Rest One of these days Simple Twist of Fate I'm not tere Suffocate Rotting Suffocate? Dearly beloved Hold On Wake me up when September ends Good Riddance (Ridding of you) Cigarettes and Valentines
Prólogo

lunes, mayo 09, 2011

Suffocate. - Capítulo 22: No estoy seguro.


April llegó una hora después, con dos cajas de comida china, una para cada uno. La hice entrar y nos dirigimos a la cocina, donde, tras servir dos vasos de bebida (yo no quería beber nada y, al parecer, ella no bebía en lo absoluto), nos sentamos a comer. Estaba hambriento. El dolor había, finalmente, desaparecido.
-Y bien… ¿Cómo te las arreglaste para no colapsar? –preguntó ella, tras conversar de varias banalidades.
Me encogí de hombros; seguía sin comprenderlo.
-No sé porqué, pero parecía que él estaba más nervioso que yo –murmuré-. El punto es que logré controlarme… Aún así, necesito saber porqué me dejó, para satisfacer mi maldita curiosidad.
Ella rió, levemente.
-Ya lo sabrás –murmuró, concentrándose en sacar un trozo de carne mongoliana con los palillos-. Mierda, hacía tiempo que no comía con estos…
-¿Te paso un tenedor? –le pregunté, con risa, al ver cómo se le caía todo.
-Por favor –masculló, dejando los palillos y la comida sobre la mesada, cruzándose de brazos. Volví a reír, al mismo tiempo que le pasaba un tenedor-. Gracias… Y andas de buen humor, parece que ya superaste bien a Billie.
Me encogí de hombros.
-La verdad es que no tengo idea qué me pasa. Debería estar enojado con él o algo, pero, sinceramente, no siento nada –musité-. En fin, mucho de mí. ¿Por qué nunca hablamos de ti?
-Porque, desde que te conozco, mi trabajo es satisfacer tus necesidades –respondió, con una amarga sonrisa.
-Cierto… Bueno, es hora de conversar decentemente –musité-. Háblame de ti.
April rió, levemente.
-Frank, eres un caso…
-Dime Tré –pedí.
Ella alzó una ceja.
-¿[i]Qué[/i] es un Tré? –inquirió.
-Eh… ¿Yo? –ironicé. Reí- Cuando era niño tenía un vecino con un francés [i]demasiado[/i] básico. Decía que yo era “Muy Cool”. “Muy” en francés es “[i]très[/i]”, pero él me dijo que era Tré. El apodo entero es Tré Cool, pero sería ridículo si me llamaras así.
Me quedó mirando extrañada por unos segundos, tras los que se echó a reír.
-Eso no me lo veía venir –admitió, tras reírse por un buen rato y tomar un sorbo de bebida-. Ok… Eh… Algo de mí… Ok… Trabajo en esa calle desde que terminé el colegio y, hace tres días, finalmente renuncié a ser una prostituta cualquiera.
La miré, un tanto sorprendido con la ligereza que anunciaba eso.
-Wow, ¡bien por ti! –la felicité- Eh… ¿Se puede saber por qué?
Ella asintió.
-Ese cliente me dejó mal… Y me di cuenta que ya tenía el dinero que estaba ahorrando, por lo que me retiré –se explicó.
Asentí.
Nos quedamos comiendo en silencio hasta que terminamos, tras lo que yo lavé el tenedor que ella había usado y los vasos, para luego botar las cajas de comida china.
-Entonces… ¿No tenías unas grabaciones que escuchar? –preguntó.
-Yep… Acompáñame a la radio decente de esta casa, gracias –musité, yendo al living, donde había dejado el CD al llegar, para luego ir al segundo piso, seguido de ella. Así llegamos a una pieza que quedaba bastante cerca de la mía.
-Apreciaría que me ayudaras con esto –murmuré, poniendo el CD.
-¿Con qué?
-Tengo que ver si está bien o si necesita ser arreglado o algo. Billie nunca nos toma en cuenta… Mal que mal, somos sus discípulos, encargados de que no enloquezca… Pero igual, es bueno llegar y demostrar que si lo escuchaste.
April asintió, al mismo tiempo que yo ponía el play, tras lo que nos sentamos en el sofá que había ahí.
La primera canción fue Last night on earth… Y, para mi sorpresa,  no sentí absolutamente nada. Suspiré, aliviado, cosa que ella notó.
-¿Temías que eso te aniquilaría? –preguntó, ante lo que asentí- Tiene sentido.
Fue ahí que nos quedamos mirando, fijamente, sintiendo como la maldita canción flotaba entre nosotros.
-¿Qué edad tienes? –pregunté en un susurro.
No me había dado cuenta que no tenía idea qué tan joven era. Sabía que era menor que yo, pero… ¿Cuánto?
-No mucho más joven que tú, supongo –respondió, también en un susurro; algo hacía que no quisiéramos levantar el tono de voz.
-Soy más viejo de lo que parezco –admití. Ella alzó una ceja-. Vamos, ¿qué edad crees que tengo?
Me miró, analíticamente.
-¿Treinta y uno? –Negué-. ¿Treinta y dos?
Suspiré.
-Treinta y seis.
Abrió mucho los ojos.
-Wow… nueve años de diferencia –musitó-. Tengo veintisiete.
Fue ahí que la canción terminó, dando paso a la movida East Jesus nowhere. No le presté atención. Estaba ocupado analizando la expresión de April: ¿Qué significaba la cara que había puesto? ¿Que le molestaba tanta diferencia o que debía pensar al respecto? ¿O su expresión pensativa se debía a algo más?
-Ustedes son buenos –musitó, en referencia a la grabación.
-Eso me han dicho. –Sonreí levemente.- Hemos mejorado desde Longview.
Ella igual sonrió.
No me di cuenta cómo, acorté la distancia y, guiado de un impulso que no tenía idea de dónde había nacido, la besé, intensamente, beso que ella devolvió, tan o más extrañada que yo. Nos separamos, bastante rápido y bastante sonrojados.
Mas bastaron dos segundos separados para que me diera cuenta de algo: ¿Qué mierda hacía separándome? [i]Quería[/i] besarla. Por algo lo había hecho en primer lugar, ¿no? Y algo en su rostro me decía que no le molestaba ser besada de nuevo. Fue por eso que volví a acortar la distancia, y esta vez ella estaba preparada: El beso fue más intenso.
No me di cuenta cómo nos parábamos, aún besándonos, bastante apegados. Tampoco me di cuenta de cómo la tomaba en brazos y me dirigía a mi habitación. De hecho, no me di cuenta de nada hasta que me vi a mí mismo recostado sobre ella en la cama, ambos besándonos con desesperación.
-Ok, ¿qué mierda es esto? –pregunté, en un susurro.
-No sé, pero me gusta –susurró ella, mirándome.
-[i]Don’t test me… Second guess me[/i] –susurraba Billie desde la otra habitación; la radio estaba lo suficientemente fuerte como para escucharla desde mi cuarto.
-No lo pienses tanto –murmuró, notando cómo por mi cabeza pasaban miles de pensamientos y dudas. Es decir, la semana pasada yo era un gay cualquiera, eso generaba dudas, ¿no?-. Sólo… Sólo haz lo que sientas.
-Ese es el problema –susurré-. No estoy seguro de eso.
Ella asintió. Noté algo de decepción en sus ojos; fue eso lo que me hizo decidirme. Antes de que ella añadiera nada más, yo había vuelto a besarla, más intensamente que nunca. ¿Qué pasaba por mi cabeza? No tenía idea. Simplemente me dejé llevar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario