Es un lugar al que no pertenezco, se siente completamente mal. En un lugar, con alguien, donde no pertenezco. No entiendo las bromas ni reconozco los nombres. Supongo que hay algunas cosas que no puedes explicar.
SOMEWHERE I DON’T BELONG – THE INFLUENTS
Wright lo miraba fijamente, disimulando su miedo lo más posible. Hal la había mandado a llamar a su oficina sólo a ella. Y, tanto ella como todas las personas que trabajaban en aquella organización, sabían que eso no podía ser nada bueno.
-¿Me llamaste? –preguntó ella, rompiendo el silencio que se había formado entre ellos.
-Sí, así fue –murmuró el hombre mayor, intentando simular su ira-. ¿Por qué no me habías dicho que tu hermano tenía rastreadores de micrófonos, cámaras y demás?
-Porque no tenía idea que los tenía. –Su tono de voz era honesto, al igual que su mirada, ya que decía la verdad. Era cercana a su hermano, pero las conversaciones nunca habían llegado hasta el tema de “conspiraciones y rastreadores varios”.- De haberlo sabido, te habría informado, ya que es información valiosa para nuestro... proyecto.
Hal le pegó un puñetazo a la mesa.
-Lo quiero controlado, ¿oíste? –musitó- Las veinticuatro horas del día. Quiero cámaras en sus ropas, en su casa, en su teléfono...
-¿Qué? –lo interrumpió ella- ¿Para qué? ¡Él no es ninguna molestia! Tienen cómo rastrear micrófonos, pero nosotros los seguimos todo el día. Si van a sacar micrófonos, lo sabremos, así podemos tanto impedirlo como trazar un nuevo plan.
El hombre suspiró.
-Tienes razón –musitó-. Pero ante el menor error que cometa tu hermano...
-Lo matas. Ya lo sé –volvió a interrumpir ella.
-No, no lo mataré a él... –susurró Hal. Wright empalideció- Así que, o convences a tu hermano para que no intervenga, o tú sufrirás las consecuencias.
Las facciones de la mujer se tensaron, mas ella sólo asintió, tras lo que salió de la oficina, aún ocultando sus expresiones bajo aquella máscara que se había hecho.
-Adiós, libertad –masculló Billie, al día siguiente, ya llegando al hotel de verdad.
-Piensa que estuvimos solos sin nadie mirando por ninguna cámara durante varias horas –intentó consolarlo Jenny.
Él suspiró.
Habían despertado hacía un par de horas y, tras quedarse abrazados conversando por un buen rato, habían decidido irse de vuelta a la... llamémosla realidad. Era una realidad terrible (perseguidos por una organización que quería matarlos, ella amándolo y sintiéndose no correspondida, mientras que él la amaba en secreto y se odiaba por no poder decírselo), pero era lo que les había tocado.
-Es algo –murmuró él, con una pequeña sonrisa.
Entraron al vestíbulo y se dirigieron a un ascensor, tras pedir sus llaves. Bueno, Jenny pidió las suyas, ya que la llave de la suite de los chicos la tenían Mike y Tré, por lo que él sólo tenía que tocar para que le abrieran.
Apenas el ascensor subió un par de pisos, Billie apretó el botón que detenía el elevador. Jenny lo miró, extrañada.
-¿Qué ocurre? –inquirió ella, sintiéndose repentinamente nerviosa. ¿Sola en un ascensor con Billie Joe? Los nervios la llevarían a seguir sus impulsos en cualquier instante.
Él se acercó a ella, dejándola “atrapada” entre la pared y él. Jenny se sonrojó, a más no poder.
-Disfruto de nuestros últimos minutos de privacidad –susurró, acercándose más a ella, procurando sólo rozar sus labios. Quería besarla, pero quería dejarla esperando un poco primero.
-¿Por qué? –preguntó ella en un hilo de voz, acercándose un poco más.
Lentamente, la besó, permitiéndose expresar todos sus sentimientos por primera vez. Ella simplemente le devolvió el beso, demasiado sorprendida como para decir nada, concentrándose únicamente en cómo respirar y en el agitado pulso del hombre, cuyo pecho estaba apegado al suyo para entonces. Pasaron varios minutos antes de que se separaran, tras lo que él apoyó su frente con la de ella, intentando controlar su respiración.
-Espero que con eso te baste, porque más no puedo ofrecerte –mintió Billie Joe, quien estaba seguro de que podía expresar sus sentimientos más aún.
-Gracias –susurró ella.
Una lágrima se le escapó. Él la miró entristecido.
-¿Es mi culpa? –preguntó, sintiéndose pésimo. Por momentos, lograba olvidar lo mucho que hacía sufrir a la pelirroja pero, cuando lo recordaba, el dolor que sentía era terrible. Recordaba lo mucho que sufría cuando creía que Jenny no sentía absolutamente nada por él. O, si decidía ir más atrás, recordaba cuando se le había declarado cuando ella tenía quince años, para ser rechazado.
-En parte es culpa mía por dejarte hacerme esto –susurró ella, soltando lo que hacía días ocupaba su cabeza-. ¿Por qué me haces esto?
-¿Por qué te hago qué? –preguntó él, pese a saber hacia dónde se dirigía la pelirroja.
-¿Por qué me haces sufrir tanto? ¿Por qué me dices una cosa y actúas de otra? –Se enjugó una lágrima con su mano derecha, intentando controlar el llanto.- ¿Por qué no puedes, simplemente, dejar de meterte conmigo?
Él negó, sin saber qué decir.
-No lo volveré a hacer –murmuró-. Lo prometo.
Jenny lo miró, a sus ojos verdes, con los suyos llorosos.
-¿Cómo puedo creerte? Siempre me dices lo mismo... Siento que estuviera en un lugar al que no pertenezco, siento que no te conozco... Siento que está todo mal, que es una pesadilla... Pero nunca despierto y...
Intentando ignorar el dolor que se causaba a sí mismo, se separó de ella, mirándola a los ojos.
-No lo volveré a hacer –repitió, más firmemente.
Retrocedió y apretó el botón con el que había detenido el ascensor, ahora para que continuara su ascenso. Ella simplemente se limpió las lágrimas y respiró profundamente varias veces para despejarse.
Apenas las puertas se abrieron, ellos bajaron. Ella se dirigió a su cuarto de inmediato y él fue a la suite, cuya puerta tuvo que tocar por un buen rato para conseguir entrar.
-¿Cómo les fue? –preguntó Mike, con una pequeña sonrisa, abriendo la puerta.
Billie hizo una mueca.
-No volverá a pasar –murmuró.
Sin más, entró a su cuarto de la suite, ignorando las preguntas de su amigo.
Abrió los ojos, aturdida. Alguien golpeaba la puerta de su cuarto en el hotel. Extrañada, estiró su brazo y alcanzó su celular, en el cual vio la hora: Tres de la tarde de su último día en New York. Suspiró.
-¡Ya voy! –gritó, poniéndose de pié. Se había quedado dormida encima de la cama.
Cruzó el cuarto rápidamente y abrió la puerta, para encontrarse con Tré mirándola.
-¿Qué se te ofrece? –preguntó ella, con una pequeña sonrisa.
-Saber el porqué no nos has ido a ver –contestó, entrando sin que lo invitaran. Ella suspiró-. Creo que está relacionado con el hecho de que Billie ande muy apagado últimamente...
-Dudo que lo esté –masculló ella, molesta.
-Ya, en serio, ¿qué pasó? –inquirió- Y no me vengas con que estás muy cansada como para hablar, porque estoy seguro de que estabas durmiendo.
-Sí estoy cansada, dormía porque acababa de llegar de firmar libros –se excusó ella. Él alzó una ceja-. Pero puedo hablar contigo.
Silencio.
-¿Por qué pelearon? –preguntó Tré, decidiendo que era la única forma de que ella hablase.
-No fue una pelea exactamente... –comenzó ella- Lo que pasa es que, después de ese día solos, cuando estábamos en el ascensor subiendo a éste piso, él... Él detuvo el ascensor, se me acercó y me besó y... Ah, mierda, nunca antes me había besado así. Era como... Era como si realmente me quisiera de ese modo y... Fue mucho para mí, por lo que me puse a llorar como la idiota que soy y...
-Él se dio cuenta al no ser el idiota que suele ser –completó el baterista. Ella asintió-. ¿Qué te dijo?
-Preguntó si fue su culpa –susurró-. Le dije que sí, le dije que no lo entendía, me descargué y... Billie... –Tuvo que tomar grandes bocanadas de aire para poder continuar.- Dijo que no lo volvería a hacer... Y lo dijo en serio. Desde entonces andamos... raros.
Tré la miró, sorprendido.
-Jenny, eso fue hace una semana –musitó.
-Lo sé, Tré, lo sé –susurró ella-. Quizás podamos hablar normalmente como amigos después de unas cuantas ciudades separados.
-Quizás –concordó él, encontrándole algo de razón-. Sólo quiero que sepas que me tienes a mí, a Brian y, probablemente, a Mike. Y estoy seguro de que Billie sufriría mucho si dejaran de ser amigos por una estupidez...
-Ese es el problema –lo interrumpió ella-. No fue una estupidez. Algo en el modo que lo dijo me hizo creer que para él era más que eso... Era como si...
-¿Como si qué? –Tré estaba intrigado. ¿Acaso las habilidades de Billie para mentir se anulaban en presencia de la pelirroja?
-Como si sintiera algo –murmuró-. No sé qué, pero... Realmente no lo entiendo. Quizás hasta sea mi imaginación, porque la última vez que estuvimos juntos soñé que decía que me amaba, cosa que es imposible.
Eso lo dijo rápidamente, avergonzada.
Tré sonrió, amarga y levemente.
-Lo mejor que puedes hacer, es aferrarte a lo que tienes –le aconsejó-. Olvídate de Billie Joe, Joey es lo mejor para ti y sí te ama.
Ella asintió, sin saber la culpa que Tré sintió al no confirmar los sentimientos de Billie por Jenny de una vez por todas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario