Rest One of these days Simple Twist of Fate I'm not tere Suffocate Rotting Suffocate? Dearly beloved Hold On Wake me up when September ends Good Riddance (Ridding of you) Cigarettes and Valentines
Prólogo

lunes, mayo 09, 2011

Suffocate. - Capítulo 27: No me importas.


-¡Ajá! ¡Bostezaste!
-¡Ajá! ¡Tú intentaste matarme!
El televisor se encontraba encendido en un canal cualquiera. No me importaba. Ya nada lo hacía. Sólo quería beber, y eso era lo que hacía en aquel instante. El único motivo por el cual había encendido el televisor era para calcular el pasar del tiempo.
El teléfono del living comenzó a sonar, mas no contesté. No quería que Mike supiera que había escapado de su casa (sí, me había vuelto a encerrar) a la mía, prefería que creyera que estaba en alguna callejuela cualquiera de Oakland, drogándome o algo así. Como si pudiera drogarme… Encontrarme con algún traficante significaría recrear la relación que tenía con ella en un principio, y no me veía capaz.
Poco rato después, el teléfono dejó de sonar. Con una sonrisa, tomé un largo sorbo de la botella de bourbon que tenía en mi mano. Tragué el líquido. Al instante, sentí renovadas ganas de vomitar, por lo que dejé la botella de lado; no quería terminar inconsciente por quién sabe cuánto tiempo de nuevo. Mike no vendría a ayudarme esta vez, y tampoco lo haría Billie. El primero porque creía que no quería ayuda… Y el segundo porque sabía que yo no quería verlo ni en pintura.
Al igual que tantas veces antes, las dudas me asaltaron. ¿Debía hablar con April? ¿O sería muy tarado y desesperado de mi parte? Es decir… Estaba seguro que, si la veía, sería capaz de perdonar la “traición” de ella hacia mi persona, y no estaba seguro de que mi orgullo sobreviviese a eso… No, hablar con ella era una mala idea.
Pero saber el porqué había hecho eso…
Mis pensamientos se vieron interrumpidos por el sonido de la puerta principal al abrirse. Por un segundo, mi corazón se aceleró, pensando que podía ser ella quien entraba por la puerta, mas luego recordé que no había llegado a darle una llave de mi casa.
-¿Quién es? –pregunté, apagando el televisor.
Nadie me respondió, por lo que, afirmándome en el respaldo del sofá en el que estaba sentado, me paré, al mismo tiempo que mi visitante cerraba la puerta y se adentraba por la casa.
-¿Tú? –inquirí, molesto, al verlo y reconocerlo.
Billie suspiró.
-Te debo una disculpa –susurró.
-No la acepto –lo corté.
-Lo sé… Pero también te debo una explicación de… -Negó.- Deberías saber la historia completa antes de terminar todo con… eh… Ella.
Al percatarme de que no era capaz de aprender el nombre de April, me vi tentado a acercarme y volver a golpearlo, pero sabía que me caería o algo así, impidiéndome llegar.
-Habla –musité, mirándolo fijamente, demostrándole el odio que sentía con mi mirada.
Suspirando, Billie se dirigió al sofá que estaba frente al cual yo me afirmaba. Sin decir nada se sentó, causando que algo en mi interior me instara a gritarle que se parara, pero decidí que sería mejor reprimir ese impulso y sentarme.
-¿Puedo tomar un poco? –me preguntó, señalando una botella de whiskey que tenía a su alcance. Se notaba que estaba nervioso. Cruelmente, negué.- Me lo suponía.
Silencio.
-¿Vas a decir algo? –inquirí.
Billie asintió.
-No pasó como crees que pasó.
Alcé una ceja al instante. ¿Cómo se suponía que creía que había pasado? Era más que obvio que Billie había ido a pedir los servicios de April, para luego pagarle e irse, sin siquiera preguntarle su nombre. ¿De qué otra forma se suponía que había sido?
Billie notó mi gesto en la oscuridad. Aún era de día (suponía yo), mas las cortinas estaban cerradas.
-Ella no se me insinuó –aclaró-, como yo tampoco fui pidiendo sus servicios. Yo…
Se calló, sin verse capaz de continuar, tras lo que susurró algo indescifrable para mí, tras lo que un rubor cubrió sus mejillas.
-¿Tú te le insinuaste a ella?
Negó.
-Eso sería mejor que lo que pasó en realidad –murmuró-. Yo… Ella no quería… Yo la forcé.
Me quedé en blanco.
Bastaron esas palabras para recordar, instantáneamente, los moretones y magulladuras varias que April tenía el día en que Billie y yo habíamos terminado… Impulsivamente, tomé la botella de bourbon y le di un corto sorbo. Dejé la bebida de lado de inmediato, debido a mi dolor de estómago. Alcohol de mierda.
-¿Por qué? –fue a lo único a lo que atiné.
-Porque… -Volvió a negar.- Fue la noche del día en que comencé lo del divorcio… Fue la noche del día en que vi a Addie con su nuevo novio. Verlos juntos… Me sentí como la mierda de persona que soy, e incluso peor, lo que me hizo cuestionarme si era capaz de sentir lo que sentía por Addie con una mujer nuevamente… Así que fui al callejón y…
No lo escuché más. Guiado por un impulso, me paré y corrí hacia la puerta principal. Él me siguió.
-¿A dónde vas? –me preguntó, al mismo tiempo que yo abría la puerta.
-A hablar con ella –respondí, sintiéndome más sobrio y saliendo.
-Tré, no te has bañado en días, no te has afeitado y hueles a mierda y alcohol…
-No me importa –mascullé, caminando el sendero que me separaba de la salida de mi residencia.
Silencio.
-¡Podemos intentarlo de nuevo! –gritó, repentinamente, desesperado. Me detuve y me volteé, para observar cómo parecía que el guitarrista se iba a caer a pedazos o algo así. Sus ojos reflejaban su dolor.- Tú sabes… Tú y yo… Juntos…
Sonreí, levemente, mirándolo fijamente.
-No me importas.
Sin más, me fui.

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