Rest One of these days Simple Twist of Fate I'm not tere Suffocate Rotting Suffocate? Dearly beloved Hold On Wake me up when September ends Good Riddance (Ridding of you) Cigarettes and Valentines
Prólogo

viernes, mayo 06, 2011

Simple Twist of Fate - Chapter thirty-nine: Message in a bottle.


El amor puede arreglar tu vida, pero el amor puede romperte el corazón.
MESSAGE IN A BOTTLE – THE POLICE

Aprovechando que dormía profundamente y no podía cuestionar sus acciones, Billie Joe le acariciaba la mejilla con el dorso de su mano a la pelirroja, con una pequeña sonrisa.
-Te amo –susurró él, por enésima vez esa noche.
Jennifer se acomodó en el pecho del hombre entre sueños.
-Me gustaría tanto poder decírtelo –susurró él, con una sonrisa más amplia al ver lo apegada que estaba la mujer a su torso-. De verdad.

El hombre que observaba la pantalla emitió una mueca de asco.
No podía creer que fueran tan… ¿Cuál era la palabra? Estresantes. Ella le había dicho que lo amaba unas diez veces mientras tenían sexo… Y él se lo había dicho unas veinte veces más mientras ella dormía sin escucharlo.
-¡No los entiendo! –exclamó Hal, exasperado.
-Claro que no; nunca has amado a nadie. ¿Cómo entenderás el funcionamiento de eso? –musitó alguien a sus espaldas.
Sobresaltado, Hal se volteó.
-James Douglas Morrison, ¡deja de aparecerte así como así!–masculló.
-Lo siento, pero es que al ser un fantasma por tanto tiempo, tiendo a asustar a la gente –ironizó-. En todo caso, vine porque Wright me llamó, diciendo que me necesitabas urgentemente.
Hal suspiró, pensativamente.
-Si te dijera que, si no te unes a mí, mato a Pamela, ¿te unes de inmediato, no? –preguntó en un susurro.
Jim lo miró extrañado.
-Me lo pensaría un rato para ver si hay otra salida, tras lo cual acepto de inmediato –contestó, como si fuera lo más obvio del mundo.
-¿Y por qué? –inquirió Hal, extrañado.
Jim revoleó los ojos.
-Porque la amo, y si tengo una opción para salvarla, la usaría de inmediato –respondió.
Una sonrisa curvó los labios del hombre.
-Eso necesitaba Jim, gracias. Tienes libre hasta Septiembre –musitó, aún mirando la pantalla-. Aprovéchalo, que no tendrás vacaciones por un buen tiempo después de eso.
-Como digas –farfulló Jim, extrañado de la pregunta del hombre.
Hal no sabía nada de amor, eso era algo que todos tenían claro en la… llamémosla “organización secreta que asesina músicos”, pero no solía hacer preguntas respecto al tema. De hecho, la mera mención de la palabra “amor” significaba un GRAN esfuerzo para el hombre... Esfuerzo que no le agradaba en lo más mínimo.
-Esto de las relaciones comienza a ponerse interesante –dijo en un susurro que sólo fue escuchado por él mismo.
-¿Qué dijiste? –preguntó Jim.
-Nada de tu incumbencia –masculló.
Sin más, Jim se fue, dejando a Hal solo con sus pensamientos.

-I’m gonna wake up in the city, that doesn’t sleep –canturreó Billie, al ver que la pelirroja abría sus ojos.
-Había olvidado lo mucho que amabas a New York –farfulló ella, aún abrazada a él.
-No, ese es Mike. Yo siempre le seré fiel a California –respondió él, con simpleza-. Al igual que Tré le es completamente fiel a Las Vegas.
Jenny rió, levemente.
-Lo tendré en cuenta –musitó. Bostezó-. ¿Qué hora es?
Billie estiró el brazo y tomó su celular. Hizo una mueca.
-Las nueve. Tenemos que volver al verdadero hotel –masculló.
Habían llegado a New York a las seis de la mañana, junto a Mike, Tré y Brian, quien había decidido acompañar a Tré durante esa gira. Sin embargo, apenas Mike se había ido a su cuarto de la suite y Tré y Brian a la suya, Billie y Jenny decidieron salir a “dar una vuelta”, para terminar en uno de esos hoteles iluminados con luces de neón, con piezas que no tenían nada más que una cama, un intento de clóset y un baño.
-Qué alivio es saber que no estamos siendo observados –comentó Jenny, aliviada.
-¿Qué te lo asegura? –preguntó Billie, jugueteando con uno de los mechones de la mujer.
-El hecho de que nadie sepa dónde estamos –dijo ella, con una sonrisa-. Digo... Ellos tienen cámaras en el hotel, porque saben que nos hospedamos ahí. Pero ninguno de los dos jamás comentó el pasar un rato en éste hotel o en ésta habitación.
El rostro de Billie se iluminó.
-Así que aquí sí podemos pensar y conversar en paz –murmuró.
-Como si fuera eso lo que quieres –susurró ella, para sí. Él no la escuchó-. Como sea, aún no aparecen los pases para Chapman, ¿o sí?
Billie negó.
-Busqué en mis maletas, en mi bolso, incluso en las guitarras antes de salir –respondió-. ¿Nada en tus cosas?
Jenny negó.
-Me di el trabajo de revisar en todos los libros de mi oficina antes de salir anoche –contestó ella.
Él suspiró.
-Da igual, si realmente nos quieren allá, se las arreglarán –farfulló-. Ya, mejor vámonos.
Una mueca en el rostro de la mujer. Él la miró sin entender.
-Yo me daré una ducha primero –murmuró, saliendo de la cama envuelta en una sábana-. Tengo una entrevista en una hora en el centro, así que no alcanzaré a ducharme después.
¿Para qué te tapas? se preguntó en su mente, molesto.
-Ok –fue todo lo que él dijo.
Sin decir nada más, ella tomó sus ropas y fue al baño. Suspirando, Billie se salió de la cama y recogió sus ropas. Se vistió rápidamente y luego se dirigió al espejo que había en el intento de clóset (intento porque parecía estar a punto de caerse), donde se arregló el cabello y las ropas, para que no se notara lo arrugadas que estaban.
-¿Te has fijado que no parecemos amantes? –preguntó Jenny desde el baño, sorprendiéndolo.
-¿A qué te refieres? –inquirió él, sorprendido por el término amantes. Sí, sabía que eran eso, pero no le agradaba el término en lo absoluto.
-Bueno, los amantes sostienen una relación carnal para cumplir todo lo que no pueden satisfacer con sus parejas... Ya sabes, fantasías extrañas y cosas así –dijo, mientras salía del baño, completamente vestida-. Nosotros sólo tenemos relaciones...
-Si quieres que cumplamos fantasías extrañas, bueno, te pones tu uniforme cuando volvamos a Oakland –masculló él. Se sonrojó al notar lo que había dicho-. Olvida lo que dije.
-Lo intentaré –musitó ella, igual de sonrojada, recordando una de las primeras veces en las que Billie la vio con su uniforme del colegio-. Pero me refiero... ¿Qué mierda somos? Porque no respondemos a la definición de amantes. Bueno, sí, pero... Tú me entiendes.
Billie asintió.
-Digamos que nos tenemos cuando no podemos satisfacernos por la distancia con nuestras familias. –Ella alzó una ceja.- ¿Qué?
-Hace dos semanas, cuando estabas drogándote –le recordó-. Después de la conversación con Hal, podíamos habernos ido de inmediato a buscar a nuestras respectivas casas... En lugar de eso, preferimos tener un “rapidito” en tu pieza.
Él suspiró.
¿Qué dirías si te dijera que tus sentimientos son más que correspondidos de mi parte? pensó él, tristemente.
-Dejémoslo en que tenemos una relación extraña.
-De acuerdo –murmuró ella-. Será mejor que vayamos al hotel.
Billie asintió, tomó su chaqueta y salió junto a la mujer de la habitación. Entregaron las llaves en la recepción del hotel y se volvieron al otro hotel, conversando como si nada de lo ocurrido en aquel cuarto del  hotel con luces de neón hubiese ocurrido.
-Bien, me voy a mi suite –murmuró Billie, ya en el piso correspondiente.
-Y yo a mi habitación –le dio un beso en la mejilla-. Hasta la tarde.
-Hasta la tarde –respondió él.
Apenas ella entró a su habitación, él entró a la suya. Sonrió al notar que Mike, Tré y Brian seguían durmiendo, por lo que se dirigió al refrigerador que tenían y tomó una botella de cerveza, tras lo que se dirigió al “living” a ver televisión.
-Hoy, sábado cuatro de abril, Green Day autografiará discos nada más y nada menos que ¡en el Central Park! Así que si hay algún fanático del grupo... –anunciaba la que decía las noticias de espectáculos.
-Ya sé el día que me toca hoy –masculló, cambiando el canal.
De algún modo, terminó viendo una serie de investigadores en New York. Sonrió al escuchar “Holiday” en la empezada del capítulo...
Destapó la cerveza y se la llevó a los labios.
-¿Qué mierda? –se preguntó, sorprendido.
No había caído una gota de cerveza a sus labios. Extrañado, revisó la botella a trasluz, para encontrarse con que no había ningún líquido en la botella. Todo lo que había eran dos papeles enrollados en el interior.
Dos papeles...
Corrió al balcón, comprendiendo. Ahí golpeó la botella contra el piso, rompiéndola en varios pedazos de vidrio. Eso no le importó. Todo lo que importaba era revisar los papeles...
Sonrió al percatarse de que eran dos pases para ir a Attica al día siguiente...
Sin más, tiró los restos más grandes de la botella por el balcón hacia abajo, tras lo cual echó a correr a la salida de la suite, en dirección a la habitación de Jenny.

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