Rest One of these days Simple Twist of Fate I'm not tere Suffocate Rotting Suffocate? Dearly beloved Hold On Wake me up when September ends Good Riddance (Ridding of you) Cigarettes and Valentines
Prólogo

sábado, mayo 07, 2011

Simple Twist of Fate - Chapter fifty-one: What are they throwing?


La habitación se encontraba completamente vacía. Billie entró primero y, tras revisar todo rápidamente con la mirada y encontrarlo desierto, le indicó a Jennifer que entrara. La pelirroja le obedeció.
El cuarto del hotel estaba formado por una cama matrimonial, dos veladores, un pequeño sillón, un minibar y un mueble frente a la cama, donde, supuso, se encontraría un televisor. Suspiró.
-¿Qué deberíamos ver aquí? –preguntó ella, en voz alta, dirigiéndose a la cama, a la vez que Billie entraba al baño a revisarlo.
-No tengo idea, aquí tampoco hay nada… -murmuró él, volviendo a la habitación.
-Qué ra…
La pelirroja se detuvo a mitad de la frase. Había encontrado algo fuera de lugar en el mueble donde debería estar el televisor. Y ese algo era una pequeña cajita de DVD que estaba entre las puertas del mueble. Impulsada por una especie de instinto, Jenny se dirigió ahí y abrió ambas puertas, dejando que la caja cayera al suelo, de dónde la recogió.
-¿Qué es eso? –inquirió el guitarrista, extrañado.
-Eso es lo que veremos –susurró ella, encendiendo el televisor y el equipo que reproducía los DVD’s.
Colocó el disco en el aparato y tomó el control, tras lo que retrocedió a la cama, desde la que tenían una perfecta vista del televisor. Se sentó a los pies de esta, tras lo que Billie la imitó. Le tomó la mano con firmeza, infundiéndole apoyo, sonsacándole una pequeña sonrisa a la mujer, quien, con la otra mano, presionó el botón de play en el control.
El televisor les mostró la misma cama en la que ellos estaban sentados, sólo que vacía, tras lo que la escena tembló levemente, como si alguien estuviera acomodando la cámara. Luego se comenzó a escuchar una canción que ambos reconocieron como “A feast of friends”, de The Doors. Intercambiaron una extrañada mirada y devolvieron su vista a la pantalla nuevamente, en la que, ahora, no sólo se veía la cama. Ambos jadearon.
Un hombre delgado y de estatura mediana caminaba hacia la cama, desde lo que parecía ser el mueble del televisor, donde supusieron que él habría puesto la cámara. Caminaba dándoles la espalda, con unas cuantas cartulinas enrolladas en su brazo izquierdo. Llegó a la cama y se sentó, dejando las cartulinas de lado y sacándose las gafas al fin, dejando al descubierto sus ojos.
Jim Morrison sonrió en la pantalla y tomó la primera cartulina, la cual abrió en dirección hacia ellos, la cual decía:
Hola, Billie y Jenny. Es más que probable que ya sepan quién soy, pero lo diré de todos modos: Mi nombre es James Douglas Morrison, más conocido como Jim Morrison o el Rey Lagarto. Ustedes díganme Jim, muchas gracias…
Billie le apretó más la mano a la mujer, a la vez que miraban fijamente la pantalla, en la que Jim botaba la cartulina al suelo, cuidando que no emitiera ningún sonido, tras lo que tomó la segunda cartulina.
… Ahora deben estar preguntándose “¿por qué usa carteles y no habla?”. Simple: Sé que yo no tengo ningún micrófono ni ninguna cámara mirándome, aparte de la que yo puse para grabar este DVD, como también sé que no hay ninguna cámara en éste cuarto de hotel. Pero lo que no sé es si ustedes tienen algún micrófono en sus ropas. Es por esto que preferí escribir todo esto y grabarlo para que lo lean…
Volteó esa cartulina, para mostrarles el otro lado, el cual estaba igualmente escrito.
Hice todo esto para poder transmitirles un único mensaje: DEBEN ir a verme. DEBEMOS hablar. No se preocupen en cómo llegarán, haré que sus respectivos agentes los envíen allá y nadie lo sepa. Absolutamente nadie…
Tanto Billie como Jenny miraron sorprendidos la pantalla, a la vez que Jim cambiaba de cartulina.
… Se preguntarán “cómo encontraremos a Jim allá”. En otras circunstancias, yo iría a buscarlos, pero dudo que mi esposa acceda a que salga más durante mis vacaciones, aún si es al aeropuerto. Por ello, prefiero escribirles la dirección para que se la aprendan…
Volteó la cartulina.
… NO LA ESCRIBAN. No importa lo que pase, NO LA ESCRIBAN, en ningún lado. Memorícenla…
Cambió de cartulina y les mostró lo que parecía ser la cuarta y última. Esta tenía anotada una dirección en grande. Jenny le puso pausa al DVD y se puso a la labor de memorizar la dirección. Billie la imitó, rogando poder acordarse de todo.
Jenny y Billie la recitaron en voz alta con los ojos cerrados tres veces seguidas antes de ponerle el play al DVD nuevamente.
Jim volteó la cartulina, para mostrarles el último mensaje:
… No comenten esta conversación fuera de esta habitación. Es suya hasta hoy, 19 de junio, a las 3. Destruyan el DVD y láncenlo al río. Nos vemos…
Jim se paró de un salto y cruzó el cuarto rápidamente, saliendo del campo visual de la cámara, siendo la cama vacía lo último que Billie y Jenny vieron antes de que terminara la grabación, fin que fue seguido de un silencio que se alargó por varios segundos.
-Eso fue raro –murmuró Billie, rompiendo el silencio.
-Sí, lo fue –susurró ella, recostándose en la cama, a la vez que él apagaba el televisor-. Hablaremos con Jim Morrison en unos cuantos días.
-Increíble –farfulló él, recostándose a su lado.
Se miraron.
Lentamente, Billie se acercó a ella y la besó, con dulzura, tras lo que empezó a aumentar la intensidad. Jenny se lo devolvió, sin darse cuenta de que, por primera vez, no se preguntaba las intenciones de Billie Joe, quien ya estaba poniéndose sobre ella.
-Te amo –dijo ella, entre besos, a la vez que él comenzaba a sacarle el polerón que llevaba.
-Y yo a ti –susurró él, muy apegado a su oído.


El sol ya se ponía en Nueva Zelanda cuando una pareja botaba algo al río. Nadie les dijo nada por aquel acto, lo que los alivió. Él sería muy bueno mintiendo, pero prefería no hacerlo en exceso. Ambos se sonrieron cómplicemente y luego se fueron de aquel parque, en dirección al hotel en que sus amigos los esperaban, sin saber que alguien los observaba, intrigado. ¿Qué estaban botando? ¿Y por qué se habían sonreído como dos enamorados, siendo que, supuestamente, ella no era correspondida?

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