Rest One of these days Simple Twist of Fate I'm not tere Suffocate Rotting Suffocate? Dearly beloved Hold On Wake me up when September ends Good Riddance (Ridding of you) Cigarettes and Valentines
Prólogo

domingo, mayo 01, 2011

One of these days - Chapter one.

Era una muchacha de unos quince años de edad. A la distancia, se notaba qué tan cansada estaba. Hacía más de una semana que se acostaba tarde, para levantarse temprano e irse directo donde el editor que había, finalmente, conseguido; si lanzaba ese libro, adiós colegio, no más levantarse temprano, no más interactuar con sus imbéciles compañeros y no más aguantar a esos profesores que les enseñaban lo que podían aprender en diez minutos durante un semestre entero. Todo dependía de ese libro y de que fuese vendido y demás.
         Se sentó en el asiento que había en el paradero. Esperaba encontrar el autobús que era más barato. De lo contrario, tendría que pedirle dinero al editor para volverse... Como siempre.
         Tras diez minutos de espera, el autobús deseado apareció. Le entregó el dinero al chofer y, tras recibir el boleto, se dirigió a uno de los asientos del autobús que quedaba en el centro. Se acomodó, y, de su mochila, sacó su MP4, su cuaderno y uno de los tantos lápices que andaba trayendo. Se acomodó en el asiento y comenzó a terminar el capítulo final, que escribía por enésima vez.
         Al paradero siguiente, subió una mujer mayor con dos niños pequeños y una adolescente.
         -A que no reconoces esta canción –decía la niña menor.
         -A que es de High School Musical –musitó la mayor.
         -¿Cómo supiste? –preguntó, un tanto decepcionada.
         -Porque es lo único que me cantas –respondió, con tono cansino. Se notaba que esa película la tenía harta. Los dos pequeños se la pasaban cantándosela. No importaba el contexto, ellos se la cantarían. Al menos tenía asegurado que nunca pensaría en escuchar ese musical.
         -Chicos, cálmense. Annie, tu llevas a Emma –dijo la mujer, señalando a las dos chicas.
         -Pero yo me quiero ir contigo –pidió la chica que debía ser Emma.
         -Ok... Entonces Annie se va con Leo –accedió la mujer.
         Leo no tuvo ningún problema en irse con su hermana mayor, quien parecía harta de la conversación que él tenía con ella. Bueno, “conversación”, ya que él era el único que hablaba y demoraba un buen rato en terminar una oración.
El vehículo aceleró al llegar a la carretera. No habría paraderos por un buen rato y, usualmente, nadie subía en ellos, pensó la quinceañera. Sin embargo, en el primer paradero, subieron cinco adolescentes. Las dos chicas y uno de los chicos llevaban guitarras enfundadas (quizás había un bajo, ella no podía saberlo); otro llevaba un teclado y el quinto llevaba un par de baquetas en una bolsa de nylon.
-Podríamos tocar una canción de... –comenzó el único hombre con guitarra.
-Si dices otro grupo de metal, te meto las baquetas de Carl por tu... Bueno, tú me entiendes –lo amenazó una de las guitarristas (o quizás, la bajista. Seguía sin saber que llevaba en esa funda).
-Bueno –refunfuñó Carl.
El viaje prosiguió... Y el autobús seguía tomando velocidad... Pero a la adolescente no le importaba. Estaba muy ocupada maldiciendo al MP4; se le había acabado la batería.
-Señores pasajeros, lamento la interrupción –comenzó un hombre que acababa de subir-. Vengo aquí a venderles unos dulces que, normalmente, usted encontrará a un precio mayor en tiendas. Yo se lo vendo a...
Sin música, no había como distraerse, por lo que se dedicó a mirar por la ventana. El hombre se bajó, tras vender los dulces a un par de personas. Al rato después, subió otro sujeto, quien llevaba una guitarra acústica colgada.
-Disculpen la molestia que les haré, damas, caballeros y niños –comenzó el hombre, que tenía una voz que ella reconoció al instante-, pero no tengo otra opción que andar de autobús en autobús tocando la misma canción.
La chica miraba sorprendida. Tendría el cabello rubio y desaliñado, cubierto por un jockey, mucha barba y un par de grandes gafas cubriéndole buena parte del rostro, pero ella pudo reconocerlo: Era Billie Joe Armstrong, su ídolo... ¿Qué hacía tocando en un autobús?
-Another turning point, a fork stoak in the road. Time grabs you by the wrist, directs you where to go. So make the best of this test and don’t ask why. Is not a question, but a lesson learned in time. It’s something unpredictable, but in the end is right. I hope you had the time of your life –cantaba, mientras rasgueaba la guitarra.
Su voz era tan... hipnotizante... Tan así, que ninguno de los pasajeros notaba como el chofer perdía el control del vehículo al ser chocado por otro bus, mucho más grande que el suyo. Pero ella sí se dio cuenta...
-It’s something unpredictable, but in the end is right. I hope you had the time of your life.
Fue ahí cuando el autobús se volcó. Ella se pegó en la cabeza y, luego de eso, no recordaba nada más.

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