La cabeza le dolía demasiado. Sabía que el dolor aumentaría al abrir los ojos, como también sabía que debía abrir los ojos para ver dónde estaba. Se restregó los ojos y, finalmente, los abrió.
Se sorprendió al encontrar que la leve presión que sentía a la altura de su cintura se debía a que alguien con un tatuaje de mariposa en su antebrazo derecho la abrazaba.
Oh, genial, terminamos en esto otra vez fue lo primero que Jennifer pensó.
Sin embargo, ese pensamiento desapareció al ver que estaba vestida y que Mike estaba durmiendo dándole la espalda. Extrañada, se sentó en la cama, para encontrarse que, después de Mike, estaban Brian y Tré, el primero de espaldas y el segundo abrazándolo entre sueños.
Ok, no me acosté con nadie pensó ella, con cierto alivio. ¿Qué mierda pasó anoche?
-Mike… Mike –susurró ella, zarandeando al bajista, sabiendo que sería el único que despertaría y que era el que más recordaba.
-¿Uh? ¿Qué pasa? –preguntó él, somnoliento, también susurrando.
Recién ahí, él abrió los ojos, para encontrarse mirando a Brian y a Tré. Sobresaltado, se sentó, para encontrarse a Jenny aún abrazada por Billie. Cerró fuertemente los ojos, como si algo le doliese.
-Parémonos y vamos a conversar donde no despertemos a nadie –farfulló él, atropelladamente.
Ella asintió. Retiró la mano de Billie y con cuidado se arrastró al extremo inferior de la cama, por donde bajó. Mike la imitó y se dirigieron a la habitación de ella, que era la más alejada del cuarto en el que se encontraban (el cual era de Brian y Tré).
-Ok, antes que nada, ¿tienes aspirinas? –inquirió Mike, ahora restregándose las sienes en forma circular.
-Deja revisar –susurró ella, dirigiéndose a su maleta más cercana, de cuyo bolsillo exterior sacó un frasquito. Sacó una aspirina de él y se lo lanzó a Mike-. Vamos al baño por agua…
Fueron al baño de la suite de la pelirroja y se tomaron la famosa aspirina.
-Ya, ahora sí, ¿qué pasó anoche? –preguntó ella, de vuelta en su cuarto.
Mike suspiró, pensativo.
-Recuerdo que fuimos a un casino –ella asintió- y que bebimos hasta de los floreros que no habían. Y tú y Billie andaban muy cariñosos entre ustedes…
-¿Qué? –inquirió ella, extrañada.
-Eso, después de unos cuantos tragos, él te acompañaba a todas partes y te tomaba de la mano, te abrazaba… No sé, cosas así –se explayó Mike.
Jenny asintió, preocupada.
-¿Crees que alguien nos haya visto? –preguntó.
Mike cerró los ojos, intentando recordar más detalles del lugar.
-No, nadie los reconoció. Los vieron juntos, pero Billie estaba con el pelo negro y nadie lo ha visto así… Y es Las Vegas, son todos unos analfabetos, dudo que te hayan reconocido –murmuró-. Bueno, después de eso, seguimos jugando… Brian y Tré igual estaban efusivos. –Mike hizo una mueca, ante lo que Jenny rió.- Y borrachos, creo que me invitaron a un trío con ellos… -Sacudió la cabeza, ignorando la nueva risa de la pelirroja.- Creo que estuvimos ahí un buen rato más y después salimos a… No sé a dónde, hasta ahí recuerdo.
Ella asintió, intentando concentrarse.
-Jenny, ¿nos prestas dinero? –le preguntaba Tré.
-Deja ver cuanto me queda… -Abrió su cartera.- Mierda, me quedan veinte dólares. Lo siento, chicos, no puedo prestarles más.
Tré maldijo.
-No más craps por hoy –masculló-. Billie, ¿tienes algo?
El guitarrista soltó la cintura de Jenny para revisar su billetera.
-Tres dólares –susurró-. ¿Mike?
-Depende… -musitó- Déme otra carta.
El hombre encargado de repartir las cartas del Blackjack le dio una carta más. Mike maldijo.
-Estoy quebrado... Vámonos de aquí
Los demás asintieron. Brian, Tré y Mike salieron primeros del casino, seguidos de Billie y Jenny, quienes caminaban de la mano.
-¿Jenny? –le preguntó el Mike actual.
-Shh, estoy recordando –musitó ella, dejándose caer de espaldas en la cama, concentrándose-. Salimos del casino, caminamos y llegamos a…
Palideció.
-¿Qué pasa? –preguntó él.
-Mira, Billie, un Elvis –exclamó Tré, apuntando a un sujeto disfrazado de Elvis al otro lado de la calle, fuera de una de esas capillas-. Hey, Brian, ¿quieres casarte conmigo?
Una vez superada la sorpresa, Brian sintió cómo su pulso se aceleraba.
-¿En serio? –le preguntó a su novio.
-Por supuesto. ¿Qué me dices? –contestó Tré, con una sonrisa.
A modo de respuesta, Brian le dio un corto beso y lo tomó de la mano. Aún sonriendo, cruzaron la calle corriendo y se dirigieron a la capilla, ante lo que Mike rió.
Billie, en cambio, le soltó la mano a Jenny, para ponerse frente a ella, rodearle la cintura y besarla, dulcemente. Ella le devolvió el beso, sorprendida, rodeándole el cuello con sus brazos.
-¿Te casarías conmigo? –le susurró, apoyando su frente con la de ella.
-Mike…
-¿Qué? –preguntó él.
-Mike, dime que le dije que no a Billie –susurró ella, desesperada.
-¿Qué? –repitió él, más confundido aún- Jenny, ¿qué pasó?
Ella maldijo.
-Pasamos frente a una capilla –fue todo lo que ella dijo.
Mike también empalideció.
-¿Te pidió…? –preguntó él, en un hilo de voz.
Jenny asintió, cubriéndose el rostro con ambas manos.
-Tré se lo pidió a Brian primero. Ellos entraron a la capilla, Billie me besó y… Me pidió matrimonio y...
Mike también se cubrió el rostro, intentando recordar. No lo logró, por lo que se puso a pensar alguna forma de saber si ella y Billie estaban casados o no.
-DVD –fue todo lo que dijo.
-Mike, no estoy de humor de ver películas –masculló ella.
-No, no, en Las Vegas te regalan un DVD de tu boda, ¿no? –Ella asintió, recordando lo visto en series y películas.- Bueno, busquemos si hay un reproductor de DVD y busquemos si hay algún DVD de alguna boda por acá.
Jenny asintió y salió de la habitación, casi corriendo, en dirección al cuarto en el que aún dormían Billie, Brian y Tré, donde comenzó a buscar desesperada por algún CD. Mike se unió a eso apenas entró a la suite.
-Lo encontré –susurró Mike, desde debajo de la cama-. ¿Acá hay donde ponerlo?
Jenny abrió una especie de armario que había frente a la cama, en cuyo interior había un televisor con un DVD incorporado. Mike asintió y le lanzó el DVD a Jenny, quien lo sacó de la caja, ansiosa. Decía “Boda de Wright y Brandom”, pero eso no demostraba que no había otro DVD que dijera “Armstrong y Kiffmeyer” por ahí.
-Ok, veamos –susurró ella, poniendo el disco y encendiendo el televisor.
Mike tomó el control remoto que estaba en el cajón del velador y puso el DVD a andar.
Ambos observaron cómo, en la pantalla, Tré y Brian (ambos muy borrachos) avanzaban hasta una especie de altar, donde el cura (un sujeto muy flaco, canoso y bajo) los esperaba.
-¿Acepta usted, Brian Charles Brandom, a Frank Edwin Wright III, en salud y enfermedad, hasta que la muerte los separe? –preguntó el hombre.
-Sí, acepto –respondió Brian, decidido.
-¿Acepta usted, Frank Edwin Wright III, a Brian Charles Brandom, en salud y enfermedad, hasta que la muerte los separe? –volvió a preguntar el cura.
-Por supuesto –accedió Tré, mirando a Brian fijamente.
-Los declaro Marido y Marido –dijo el cura.
A lo lejos, se escucharon unas risas, las cuales Jenny y Mike reconocieron como las de ellos y Billie. La cámara los enfocó fugazmente, para mostrar a Billie siendo abrazado por Jenny, a la vez que él le devolvía el abrazo.
Billie le susurró algo, y ella asentía en el video…
Jenny se esforzó para recordar.
-Ahora nos toca a nosotros –le susurró él.
Ella asintió, con una pequeña sonrisa, mientras que él se separaba de ella y la tomaba de la mano, guiándola al cura.
Jenny sacudió la cabeza y se concentró en el video, donde ellos se acercaban al cura y conversaban con él. La cinta llegaba hasta ahí.
-¿Qué están viendo? –preguntó una voz a sus espaldas.
Sonrosada y todavía observando la cinta, ella se volteó.
-Billie, creo que nos casamos –susurró.
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