-¿Aló, aló, aló? –preguntó Billie al aire, al entrar a la casa.
-¡Hola! –saludé, desde el living, bajándole un poco el volumen al televisor- ¿Cómo te fue?
Me sorprendí al verlo en el umbral de la puerta, devastado. Sus ojos lucían opacos y se veía extremadamente pálido. De inmediato noté que sus ojos se encontraban levemente enrojecidos, como si hubiera llorado.
-Bien… -murmuró, en lo que era un intento MUY fallido de un tono normal de voz- Todo bien…
Se sentó a mi lado, inexpresivamente. Las comisuras de sus labios temblaron levemente, como si intentase sonreír, sin lograrlo. Suspirando, apagué el televisor y miré fijamente a mi novio a los ojos.
-¿Qué pasó? –pregunté.
Negó.
-Es sólo que… Sólo… -Volvió a negar.- No logro asimilar que todo terminó.
Sin más, se recostó a lo largo del sofá, apoyando su rostro en mi regazo, ante lo que yo sólo atiné a acariciarle el cabello, sin saber qué decir.
-Shh… Ya pasó –susurré, intentarlo calmarlo, varios minutos después.
-Sí… -murmuró, aún sin levantarse.
Estuvimos en esa posición por unos eternos quince minutos, tras lo que él levantó su mirada, mostrándome cómo sus verdes ojos brillaban por las lágrimas, y cómo sus labios se torcían en una pequeña sonrisa.
-Gracias –susurró, secándose el rostro con su manga derecha-. No sé qué me pasó, yo sólo… -Suspiró.- Colapsé.
-Calma, a mí me pasó lo mismo con Claudia –musité, recordando rápidamente ese tiempo de mi vida-. Después de un tiempo, te das cuenta que era lo mejor para todos, ¿sabes?
Billie asintió, quedamente, pensativo.
Silencio.
-¿No vas a decirme qué fue lo que te “forzó” a colapsar ahora? –le pregunté, alzando una ceja, intentando disimular lo molesto que me sentía por su falta de confianza.
Él negó.
-Te vas a enojar –musitó.
-No me enojaré –aseguré-. Lo prometo.
Billie suspiró.
-Addie tiene un nuevo novio –farfulló, rápidamente, cabizbajo, intentando no demostrar lo avergonzado que se sentía.
Reí, levemente.
-¿Y creías que me iba a enojar por eso? –inquirí- Billie, es normal, necesitas adaptarte. Él alzó una ceja- ¿Qué?
-Hace una semana no opinabas lo mismo –se explicó, suspicazmente-. ¿Qué hiciste hoy?
Alcé una ceja, sorprendido: Su voz denotaba el más puro de los celos.
-Salí a dar una vuelta, terminé donde April y nos quedamos conversando –respondí.
-¡¿QUIÉN ES APRIL?! –exclamó, claramente enojado.
Revoleé los ojos.
-Celoso de mierda, ¡April es la traficante! –mascullé- Ahora somos amigos o algo así; estaba demasiado aburrido para quedarme solo, y Mike vive demasiado lejos.
Su mirada seguía siendo desconfiada, por lo que añadí:
-Mira, lo más cerca que estuvimos fue cuando fui una persona educada y me despedí de un beso en la mejilla…
-¿De verdad? –preguntó, como un niño pequeño. Asentí, honestamente- Ok…
Silencio.
-Celoso de mierda –repetí-. Mira, nunca va a pasar nada. Yo quiero estar contigo. ¿Por qué no me crees?
Suspiró.
-Sí te creo –susurró-. Simplemente… No sé, ando demasiado inseguro hoy.
El resto del día evitamos el tema a toda costa (de hecho, nos pusimos a ensayar desesperadamente en mi sótano para no tener que hablar de algo que nos pusiera más incómodos). Luego de cenar, nos fuimos a dormir.
Desperté en medio de la noche, extrañado de no encontrar a Billie a mi lado. Revisé la hora y descubrí que eran las tres de la mañana. Suponiendo que había ido al baño o algo, volví a dormirme, sin darle más vueltas al asunto, sin saber que, de haberme levantado a comprobar mi teoría, me habría dado cuenta que Billie no estaba en la casa, sino que se encontraba en una callejuela no muy lejana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario