Rest One of these days Simple Twist of Fate I'm not tere Suffocate Rotting Suffocate? Dearly beloved Hold On Wake me up when September ends Good Riddance (Ridding of you) Cigarettes and Valentines
Prólogo

domingo, junio 19, 2011

Dearly Beloved - Capítulo 2: Soledad y abandono.

Octubre - 1987
-Vamos, Mike... si igual lo vas a pasar bien -me decía Billie, desde la puerta.
-¿Cuántas veces tendré que decírtelo? No voy a ir -contesté por enésima vez, desesperado de tener que contestar de la misma forma cada vez.
            Debo ser el sujeto más raro del universo entero. Tengo quince años, soy popular y ese día era el baile de la escuela. Si no tengo pareja, Billie me consigue una. Y aún así, no quiero ir al maldito baile. Nunca he estado seguro el por qué no me gustan esos eventos, cuando a la mayoría parecen fascinarles. Debía ser por toda esa gente que era hueca, sin cerebro... totalmente vacía... no gracias, prefiero quedarme en mi casita okupa, pensé.
            El problema era que con mi amigo somos demasiados conocidos en la escuela, especialmente por ese grupo de gente que nos seguía a todos lados... especialmente por las chicas que seguían a Billie.
            Mis pensamientos se vieron interrumpidos por Billie, quien se aburrió del método calmado y comenzó a tironear de mí, sacándome de la cama.
-Irás o te llevo tal como estás -me dijo, amenazante. No pensaba ir a ningún sitio ese día, por lo que llevaba puesto un par de shorts y una camisa que era horrenda... y bastante cómoda.
-De acuerdo, me convenciste -le dije enojado-. Pero pobre de ti que le digas a una de tus amigas que bailaré o algo así con ella...

            Billie Joe era muchísimo más sociable y extrovertido que yo, lo que significaba que hablaba con más gente. Yo igual conocía a varias personas, pero realmente no me atraía la idea de hablar con todas ellas.
-Bueno -dijo molesto, y me dejó a solas para que me cambiase.

            Una vez en la fiesta, el aburrimiento llegó casi de inmediato. Billie sacó de inmediato a bailar a Jennifer. Ambos fingían no disfrutarlo, aunque yo sabía que mi amigo estaba saltando de felicidad en su interior. Al cabo de un rato, el panorama perdió de inmediato el poco interés que me quedaba en él, por lo que preferí escabullirme al patio. En todo caso, ahí dentro casi ni había espacio.
            Respiré profundamente, inhalando todos los aromas que pudiese haber en un patio de escuela pública. Comencé a caminar, mucho más cómodo, serenamente, disfrutándolo plenamente. Siempre me había calmado el caminar un rato. Había días en los que con Billie salíamos a caminar, sólo para pensar un rato en paz. No había nadie a la vista. Crucé el patio, camino a una banca, en la cual me senté.
            Rato después, una niña cuyo cabello era de un tono café claro, muy largo y ondulado, se sentó al otro lado de la banca, sin siquiera mirarme. No le hice mucho caso... después de todo, me encontraba hundido en mis problemas, en mi vida. Todo causado por mis queridos padres heroinómanos...
            Así nos quedamos, sin hablar, por un buen rato... bueno, unos diez o quince minutos, pero parecieron horas. Todo ese silencio acabó cuando a ella se le escapó un sollozo. Durante todo ese rato no paré de mirar al cielo, por lo que no había visto su cara. Me giré asustado y noté que gruesas lágrimas recorrían ese rostro que la luna iluminaba... ¿qué le pasaba? Me olvidé del silencio y del hecho que nos habíamos ignorado, me olvidé de mis problemas, de mi vida y de mi vergüenza, acercándome un poco más hacia ella.
-¿Qué ocurre? -le pregunté, suavemente.
-Nada -me contestó cortante.
-Vamos, dímelo -dije en un tono persuasivo y preocupado.
-¿Por qué le interesaría a Mike Dirnt, el gran amigo de Billie Joe, lo que le pase a alguien como yo? -contestó ella, sin levantar la vista.
            Diablos, nuevamente creían que yo era un imbécil vacío creído de mierda. Yo no era así. Tampoco Billie. Que nos siguiesen las chicas así no era nuestra culpa, yo solo quería tocar el bajo en paz.
-Pues a Mike Dirnt sí le interesa lo que te ocurre -le dije-. No eres invisible, así que... Cuéntamelo.
            Levantó la vista, asombrada de que hubiese hablado tan directamente con ella, dejando al descubierto sus ojos verdes, los cuales, por las lágrimas, brillaban más de lo usual. Me miró fijamente un poco más.
-Está bien -dijo-. Es que... sé que soy nueva y todo eso, por lo que no debería molestarme tanto no conocer a nadie pero... Me cambié de escuela esperando que todo mejorase, ya que mi vida allá apestaba y ¡aquí igual! Nadie me habla, nadie, y soy demasiado tímida como para hablarles yo. No sabes como se siente eso...
-Sí, recuerdo mi primer día -le dije comprensivo-. Y te aseguro de que soy más tímido que tú.
-No lo creo -me dijo, negando con la cabeza-. Todo el mundo te conoce.
-Y yo realmente no quiero que me conozcan -la corté-. Yo y Billie hemos mandado a todos a la mierda al menos unas cincuenta veces, pero ellos siguen volviendo, no es mi culpa. Si eso logré yo, imagina lo que tú puedes hacer.
            Me miró con una triste sonrisa, cesando el llanto.
-Gracias Mike... ¿hay algo que pueda hacer por ti?
            La miré. Sus ojos se me hacían muy conocidos y fue ahí cuando me percaté de que era idéntica a Billie. Hasta parecían medir lo mismo. Aparté eso de mi mente.
-Sí, hay algo que puedes decirme -le dije-. ¿Cuál es tu nombre?
            Ella sonrió.
-Que tonta soy... me llamo Denisse Petrelli -dijo Denisse-. ¿Cuál es tu nombre real?
-Michael Ryan Pritchard -dije, con la mueca de siempre-. Y... ¿qué hay de tu vida?
            No se me ocurría que más preguntarle y no quería callar, ya que si lo hacía, lo más probable es que ella se echase a llorar nuevamente. En eso nos pusimos de pie y comenzamos a caminar.
-Yo estaba en una escuela bastante lejos de mi casa, por lo que mis padres me dijeron que podía cambiarme. Aunque creo que era una excusa, ambos sabían que no tenía ningún amigo -dijo Denisse-. Llegué y aquí estoy. El resto de mi vida es más menos lo mismo... ¿Y tú?
-Veamos... mis padres adoptivos se divorciaron cuando yo tenía seis, volví con mi padre, después con mi madre y supuestamente ahora vivo con mi padrastro, pero vivo en la casa Okupa. Lo demás está bien -dije yo. Siempre hablaba así de mi vida, como si no me importase, aunque en verdad sí lo hacía.
-Dime, Mike -preguntó ella, cambiando el tema-. ¿Por qué no estás en la fiesta?
-Me aburrí -dije, encogiéndome de hombros.
            Seguimos caminando y nos dimos cuenta de que ya ni siquiera estábamos en la escuela, sino que unas tres cuadras más lejos.
-¿Dónde estamos? -preguntó ella-. No conozco muy bien éste lado de la ciudad
-Empecemos a conocer entonces -le propuse y la guié un poco.
            La pasamos bastante bien esa noche. Conversamos y recorrimos buena parte de Oakland. Al final, la dejé en su casa y me fui, de vuelta a la casa Okupa.

Noviembre - 2007
-Mierda -dije al despertar.
            ¿Por qué la recordaba? ¿Por qué no podía olvidar esa noche, la noche en la que la conocí? Hacía años que no recordaba como ocurrió. Hacía años que no recordaba su cara, que no recordaba su voz, y ahora la había visto como si estuviese al frente mío y había escuchado su voz, como si me susurrase dulcemente en mi oído. Hacía años que la había olvidado, que lo había logrado al fin, luego del sufrimiento y todo lo que eso conllevaba. Y ahora, justo ahora, justo en este día que podría llegar a formar parte de los peores de mi vida, la recordé, tan nítida como si la hubiese visto el día anterior, como si tuviese una foto de ella enfrente mío. ¿Qué mierda me estaba pasando?
            Miré la hora. 2:56 AM. Me di vuelta y procuré dormirme, aunque seguía pensando acerca de la mujer que con todas mis fuerzas había intentado olvidar. Pero no pude dormir.
            Nunca me había sentido tan solo en mi vida. Estaba rodeado de gente que se preocupaba por mí, pero me sentía solo. Quizás había sido el lugar, el tiempo, el ambiente... quizás habían sido ellos o yo mismo. Quizás fue cosa de la edad. Todo lo que sabía, es que algo había cambiado. La única esperanza que me quedaba, era que todo volviese a cambiar nuevamente, para que volviese a la normalidad.
Pero no, nada sería igual. Nada volvería a ser como antes. Britanny ya no me amaba y se encontraba durmiendo en el cuarto de invitados, todo por culpa de un recuerdo, de una chica casi rubia y ojos verdes, con quien no hablaba hacía 18 años...
18 años. Como pasa el tiempo, deslizándose sobre nosotros, sin nada que hacer para impedirle el paso. El tiempo avanzaba, llevándose personas y vidas con él. ¿Y yo qué hago? ¿Qué hago para impedírselo? Nada, me quedo aquí, dejándome llevar, rogando a que algo ocurra que me permita cambiar todo lo que había ocurrido. Toda mi vida cambió por un pequeño incidente que yo nunca debí dejar que ocurriese. Si no lo hubiese hecho.
Pero como dije, no hay nada que se pueda hacer para cambiar el tiempo. Lo hecho, hecho estaba. Y tengo que reconocer que en el momento en que lo hice, no me arrepentí en lo más mínimo.
Así pasé gran parte de la noche, intentando espantarla en vano de mis sueños. Era imposible y hacía un buen tiempo que lo sabía... mucho tiempo... desde que tenía 17.
Nunca imaginé que esa tarde recibiría un llamado que podría cambiar todo nuevamente y volver todo a su estado original... o empeorarlo más.

1 comentario:

  1. ''Nunca me había sentido tan solo en mi vida. Estaba rodeado de gente que se preocupaba por mí, pero me sentía solo.''

    When no one I know can seem to help me now [...]
    and nobody's home, (alone)

    Me recordó mucho a ese tema xD

    capítulo dos y ya, desde el final del prólogo, que ando con ganas de llorar xD, ¿por qué Mike?, ¿por qué? xD


    p/d: (? Describiste buena parte de mis pensamientos/sentimientos en un par de párrafos, eso es tan triste JAJA D:

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