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-Billie Joe,
es realmente excitante encontrarte aquí en el estudio, justo después de que
hayas terminado tu primera grabación. ¿Cómo se siente?
Me encontraba
sentado en medio del maldito campo de centeno de siempre. Los colores, como
siempre, saturados. Y, frente a mí, una mujer, que se me hacía vagamente
familiar. Tras un rato de mirarla aturdidamente, la reconocí como la mujer que
me había entrevistado tras haber grabado mi primera canción, a los cinco años. Y
ahora que lo pensaba, estábamos a la misma distancia, en los mismos asientos, y
ella tenía la misma grabadora en su mano. La única diferencia, era que yo ya no
tenía cinco años, y que nos encontrábamos en medio de mi ya odiado campo de
centeno.
Y fue así que
me di cuenta:
-Aún estoy
vivo, ¿no?
-Sí, aún no
termina todo, cariño.
-¿Aún no termina? –Negó.- Pero ¿estoy a
punto? ¿Esto es el final?
-Digamos que
aún falta todo el juicio moral que viene por haberte matado –se explicó ella,
con una sonrisa-. Suele adaptarse a la persona… En tu caso, una entrevista. Una
larga entrevista.
Maldije.
-Me maté
porque estoy harto de mi vida, ¿y ahora me harán recordarla? –Asintió.- ¿Si me
mato aquí, me hacen hacerlo de nuevo?
-¿Y con qué
piensas matarte aquí? –preguntó, irónicamente.
Miré a mí
alrededor. Por primera vez, noté un riachuelo que corría a pocos pasos, en el
cual se veían nadar a unos cuantos renacuajos. Consideré correr y ahogarme ahí,
pero la profundidad era poca, y morir ahogado no era algo que me atrajera.
Había elegido las píldoras (de una forma casi inconsciente) porque morir sería
como quedarse dormido, y ahogarse requiere estar consciente durante toda la
partida.
-¿Toda mi vida
de nuevo? –pregunté, sintiendo cómo las lágrimas se agolpaban en mis ojos.
Negó.
-No toda tu
vida, cariño. Sólo lo importante.
Suspiré,
mirando a mí alrededor. Noté que el sol comenzaba a salir. Algo me decía que
este “juicio” duraría hasta el anochecer. Pero bueno, sólo serían unas cuantas
horas más de existencia, unas cuantas horas que simplemente transcurrirían en
mi mente, ya que en la realidad no pasarían más de treinta minutos. Y parecían
valer la pena.
-De acuerdo…
La mujer se
sonrió.
-Entonces…
Billie Joe, es realmente excitante encontrarte aquí en el estudio, justo
después de que hayas terminado tu primera grabación. ¿Cómo se siente?
Recordé la
entrevista real. Y pese a que habían pasado más de treinta años, la misma
sensación de ese momento me embargó, y no me costó nada recordar la palabra que
utilicé esa vez:
-Maravilloso.
Lo que siguió
fue un fuerte viento, tras lo que escuché a la distancia el sonido de una
batería. Intrigado, me puse de pié.
-¿Puedo? –le
pregunté a la entrevistadora.
Se sonrió.
-Este lugar es
tuyo, puedes hacer lo que quieras.
Así que me
paré y me dirigí hacia la batería, donde me sorprendí de encontrarme a mí
mismo, de unos ocho años, viendo como mi padre tocaba la batería. Contemplé
maravillado a mi padre, mucho más vital que como se veía en los últimos
recuerdos que recolectaba de él. Y vi en mi joven yo la misma expresión que
tenía yo en ese instante al observar cada gesto y seguir cada movimiento:
Felicidad.
-¿Listo para
intentar? –me preguntó, parándose, para tomar en brazos al Billie Joe de ocho
años, quien levantaba sus brazos de dicha gritando “sí”. Iba a ser la primera
vez que tocara la batería de mi padre. Mi memoria, empañada por la alegría, me
permitía recordar que se había sentido genial, pero ahora, escuchándome de un
modo más objetivo y, en cierta forma, omnisciente, me daba cuenta de los
motivos que tuvo mi padre para insistir tanto en la guitarra. No pude evitar
reír como hacía tiempo que no reía, sin culpas, al contrario de todas las risas
que había compartido con Sarah la semana pasada.
-¿Te
arrepientes de que tu padre no te haya exigido más en la batería?
Negué, aún
sonriendo, casi sin inmutarme por la súbita aparición de la entrevistadora a mi
lado.
-Mejoré de
grande. Y la guitarra era lo que de verdad era para mí. –Vi cómo mi padre me
tomaba los brazos para que tocara un ritmo simple y continuo, y vi cómo yo
intentaba emularlo, sin muchos resultados.- Papá eligió bien. ¿Te imaginas si
yo le hubiese dicho a Mike que tocaba batería, en vez de guitarra? Habríamos
creado nuestro grupo de inmediato, y habría apestado de verdad.
-Ah, ¿te
refieres a este momento? –preguntó ella, señalando algún lugar tras ella por
sobre su hombro.
Miré por sobre
su hombro, para encontrarme con la cafetería de mi escuela, tal cual, sólo que
sin techo y sin la pared que debería dar hacia mí. Con la entrevistadora a mi
lado, caminé hacia allá, encontrándome con una fila de niños con bandejas,
esperando que les dieran el almuerzo.
-Hey, ¡ahí
estoy yo!
Me encontraba
casi al final de la fila, que era mucho más corta de lo que recordaba. Y esta
vez pude reconocer a Mike, unas cuantas personas más delante de mí. Fue
entonces que me di cuenta de un pequeño detalle.
-¿Por qué
algunos niños no tienen cara?
Mi acompañante
revoleó los ojos.
-Porque no
recuerdas sus rostros, obviamente. Te dije que sólo recordarías lo importante.
Si no los recuerdas, no fueron importantes.
Alcé una ceja.
-Recuerdo
cuántos lápices tenía en mi estuche del primer día de clases, pero no creo que
eso sea importante –comenté.
-Pero para ti
sí lo es, por eso lo recuerdas –me explicó, con una sonrisa que me hizo sentir
levemente retardado. Pero no me importó, ya que me di cuenta que la fila había
avanzado un montón en esos últimos segundos, y que yo me encontraba
encabezándola, con la bandeja ya llena.
No me costó
recordar lo que pasaba por mi cabeza en ese instante: ¿Dónde mierda me sentaba?
Avancé un par de pasos hacia una de las mesas redondas, para detenerme y
voltearme hacia otra mesa, intentando encontrar alguna vacía. Pero todas
estaban ocupadas por dos o tres personas, por lo menos. La excepción era una
mesa ubicada al centro de la cafetería, donde se encontraba sentado un niño
flacucho con el pelo cortado como si la peluquera hubiese usado un tazón de
molde: Era Mike.
Mi yo-niño
miró a todos lados, para asegurarse que no hubiera ninguna otra mesa libre. Si
bien Mike estaba en mi paralelo y yo hablaba con gente de ahí, jamás habíamos
interactuado directamente, y no se me ocurría nada que pudiésemos tener en
común. Así que el acercarme a su mesa fue algo que me costó, y bastante.
-¿Me puedo
sentar? –le pregunté.
Mike me miró,
y recién ahora me vine a dar cuenta que parecía estar tan nervioso como yo. En
su momento, yo creí que estaba totalmente desinteresado de su entorno, que fue
lo que me atrajo de él en un principio. Ahora veo que, al igual que yo, mi amigo
era un neurótico de mierda. Me sonreí.
-Claro
–respondió, sacando su mochila de encima de la mesa, permitiéndome sentarme a
su lado, a cierta distancia, por supuesto. Pero, antes de que su mochila
desapareciera debajo de la mesa, yo había logrado ver un rayado de esta.
-¿Te gusta
Black Sabbath? –le pregunté, comenzando más a interesarme en esta persona que
en mis nervios.
Y así
empezamos a conversar. Me sonreí y me alejé por el centeno, ya que no
necesitaba ver más: Recordaba a la perfección la conversación, junto a cada
gesto de mi amigo y cada pensamiento que se había cruzado por mi cabeza.
-¿Ya
sospechabas que sería tu mejor amigo?
Negué, sin
detener mi andar.
-En un
principio creí que simplemente había encontrado alguien con quien pasar mis
almuerzos. Pero para el final de esa semana ya me había dado cuenta que
teníamos algo… ¿Cómo le decía mi madre? “Especial”.
Me detuve, al
darme cuenta que ya no quedaba centeno a mi alrededor, sino que había madera
por piso. Extrañado, volví a levantar la mirada, para encontrarme a mí mismo en
el interior de una iglesia, donde me vi llorando junto a un ataúd, con mi David
y mi madre a mi lado. Sentí un retorcijón en mi estómago y la repentina
sensación de estar encerrado en un lugar muy estrecho. Era, obviamente, el
funeral de mi padre.
Y, tal como
había querido hacer originalmente, eché a correr a la salida de la iglesia,
para volver al campo de centeno, que, por primera vez, me daba seguridad y
conforte. Me dejé caer de rodillas.
-Nunca
superaste la muerte de tu padre.
No me lo
estaba preguntando.
-Lo sé
–murmuré-. Fue un golpe duro, tenía sólo diez años, y, de un día a otro, toda
la dinámica familiar cambió.
Dejé que las
lágrimas fluyeran libremente. Extrañaba a mi padre, más de lo que me gustaba
admitir. Tras su muerte, mi modelo a seguir era Allan, quien estaba comenzando
su propia familia en esa época. Por consiguiente, me quedé sin un guía de vida,
arreglándomelas como podía…
Y ahora me
encontraba ahí, recordando toda mi vida tras mi suicidio. Tal parecía que no lo
había hecho bien.
Creo que hace
falta aclarar que no estaba culpando a mi padre de todos mis males. Simplemente
consideraba que su ausencia pudo haber influenciado un poco en las decisiones
que había tomado a lo largo de mi desdichada vida. De partida, si él no hubiese
muerto, quizás jamás hubiera conocido a mi Sarah, o, al menos, no habría
llegado a conocerla tan bien, ya que no habría vivido en mi casa.
Tan idiota
era: Aún después de muerto seguía diciéndole “mi Sarah”. Y ni siquiera era mía.
Nunca más lo sería.
-Oh, al fin
comienzas a arrepentirte.
Negué.
-No estoy
arrepintiéndome. No me arrepiento de haberme matado. A lo más me arrepiento de
no haber estado más tiempo junto a ella
–murmuré.
-Como quieras.
–El tono de la entrevistadora era bastante burlón, lo cual no me agradó: Yo le
estaba hablando en serio.- No sé por qué te enojas tanto conmigo, si, al menos
según tú, estoy en tu cabeza.
-Bueno, lo
estás, qué quieres que te diga. Aún no creo que esté completamente muerto, creo
que voy para ello y que luego veré la otra vida, o desapareceré en la nada –me
expliqué-. Creo que me enojo porque estás mostrando ser la parte de mí que
odio.
Se sonrió.
-No, Billie.
La parte de ti que odias es la parte a la que mataste; la parte de ti que odias
eres tú.
No me di el
trabajo de contestar, simplemente me paré, me limpié un poco los pantalones (se
me habían enterrado varios trocitos de centeno), y me dirigí hacia una
dirección cualquiera. Todo a mi alrededor era igual, ya no veía el arroyo que
había visto en un comienzo.
Y caminé. Y
caminé más. No sé por cuánto rato. Me di cuenta que el sol ya estaba
exactamente sobre mí, lo que indicaba que ya estaba en la mitad del día. Si mi
teoría de que moriría cuando ya fuera de noche, me iba quedando menos tiempo en
esta mierda de mundo. Al fin.
Sentí que el
piso era diferente, por lo cual bajé la mirada. Ya no había centeno, sólo
tierra. Extrañado, volví a levantar mi vista para ver lo que había al frente, y
me encontré con que ya no estaba en mi campo de centeno, sino que estaba en una
vieja plaza que reconocí como la plaza que estaba al lado de mi escuela. No
tardé mucho en localizarme sentado en uno de los columpios, junto a una chica
pelirroja. Se me aceleró un poco el pulso al recordar qué ocurrió esa vez.
-Billie, ¿estás
bien? Andas raro…
-Jenny, tengo
que decirte algo –soltó el yo adolescente, en un atropellado farfullo.
-¿Sí? –Asentí,
rápidamente.- ¿Qué cosa?
Giré el
columpio para quedar mirándola. Ella me imitó, causando que quedáramos cara a
cara. Recuerdo que no era capaz de decir lo que quería, pero que no había
importado, porque Jennifer me había entendido. Ambos acabábamos de cumplir los catorce
años, pero no nos interesaba ser tan jóvenes. En un tímido movimiento me
acerqué un poco hacia ella, para luego detenerme. El infierno mental era
demasiado como para atreverme a seguir adelante. Pero ella tenía la mente
despejada, y me conocía lo suficiente como para acortar la distancia y darme un
corto beso. Mi primer beso.
Suspiré. No
podía creer que algo tan mágico como eso se hubiese convertido en la mierda en
la que terminó. Jennifer era manipuladora, y tardé un buen tiempo en darme
cuenta. Bueno, tardé unos tres meses, pero para un adolescente con déficit
atencional de catorce años, esos tres mese fueron larguísimos.
Pasó algo
raro: Jennifer y el Billie joven desaparecieron con un suave “pop”, para ser
reemplazados por otro Billie y otra Jennifer, que parecían ser de varios meses
más adelante. Ahora sólo yo estaba sentado, y el lugar estaba más oscuro.
-Vamos,
Billie, aún no me superas, ambos lo sabemos.
-Dios,
Jennifer, entiende, ya no siento nada por ti –mascullé.
Recuerdo haber
querido decirle que era una idiota, que no merecía estar con nadie, pero mi
naturaleza de “niño bueno” me lo había impedido…
-¿Ah, no? ¿Y
por qué no estás con nadie ahora?
-Pues porque
no soy tan fácil como para meterme con cualquiera, habiendo terminado hace
menos un mes contigo, cosa que a ti no parece importarte.
… Pero esa
naturaleza no se aguantó la tentación de echarle en cara a mi ex novia el hecho
de que yo sabía que ya se había metido con otro sujeto de mi clase. No
obstante, no se notó para nada ofendida.
-No es ser
fácil, es, simplemente, saber lo que se quiere.
Me reí.
Analizándola con mi mentalidad actual, Jennifer era una idiota que veía mucha
televisión. Pero en ese momento me asustó, y bastante, y luego recordé que era
porque no sabía lo que quería.
Mi yo-joven se
paró y se acercó a ella.
-Quiero ser
feliz. Y eso es algo que nunca podré ser contigo –murmuré.
Y me fui,
caminando enojado, lo cual no logré comprender hasta que recordé todos los
acontecimientos que precedían y sucedían a esa conversación.
Esa tarde… Era
una tarde de fines de agosto. Esa tarde, me encontraba de mal humor, porque
sabía que el nuevo novio de mi madre iría a cenar. Llegué a la casa y me encerré en mi habitación, sin bajar a
cenar. Fue por ello que tardé un par de horas en enterarme que ese novio le
había pedido matrimonio a mi madre después de la cena, lo cual causó que
saliera furioso de la casa. Tras ello, caminé un par de cuadras…
Recién en ese
instante de mi recuerdo noté que ya no estaba en la plaza, si no que en la
calle que recordaba. Y me vi a mí mismo sentado en un borde de la vereda,
frente a una chica, de cabellos castaños, quien parecía estar en una situación
similar a la mía. Era Sarah. Esta era la noche que había conocido a Sarah.
No estoy
seguro que pasaba por mi cabeza. Probablemente estaba necesitado de compañía y
apoyo, de quien viniera, y ella me pareció una buena idea. Sólo sé que me senté
a su lado y nos pusimos a hablar.
Y luego nos
paramos, y caminamos juntos hasta el final de la calle. Ella dobló a la
derecha, y yo a la izquierda.
Pero, por
algún motivo, tras un par de pasos, sentí algo muy extraño. Era la primera vez
que un impulso pujaba tanto por salir, y fue la primera vez que me dejé guiar
ciegamente por éste: Di media vuelta y corrí hacia ella, para tomarla por el
brazo y voltearla, y, antes de que lograra reaccionar, besarla.
-Bienvenida a
Rodeo, Sarah –le había dicho-. Nos vemos en la escuela el lunes.
Y me vi a mí
mismo alejándome corriendo, con una sonrisa en mi rostro.
-¿Por qué lo
hiciste?
La
entrevistadora acababa de materializarse a mi lado, y su voz demostraba la más
pura de las curiosidades. Supe al instante que fue porque ni siquiera yo me
había hecho esa pregunta alguna vez.
-Porque aún
sin conocerla, aún apenas sabiendo su nombre, la encontré fantástica.
La respuesta
salió de mis labios apenas ella terminó de hablar, lo que me indicó que era una
respuesta honesta de mi corazón, que yo había sabido todos estos años, pero que
nunca había tenido la necesidad de formular.
-¿Crees en el
amor a primera vista?
Me sonreí, y
cerré los ojos, recordando la sensación de ese beso robado una vez más, ese
beso robado que repetí en mi cabeza tantas veces antes de idear el idiota plan
de convertir a Sarah en mi novia falsa para espantar a Jenny.
-¿Sabes? Nunca
lo vi así.
Volví a abrir
los ojos, y volvía a estar en mi campo de centeno, pero el sol ya había
avanzado más. Sonreí más ampliamente.
-¿Y cómo lo
viste entonces?
-No lo sé. Me
atrajo, sí, pero no lo vi como amor hasta que la separé de Jesus en el Gilman,
varias semanas después.
Y esa
respuesta también fue totalmente honesta. No sabía qué había sido lo que me
había impulsado esa vez. Y ahora me moriría sin saberlo. Bueno, creo que podía
decir que también me arrepentía de eso, de no haber descubierto en todos esos
años que era lo que tenía Sarah que me hacía necesitarla y amarla tanto como lo
hacía.
-No te
entiendo –murmuró la entrevistadora-. Te arrepientes de no haber estado más con
ella… Pero no piensas en tu familia en lo absoluto. Tenías todo. Tenías amigos,
tenías a tu esposa, a tus hijos, a tu música, tu mayor pasión y que te proveía
de un buen sustento, y de una vida con facilidades.
-Exacto, lo
tenía todo. Ya no sé qué siento por Addie, creo que la quiero por mera
costumbre. Mi música ya no me basta para llenar el vacío. Mike y Tré ya no confían
en mí, y con razón. Y mis hijos… Uno no entiende nada, y estará mejor sin mí. Y
el otro… El otro me está chantajeando para que me mantenga con mi esposa. Ya no
podrá hacerlo.
-Todo eso pasó
porque no supiste ser feliz con lo que tenías.
-Lo sé. El
problema es que fui incapaz de ser feliz porque algo me faltaba.
Tuve un
recuerdo repentino. Era una clase de filosofía. La clase era un caos, como de
costumbre, pero Jesus estaba prestando atención, lo que no me dejaba otra opción
que imitarlo, ya que era mi compañero de puesto
-Hay gente que
tiene todo para ser feliz: Amigos, familia, trabajo… Pero, aún así, no son
felices, y la gente no entiende el porqué. Y esa gente sufre de depresiones
terribles, porque les falta algo, que no debería faltarles.
Tenía ganas de
preguntar qué era ese algo. Pero me vi incapaz de procesar las palabras. Es
decir, podía pensarlas perfectamente… Mas no podía decirlas. No podía coordinar
lo que pensaba con mi voz.
Fue así que me
di cuenta que el efecto de las pastillas finalmente llegaba a su punto máximo.
Fue así que me di cuenta que todo estaba llegando a su inminente fin.
El salón de
clases desapareció, y volví a encontrarme al borde del campo de centeno, junto
al riachuelo. Finalmente era de noche, y la oscuridad era impenetrable. La
entrevistadora no estaba, así que mi entrevista final ya había acabado. Gracias
a las brillantes estrellas podía ver un poco, pero nada más allá de los dos
metros. Pero no llegué a darme cuenta que no había luna. Escuché una pisada a
mis espaldas, por lo cual me volteé, rápidamente.
Y la vi. Tan
hermosa como siempre, más perfecta de lo que jamás imaginé. Y no pude evitar el
quedarme embelesado mirándola, sin notar cómo uno de los renacuajos se
convertía en sapo y se desvanecía en medio de su primer y único salto, sin
notar cómo el centeno volvía al interior de la tierra, junto a los árboles,
piedras y granos de arena al borde del riachuelo. Tampoco me di cuenta de cómo
las aguas se recogían y desaparecían, y apenas sí vi como las estrellas se
apagaban en el firmamento, tal como habían hecho mis estrellas de la suerte en
algún tiempo pasado. Todo se estaba yendo, y lo único que quedaba era Sarah, mi
Sarah, cuyos ojos azules me atravesaban. No tardaron nada en ser lo único que
se veía en aquel paraje que ya hacía tiempo reconocía como mío. Mas no fue por
mucho tiempo, ya que, más pronto que tarde, el resto de su cuerpo comenzaba a
desaparecer, y sabía que no había nada que hacer para evitarlo.
Ese era mi
arrepentimiento: No haberla devorado con mis ojos cada vez que tuve la
oportunidad. Quizás sí lo había hecho, pero no había sido suficiente. Nunca
sería suficiente, ya que sabía que jamás podría hastiarme de tanta belleza y
perfección. Bueno, al menos ahora dejaría de preocuparme por esto y por todo lo
demás. Después de todo, sabía que apenas sus zafiros se extinguieran, cesaría
mi existencia.
Y pasó. Sus
ojos fueron absorbidos por las penumbras de la nada. Y, con eso, todo se había
ido. El dolor, la angustia, el sufrimiento, y el campo de centeno que era mi
vida… Ya no quedaba nada…
Todo se había
ido, en una sensación bastante similar al ser arrastrado sobre concreto, lo
cual me parecía mucho mejor ahora, que durante las veces anteriores que tenía
que ser Mike quien me arrastraba en medio de borracheras o similares. De hecho,
ahora lo encontraba liberador. Sabía que apenas esto cesase, mi conciencia
acabaría de extinguirse… O trascendería, si es que eso pasaba. Estaba
básicamente muerto y no sabía si creía en la trascendencia del alma o no. Mejor
dicho, no sabía si la quería. Pero creo que sí existía. Lástima, una eternidad
entera para lamentarme por mi idiotez de mortal.
¿Y si ya era
un ente abstracto? No tenía cómo saberlo. Me parecían sentir unos cuantos males
de mi cuerpo, de aquel peso que me había contenido durante toda mi vida, y del cual
recién me estaba liberando. Náuseas y arcadas, eran lo que más sentía.
Probablemente era el efecto de las píldoras, lo que sentiría si estuviera
consciente y totalmente ligado a mi cuerpo. Pero estaba desligándome, no
debería aguantarlo por mucho más. Y luego…
Sentí una
especie de arcada, que relacioné con la idea de que mi alma se salía de mi
cuerpo, así que me dejé llevar.
Y tuve una
súbita reconexión con mi cuerpo, en el que no sólo sentí las arcadas, sino que
sentí cómo algo subía por mi garganta y salía. Sentía algo frío contra mis
rodillas, y el fuerte olor de algo que reconocí como vómito.
Fue ahí que
entendí que había cometido un grave error. Alguien estaba haciéndome vomitar.
Esa arcada no era la ayuda necesaria para separar mi alma de mi cuerpo, si no
que era lo que hacía falta para mantenerme atado a él. Esa arcada no iba a
matarme. Esa arcada acababa de salvarme la vida.
¿Podría
realmente tener tan mala suerte?
-¿POR QUÉ LO
HICISTE?
-No pude. No
pude más. No pude aguantar más todas las mentiras, ni los pensamientos, ni las
ideas, ni los deseos, ni los sentimientos, ni mi cuerpo, ni mi casa, ni nada.
Bueno, eso es
lo que quería haber dicho. Lo que en verdad dije fue alguna especie de farfullo
incomprensible. Todo lo que sé, es que las lágrimas no tardaron en rodar por
mis mejillas.
__________________________________________________
Perdón la demora! si tan sólo supieran qué tan bloqueada estaba, se sorprenderían de saber que avancé las 2 páginas que me faltaban en tan poco rato hoy. Pero al fin, tras más de una semana sin ser capaz, pude escribir! Y va faltando menos para el final, que, por desgracia, no alcancé a subir al final de Septiembre. Pero subí cap al fin de Septiembre, así que yay (?) Bueno, tengo sueño, soliloquio, me arrepentiré mañana de haber publicado el cap así y sin haberle agregado las 2412380 ideas que quedaron en mente, pero que, lamentablemente, ahí tendrán que quedar.
Sting, sting!
''Miré a mí alrededor. Por primera vez, noté un riachuelo que corría a pocos pasos, en el cual se veían nadar a unos cuantos renacuajos.''
ResponderEliminarJAJAJA, aparición estelar(?
''-Pero para ti sí lo es, por eso lo recuerdas –me explicó, con una sonrisa que me hizo sentir levemente retardado. ''
plaff xd
''sin notar cómo uno de los renacuajos se convertía en sapo y se desvanecía en medio de su primer y único salto''
Dios, JAJAJ xD
Tenía que citar eso(?, una de dos, o no lloré cuando parecía que moría porque tengo mucho sueño como para reaccionar, o porque estaba convencida de que no moría porque no era el último cap... creo que ambas(?), pero ¿¡QUIÉN LO SALVÓ!?, fue Sarah? :eyerbrows: (así es el icono? xd)
sajksj, quiero cap :c
aksdjaksdj asd pobrecito, ni matarse le resulta bien :(
ResponderEliminarQién lo habrá encontrado? :O asd ojalá su super experiencia con el más allá (aunqe fuera solo su mente, whatevah xd) le sirva para darse cuenta qe DEBE estar con Sarah y pico con el resto, total... si estuvo dispuesto a matarse sin pensar en su "familia" igual podría intentar ser feliz 8) poco egoista... xD adsads qiero qe terminen juntos 8( xD! y eso, no estés tan bloqeada ): :D
(L)
eres una genio es grandioso es como si pudieras entrar en la mente de muchos!!! No me lo pierdo x nada del mundo "Ataque Ezcrisofenico" genial todo mundo deberia tener uno de vez en cuando :)
ResponderEliminarespero qe se qede con Addie!!
No tardes mucho en subir!!! PORFAAAS!!!
victoria Concha
oh my god!
ResponderEliminarno lo creo.. me paltee, ya que bueno...
el ultimo capq ue lei decia que el se tomsaba las pastillas de su hijoq ue estaban masl compradas jajajaja
y todo se habia descubierto no?¿?
tambien tengo blog, pero no lo uso... me ayudas con eso?
aun nos e nada ad esto!
buen cap, ahora lo leo... bye!
Esta es la mejor jodida historia que he leido en toda mi vida *-*
ResponderEliminarRealmente creo que deberias dedicarte a escribir - no simplemente a cosas de green day, sino cualquier cosa - dios mio, esta mierda es akshannakahsnaakjdjjabaa GENIAL *.*
Just saying :)
¿¿¿¿¿¿¿¿¿QUIEN LO ENCONTRÓ??????????
ResponderEliminarNECESITAMOS EL PRÓXIMO CAPITULO AHORA!!!!
OMFG!!!!!!! QUIEN LO HABRA ENCONTRADO????
ResponderEliminarMe encanta tu fic!la vengo leyendo desde mitad del año pasado, pero por a o por b, nunca habia comentado :(
Me muero de la intriga...please sube cap pronto!!! te juro q pense q se nos iba BJ!!!!
AMANDA TE ESTOY ESPERANDO XDDD naaah sabes que apenas subas leo pero como maniática wn xD y eso
ResponderEliminarDEJA A BILLIE Y SARAH JUNTOS Y POR FAVOR QUE BJA SEA FELIZ ALGUNA VEZ EN ESTA HISTORIA XDD
soy la yess xD
OH MY GOD!!!!!! CREO QUE ME VOY A MORIR SI NO SUBES PRONTO!!!!!!!! DEJa a Billie y a Sarah juntos!!! please!!!. Yo me pongo en el lugar de Sarah, como habra sufrido viendo a BJ seguir adelante, formar una familia y ella mas sola que un arbol! Bueno espero que subas pronto. Besos
ResponderEliminarCuandoElProximoCapitulo?
ResponderEliminarajjaja em encato tu nuevo cap, pobre billie te juro que me da una re pena y cada vez que alguien toca el tema de su padre me pone mal a mi es horrible perder a un padre a esa edad. tambien sonrei recordando el momento de que el y mike se conocieron eran tan chiqitos y hoy en dia siguen asi de amigos jajajaj no se por que se quiere sucidar tiene una familia hermosa y tiene a sarah yo quiero que terminen juntos aun que ya tu vieron su noche de accion y quiero que se repita que de una vez esten junto como antes cuando tenian 15 años. dios amo tu fic ajjaja ya hace bastante tiempo que la tienes y la verdad la amo es genial ademas no te olvidas de ningun detale de la vida de billie joe jajjaaj bueno espero que el proximo sea mejor, ya que billie no le hace efecto las pastilla y puede vivir otro vez, como decearis que joey apoyara a su padre igual lo entiendo por que quiere seguir con su familia unida.y ya uiero prox cap!!!!!!!!
ResponderEliminarPd: enidio tus imagenes cm las editas. me puedes decir que programa usas? espero turespuesta