Rest One of these days Simple Twist of Fate I'm not tere Suffocate Rotting Suffocate? Dearly beloved Hold On Wake me up when September ends Good Riddance (Ridding of you) Cigarettes and Valentines
Prólogo

domingo, junio 19, 2011

Dearly Beloved - Capítulo 3: ¿Amigos?

No podía creer que después de todos estos años nos hubiésemos encontrado. No podía ser.
-¿Cómo has estado, Denisse? -me preguntó él, quien se veía tan o más asombrado que yo.
-Bien, todo normal, ya sabes... -empecé.
-No, no sé -dijo él como si fuese obvio. Tenía razón. Hacía exactamente 18 años que no nos veíamos, que no hablábamos.
-¿Y tú cómo estás? ¿Hay algo o alguien especial en tu vida? -le pregunté. Realmente quería saber que había pasado con ellos. Maldición, ¿por qué no podía olvidar las cosas más fácilmente?
-Estoy bastante bien y sí hay alguien especial... ¿Recuerdas a...? No, te fuiste antes... -dijo él, confuso... y con razón, ni él ni nadie nunca supo por qué me fui-. Bueno, su nombre es Adrienne, estamos casados y tenemos dos hijos, Joseph y Jakob.
            Me mostró su anillo y me di cuenta, por lo poco que pude ver de su brazo, que estaba lleno de tatuajes.
-Wow, en serio, no puedo creer que hayas vuelto -dijo él, aún asombrado-. Pero cuéntame, ¿qué ocurrió cuando te fuiste?
            Enmudecí. Billie era una muy buena persona y sabía escuchar. Pude haberle contado todo. Estuve apunto de hacerlo, pero recordé el pacto secreto que habíamos hecho yo y él, el hombre a quien más quería olvidar, el hombre a quien más amé y que más odiaba.
-Prefiero no hablar de eso aún, Billie -le dije, con sólo un poco menos de ánimo.
            Parecía que quería insistir más con el tema, pero se contuvo. En cambio preguntó:

-¿Y en tu vida no hay nadie especial? -dijo. Bien, a contar todo.
-No, ya no -dije algo triste, y eso era cierto-. Estuve casada, pero no funcionó y nos separamos.
-Ah... lo siento -dijo él, arrepentido de habérmelo recordado.
-No hay problema, fue hace tiempo -dije. Volvió a alegrarse, como acostumbraba a estar.
            Comenzamos a caminar, sin un rumbo fijo. Conocíamos la ciudad de memoria, no había riesgo alguno de perdernos. Nada había cambiado mucho en todo ese tiempo. Incluso llegué a reconocer algunas tiendas y algunos de sus viejos escaparates.
-Y... ¿en qué trabajas ahora? -me preguntó Billie, luego de un corto silencio.
-Soy abogada -dije con verdadero orgullo. Si había algo que realmente amaba, era mi trabajo.
-Entonces cumpliste tu extraño sueño -me dijo él, con una sonrisa. Él conocía mis metas y sueños, después de todo, técnicamente había pasado a ser mi mejor amigo después de ese incidente.
-¿Qué hay de ti? -pregunté.
            Su sonrisa se acentuó aún más.
-También seguí mi sueño. Soy músico -dijo él, con tanto o más orgullo que yo al mencionar mi profesión.
-¿Y eres famoso? -pregunté.
            Fingí alegría. Nunca le había encontrado mucho sentido a la música que Billie Joe creaba, escuchaba y amaba, la música de la que él vivía, de la que él respiraba. Junto a Mike tenía un grupo, Sweet Children. Después de irme a Washington, no oí nada más de ellos, aunque tampoco me esforcé mucho en buscar.
-¿Conoces a un grupo llamado Green Day? -preguntó él a su vez.
-¿Green Day? ¿Qué hay de Sweet Children? -dije confundida, pese a que en el fondo de mi corazón yacía la esperanza de que se hubiesen separado y de que la relación entre ambos no anduviese nada bien, que no siguiesen en contacto, lo que sea para que él no supiese de mi retorno.
-Somos nosotros -dijo Billie Joe, al parecer, sin notar lo que yo sentía en ese momento-. Al Sobrante se fue y decidimos cambiar el nombre.
            Asentí. Creo que alguna vez en mi vida había escuchado ese nombre... de hecho, más de una. No recordaba ningún momento exacto, pero estaba segura de haberlos oído. Intenté visualizar en mi mente algún póster o similar, pero nada. Ahora sólo conseguía imaginar un póster en el cual Billie Joe estaba al lado de dos figuras en penumbras, Mike y el nuevo baterista.
-Mike estará realmente feliz de verte -comentó Billie.
-¿Cómo está él? -se me escapó. Maldición. No quería, no debía, pero lo necesitaba, necesitaba saber cómo estaba y si había proseguido con su vida.
-Bueno... hace años se casó y tuvo una hija, llamada Estelle. Pero él y Anastasia se separaron... se volvió a casar hace un par de años, pero se separaron de inmediato -explicó Billie.
            Se había casado. Había seguido con su vida, no como yo. Pero ambos nos habíamos separados de nuestras respectivas parejas... ¿Y si existía, y si aún había una pequeña posibilidad de que no me odiase?
            Casi me creí esas palabras... no había forma de que me recordase, no de esa forma al menos. Era imposible que quisiese seguir la relación que sostuvimos hace tantos años y que se vio interrumpido por un pequeño error.
-¿En qué piensas, Denisse? -me preguntó Billie.
            Sonreí ante la pregunta. Él siempre me preguntaba eso.
-Nada importante -mentí, descaradamente. Claro que era importante...
            Billie pareció notar que ocultaba algo. Iba a preguntármelo directamente, cuando su celular sonó. Hizo un gesto de disculpa, se apoyó en la pared de ladrillo que teníamos a nuestro lado y contestó.
-¿Addie? -preguntó-. Sí, estoy bien, se me pasó la hora
            Debía estar hablando con su esposa. Realmente me causaba envidia. Por el tono que empleaba, parecía que realmente la amaba. Fue ahí cuando logré divisar un poco de su brazo derecho. Había un tatuaje que decía “Adrienne”, al lado de una serie de fotografías, con una mujer en ellas.
-Sí, volveré pronto... ¡Pero no te portes como mi madre! -decía Billie, riendo-. Adiós... no olvides que te amo
            Cortó.
-Perdón, mi esposa -dijo como si no hubiese quedado claro con la conversación.
-Realmente se aman -le comenté
            Él asintió, más feliz, tomándose inconscientemente su tatuaje.
-Escucha, debo irme -me dijo-. Déjame tu número para que podamos conversar más calmadamente y yo pueda avisarle a Mike
-Ok -dije con una falsa sonrisa. Debo admitir que salió bastante realista... quizás había sido actriz en otra vida o quizás sí quería hablar con él, quizás si quería disculparme, conversar e incluso, intercambiar nuestras vidas.
            No me creí esas palabras ni por un instante. Lo último que quería hacer era volverle a ver... y a la vez era lo que más anhelaba mi corazón, mi maldito corazón que nunca me dejaría en paz. Antes de poder detenerme a mí misma, antes de darme tiempo para recapacitar mi decisión, me vi tendiéndole a Billie Joe un pequeño trozo de papel con mis números en él.
            Billie se despidió y se volteó. Yo lo imité, en dirección a la 57 avenue, maldiciendo a más no poder. ¿Qué acababa de hacer? ¿Por qué lo saludé en primer lugar? No había vuelta atrás, había cometido un gran error, no el más grande de mi vida, pero igual bastante significativo. No cabía duda, él volvería a mi vida. Lo que más me molestaba, era que aún recordaba perfectamente como era nuestra relación en un principio y realmente la extrañaba.

Octubre - 1987
            El lunes siguiente al baile, entré al salón, creyendo que todo seguiría igual. Después de todo, esa quizás había sido tan sólo una corta conversación para Mike Dirnt, una corta conversación con una llorona que no quería aceptar lo que le había tocado como vida. Me senté en mi puesto de siempre, preparada para otro largo día de clases. Sin embargo, me sorprendí mucho cuando Mike se sentó a mi lado, mientras Billie Joe se sentaba con el resto de su grupo. Mike y Billie eran conocidos por ser inseparables, por lo que no fui la única que quedó asombrada. Sin embargo, él los ignoró.
-Hola, Denisse -dijo Mike, con un tono normal, como si no hubiese ocurrido nada fuera de lo usual-. ¿Cómo estuvo tu fin de semana?
-Bien... y... ¿Qué haces aquí? -le pregunté extrañada, sin poder contenerme.
-¿No es obvio? Estabas sola y te vine a hacer compañía -me dijo, con tono de obviedad-. Pero te agradecería si a la siguiente clase te sentaras más cerca de los demás, éste puesto está demasiado adelante.
            Sonreí. Él y sus amigos solían sentarse en la parte final de la sala, mientras que yo me encontraba en la segunda fila.
-Claro -le dije.
            Comenzamos a hablar de nuestras vidas, de una forma un poco más detallada que como lo hicimos el sábado. Tocó timbre y el profesor hizo su aparición. Tocaba Biología, por lo que ni yo ni Mike estábamos muy atentos realmente... de hecho, estábamos conversando. El profesor, un hombre bajito canoso y de aspecto conservador, nos lanzó varias miradas furiosas. Finalmente, se enojó y nos echó de la sala.
-Nunca me habían echado -comenté una vez afuera, apoyada en la pared del pasillo. Mike estaba a mi lado.
-Siempre hay una primera vez para todo... aunque tengo la impresión de que si hubiese sido otra clase, estarías molesta -dijo él.
            Asentí. Nunca me había interesado la biología. No me servía para lo que yo quería hacer.
-Y yo tengo la impresión de que tampoco te interesaba -dije.
-Así es, Denisse... yo quiero ser músico y biología no sirve para eso -dijo Mike, con una sonrisa-. Tú ¿qué quieres ser?
-Abogada -dije. Me miró sorprendido-. Siempre me han gustado las leyes y me gusta defender a la gente. Además, la paga es buena y me gusta bastante.
            Él asintió, lentamente. Miró hacia ambos lados y no había nadie.
-¿Qué tal si vamos a la sala de música? A ésta hora está libre -dijo Mike.
            Lo miré dudosa. ¿Nos dejaría entrar más tarde el profesor? Aún así, accedí a la petición de Mike. Fuimos a la sala, donde no había nadie... nadie a excepción de un muchacho del curso paralelo al nuestro. Su nombre era John Kiffmeyer y estaba sentado en la batería.
-Hola, John -saludó Mike-. ¿Qué haces aquí?
-Me echaron de español y vine para acá... -dijo John, encogiéndose de hombros. Ahí fue cuando me vio.
-John, ella es Denisse, dile Den -dijo Mike, al detectar su mirada. Disimulé la extrañeza que me produjo que me haya llamado así-. Den, él es John, dile Al Sobrante.
-¿Al Sobrante? -pregunté extrañada-. ¿No es “El Sobrante”?
-Prefiero no hablar de eso -dijo John, un tanto avergonzado.
            Mike y yo nos encogimos de hombros. Mike tomó un bajo y empezó a tocar. No era malo, pero no se podía decir que tuviese mucha práctica. Sin embargo, luego de un rato, empezó a tocar de maravillas. John contemplaba a mi lado, ya que al parecer no tocaba la batería, simplemente quería aprender. Tocó timbre de recreo. Mike dejó el bajo y me indicó que lo siguiese. Obedecí. Después de todo, no tenía nada más que hacer. Dejamos a John solo.
-¿Por qué me dijiste Den? -le pregunté a Mike, sin poder vencer a mi curiosidad.
-Bueno... así les dicen los amigos a las Denisse, ¿no? -me dijo él.
            Asentí, conteniendo la alegría. Oficialmente, tenía un amigo.

1 comentario:

  1. ''Fuimos a la sala, donde no había nadie... nadie a excepción de un muchacho del curso paralelo al nuestro. Su nombre era John Kiffmeyer y estaba sentado en la batería.
    -Hola, John -saludó Mike-. ¿Qué haces aquí?
    -Me echaron de español y vine para acá... -dijo John, encogiéndose de hombros.''
    JAJAJA xD, que hdp xD
    (siempre lo imaginé medio nerdsín a Al sobrante xD)

    ''-¿Por qué me dijiste Den? -le pregunté a Mike, sin poder vencer a mi curiosidad.
    -Bueno... así les dicen los amigos a las Denisse, ¿no? -me dijo él.''
    Más tierno ♥ xD

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