Rest One of these days Simple Twist of Fate I'm not tere Suffocate Rotting Suffocate? Dearly beloved Hold On Wake me up when September ends Good Riddance (Ridding of you) Cigarettes and Valentines
Prólogo

domingo, mayo 08, 2011

Suffocate. - Capítulo 2: Tarada tú.


El supermercado más cercano al estudio quedaba a unos diez minutos en auto, así que me dirigí hacia él de inmediato, tratando de no desesperarme demasiado en los semáforos que me tocaban en rojo. Si llegaba a perder el control, era capaz de acelerar y atropellar a quien estuviese cruzando en medio de un impulso.
         Y, para aumentar mi desgracia, desde afuera se notaba que el supermercado estaba lleno. La probabilidad de que alguien me reconociese aumentó alarmantemente, por lo que me puse un par de gafas y uno de mis tantos sombreros ridículos. No tenía nada más decente en el vehículo.
         En fin, estacioné, apagué el motor, bajé, aseguré el auto, activé la alarma y entré al supermercado, con una discreta y falsa sonrisa. No me gustaba parecer un psicópata autista y amargado, por lo que siempre sonreía, aún si lo único que me interesara era mandar a todo y todos a la mierda. Como sea…
         Llegué a la parte donde estaban las bebidas heladas. Con una sonrisa un tanto más auténtica, tomé las pocas botellas de cerveza que quedaban, tras lo que me dirigí a la caja más cercana del supermercado. Estuve unos tres minutos haciendo la fila, intentando no perder el control de mis emociones. Lo logré.
         -Buenas tardes –me saludó la cajera, educadamente, apenas me tocó
         -Buenas tardes –respondí, del mismo modo, con la sonrisa más realista que pude hacer, sonrisa inspirada en lo “feliz” que me sentiría al estar en mi casa sin tener que fingir más.
         La mujer tomó una de las botellas y pasó el láser por el código de barras, tras lo que marcó, manualmente, el número de cervezas que llevaba. Me indicó el total, le pagué con el efectivo que llevaba en ese instante y, tras recibir la boleta y agradecer (falsamente), metí todas las botellas en las bolsas que habían en la parte trasera de la caja. Aún sonriendo falsamente, tomé las bolsas y comencé el trayecto hacia el auto, pensando en lo mucho que bebería aquella tarde…
         Cuando choqué con una mujer que iba en sentido contrario, causando que botara las dos bolsas con cerveza, bolsas que cayeron al duro suelo de cemento.
         -¡Tarado, fíjate por dónde vas! –me gritó ella, empapada en un líquido cuyo color no podía distinguir; estaba oscureciendo.
         Fue ahí que relacioné el extraño sonido de las bolsas al caer al piso con el sonido que hace el vidrio al romperse. Palidecí.
         -¡Tarada tú! ¡Botaste mi cerveza! –exclamé.
         -¡Sólo a un tarado como tú se le ocurre comprar tanta cerveza para ti solo! ¡De ser una fiesta, habrías comprado algo más, ¿sabes?! –replicó ella- ¡Y me dejaste llena de esta mierda!
         -¿Mierda? ¡¿Mierda?! ¡TÚ ERES LA ÚNICA MIERDA AQUÍ! –grité, dejando que todas las palabras de enojo, que había retenido por tanto tiempo, se deslizaran por mis labios- ¡APRENDE A FIJARTE POR DONDE VAS!
         Sin más, me subí a mi auto, cerrando la puerta fuertemente.
         Si hubiera andado con más efectivo, habría ido a otro supermercado a comprar más cerveza, pero, para mi desgracia, había dejado la billetera en casa. Sólo había tomado unos cuantos billetes para la cerveza, y ya me los había gastado. Por ello, me vi obligado a ir a mi casa de inmediato.
         Drogarse sin beber no tenía ningún atractivo para mí, por lo que me fui a dormir de inmediato…
        
         Me encontraba sentado y rodeándome las piernas en una desierta habitación, mirando fijamente como la misma mujer a la que había insultado me miraba fijamente con sus ojos verdes.
         -Te quedarás solo, y lo sabes –me dijo, con la rabia muy acentuada en sus palabras.
         Sentí algo mojado en mis mejillas…
         Abrí los ojos, despertando del primer sueño que tenía en semanas, sueño que se venía repitiendo con distintas personas desde hacía un buen tiempo. Sin embargo, esta era la primera vez que me daba cuenta de que éste hecho estaba cada vez más cerca de hacerse realidad.

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