había recibido aquella tarde.
¿A qué se refería el sujeto cuando decía que no estaría solo? ¿Acaso lo estaban siguiendo? Bueno, era probable, pero era muy diferente que lo siguieran en Oakland a que lo siguieran hasta Londres. Es decir, ¿para qué molestarse tanto?
O quizás se refería a otro tipo de compañía... Quizás se refería a algo favorable para él mismo...
Se regañó a sí mismo por pensar en esas idioteces. Jenny no iría a Londres con él ni en mil años, no después de lo ocurrido. Volvió a regañarse cuando se encontró a sí mismo recordando los besos y las caricias de la pelirroja.
Lo amaba. Eso lo tenía más que sorprendido. Aún después de todos esos años, aún después de haber sido rechazada, aún después de haberse casado... Aún después de muchas cosas más, ella seguía amándolo. ¿Por qué? Ambos sabían que lo suyo era imposible, ambos sabían que no podían estar juntos. De hecho, la única razón por la cual Billie no le había dicho lo que sentía a la pelirroja, era que, aunque se divorciaran de sus parejas, nunca podrían estar juntos. ¿Qué le dirían al mundo?
Quizás por esto Kurt Cobain no quería hacerse famoso pensó un lado de su cabeza.
Tenía sentido. Al ser famosos, tenían que cuidar que todo lo que hicieran fuese aceptado, o medio mundo haría un escándalo, medio mundo los acosaría a ellos...
¿Y qué le diríamos a nuestras familias? pensó otro lado de él.
Otro punto en contra: ¿Cómo le explicaba a Adrienne que amaba a Jenny? ¿Cómo se lo explicaba a sus hijos? Estaba más que claro que tendría que renunciar, al menos, a Joey. Y no podía hacer eso.
Billie Joe se acomodó en la cama, aún pensando. Tenía que haber un modo para poder estar juntos. Tenía que haberlo. Pero mientras más vueltas le daba al asunto, más imposible le parecía.
Podría, al menos, hablar con ella; no quiero irme a Londres estando peleados pensó, al cabo de un rato.
Un atisbo de luz cruzó por su cabeza. Había una forma de estar juntos. La había.
No, ella no quiere esto pensó de inmediato, descartando su “brillante” idea. Es decir, ¿quién quiere estar con quien ama sólo como amante? Y yo nunca podría engañar a Addie...
¿Aunque ya lo hiciste una vez? le preguntó una vocecita molesta.
Aunque ya lo haya hecho, no podría hacerlo de nuevo.
Así fue, poco a poco, quedándose dormido, sin saber que, en su hogar, la pelirroja tenía los mismos pensamientos.

A la mañana siguiente, Jennifer despertó bastante más temprano que su esposo. Con una pequeña sonrisa, le dio un beso en la frente a su marido y, tras soltarse de sus brazos, se salió de la cama. Como era lunes, tenía que ir a dejar a Jack al parvulario y a Jessica a la sala de cuna, por lo que se dirigió de inmediato al baño, donde tomó una rápida ducha.
Apenas salió de la habitación (ya seca y vestida), bajó al primer piso a preparar el desayuno. Terminó los Waffles y subió a levantar a sus hijos. Se encontró con que Joey ya estaba encargándose de Jack, así que ella fue a levantar a Jessica.
Tras desayunar todos, Joey se ofreció a ir a dejar a los niños, permitiendo que Jenny se quedara en su oficina, revisando el correo que Paul le había enviado el día anterior. Resultaba que tendría que estar una semana completa allá. No era tanto, pero igual le entristeció. Iba a comenzar a ver en qué consistiría su “trabajo”, cuando el timbre sonó. Con un suspiro, se paró y bajó. Se sorprendió al ver quién era.
Como de costumbre, iba de negro y su cabello entrecano estaba desordenado en varias direcciones. Y sus ojos... Sus ojos verdes la miraban entre avergonzados y decididos.
-¿Puedo pasar? –preguntó Billie Joe, en un susurro.
-Sí, adelante –musitó ella, haciéndolo entrar-; Joey no está.
Billie soltó una exhalación.
-Bien, porque... Bueno, quería hablar acerca de lo del sábado –dijo él.
Ella asintió, comenzando a sonrosarse.
-¿Qué quieres hablar? ¿Cómo nos sentimos, cómo deberíamos actuar o qué? –preguntó ella, intentando no emplear un tono brusco de voz.
-Pensaba hablar acerca del “por qué las cosas no siguen iguales” –dijo él, con una pequeña y amarga sonrisa.
Jenny volvió a asentir, mientras se dirigían al living, en cuyos sofás se sentaron. Tras quedarse mirando en silencio por unos minutos, Billie habló:
-No veo porqué las cosas no pueden ser iguales –soltó él.
-Billie, ¿has vuelto a las drogas o qué? –inquirió ella. Él se acomodó en su asiento; nadie sabía que había estado drogándose cada dos meses desde hacía un buen tiempo- ¿Cómo va a seguir todo igual, siendo que nos acostamos y luego te dije que te amaba?
-¿Cómo siguió todo igual después de que yo te dije que te amaba? –inquirió él.
Ella hizo una mueca.
-Tú nunca me amaste, Billie Joe. Creíste hacerlo –musitó ella.
-Eso es lo que yo te dije –susurró él, mirándola fijamente-, pero sí te amé. Y bastante.
Jenny negó.
-Esto no es lo mismo –fue lo que dijo-. En lo absoluto.
Billie la miró directamente a los ojos.
-Créeme que sí –susurró-. Podemos seguir igual que siempre, te lo aseguro. –Silencio.- Debemos seguir.
-¿Por qué? –preguntó ella- No soy imprescindible en tu vida.
Él suspiró.
-Recibí una llamada del psicópata-mata-músicos –contestó él-. Estoy seguro de que juntos podemos contra él. Dice que tendré compañía en Londres.
Ella sonrió, leve y amargamente.
-La tendrás, y de mi parte –musitó-. Sólo prométeme que no dejarás que nada más pase.
-Lo juro –dijo él, abrazándola y cruzando los dedos sin que ella lo notara, sin saber que un hombre observaba todo eso por una pantalla, con una melancólica sonrisa en su rostro, pensando en lo difícil que sería ayudarlos, y que, si era descubierto, las consecuencias serían terribles.

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