Rest One of these days Simple Twist of Fate I'm not tere Suffocate Rotting Suffocate? Dearly beloved Hold On Wake me up when September ends Good Riddance (Ridding of you) Cigarettes and Valentines
Prólogo

sábado, mayo 07, 2011

Simple Twist of Fate - Chapter sixty-eight: Lag.


-Mamá, ¿estás bien? –le preguntaba Joseph a Adrienne.
Jenny y Joey se habían ido al hospital a tal velocidad que era increíble que no hubieran ni chocado ni sido multados. Pero eso era lo último que les importaba en ese instante, en el que se encontraban los Armstrongs, Mike y Tré preguntándose qué había ocurrido, siendo Jenny y Tré los únicos que podían hacer alguna aproximación al respecto.
-S… S… -intentó articular la mujer.
En lugar de una palabra, lo que salió fue un desconsolado llanto. Intentando contenerse, Joey se sentó a su lado y la abrazó, dejando que apoyara su rostro en su hombro.
-¿Cómo está? –preguntó Jenny, intentando no sucumbir ante el inminente llanto.
Mike negó.
-Los doctores no dicen nada. Lo único que sabemos es que estuvo consciente durante unos minutos y luego se desmayó de nuevo. Alcanzaron a preguntarle si sabía qué le había ocurrido, lo negó, le preguntaron si le dolía algo, dijo que todo y nada más –explicó el bajista, en un susurro apenas audible.
Jenny suspiró. Su última esperanza era que, en medio del dolor que le debía causar el veneno, el guitarrista confesara la verdad a los médicos. Obviamente, no tenía en cuenta que Billie estaba más que predispuesto a aguantar el dolor sin decir ni una palabra.
-Mierda –murmuró la pelirroja, consciente de que tanto Mike como Tré la miraban preocupados; después de todo, eran los únicos que sabían que amaba al guitarrista tanto o más que Adrienne-. ¿Nada más?
-Nos dijeron eso y que su corazón se iba apagando de a poco; en menos de doce horas se habrá apagado por completo –musitó Jake, cabizbajo, tras lo que volvió a la labor de intentar consolar a Angie, quien lloraba levemente-. Si quieres te voy a dejar con Chuck, Jack y Jess…
-Quiero verlo primero –susurró la niña-. A ver si pasa algo como en las películas y despierta…
Jake sonrió, tristemente, y la abrazó.
-Serás la primera en pasar en ese caso.
Silencio.
-Necesito aire –murmuró Tré, poniéndose de pié, repentinamente.
-Somos dos –musitó Mike.
-Tres –agregó Jenny-. Mejor dejémoslos solos un rato…
Le costó bastante caminar hasta el balcón techado que había en ese piso del hospital sin tambalearse. Se sentía demasiado mareada y confundida por sus propias emociones y sentimientos. Agradeció internamente que Tré se hubiera percatado de ello y la hubiera ayudado a caminar hasta el asiento que había en el balcón, en el cual se sentó, observando la lluvia caer fuera del techo del balcón. Recién ahí, se permitió romper en llanto.
-Shh…. –intentó tranquilizarla Mike, quien estaba en un estado bastante similar. Se sentía igual que cuando había muerto Jason Relva, hacía ya unos veintiocho años- Si quieres, te desahogas, pero preferiríamos que lo hicieras después, porque ahora tenemos que pensar algo que lo salve…
Jenny asintió, intentando contenerse, lo que logró después de varios minutos. Recién ahí, se atrevió a abrir los ojos, para encontrarse con que tanto Mike como Tré estaban sentados a su lado, intentando soportar la tristeza y la impotencia.
-Dijeron que se le estaba apagando el corazón… ¿Y si le hacen un transplante? –sugirió Mike, repentinamente.
Ella negó.
-Si el veneno está en la sangre sólo le darían doce horas más de vida, si es que sobrevive la operación –murmuró-. ¿Comió o bebió algo en el ensayo?
Los dos asintieron.
-Tomó unas tres o cuatro botellas de agua, las cuales botó al basurero apenas se las terminó. Un par de médicos fueron a buscarlas, pero algo me dice que no encontrarán nada –respondió Tré-. Me importa una mierda si tienes un micrófono encima, Jenny, pero ¿nunca escucharon nada de un veneno en sus conversaciones con éste psicópata?
Mike los miró sin comprender, mientras Jenny asentía.
-Jim nos dijo que tenían dos venenos, uno para torturas y otro para matar. Supongo que éste es el para matar –explicó-. Me llamó hoy día diciendo que habían decidido envenenar a Billie hoy, pero no pude encontrar nada que lo salvara…
-¡Esperen! ¿Ustedes sabían que alguien quería matarlo? –Los interrumpió el bajista, sorprendido.- ¿Por qué mierda no me lo dijeron? ¿Por qué no se lo dijeron a los médicos? ¿O a la policía?
Tré sonrió, amargamente.
-Si yo hablaba, mataban a mi hermana y, probablemente, a mí o a Brian de paso –murmuró.
-Si yo decía algo, mataban a Billie. Si Billie decía algo, me mataban a mí –prosiguió la pelirroja-. Ahora, Billie estaba convencido de que él era el que debía morir, así que suponemos que se entregó por algún motivo. En fin, si dices algo te meterás tú también en problemas, y ya somos demasiados en este lío.
-La pelirroja tiene razón –masculló el baterista-. En fin, ¿nunca supieron nada más de ningún veneno?
La mujer cerró los ojos, intentando pensar…
-¡Los papeles! –exclamó, repentinamente. Los hombres la miraron sin entender- Jim nos dejó unos papeles que tenían información de la “corporación” y… Mierda, había uno que era una fórmula química, Billie la guardó en su bolso.
Se extrañó al ver que tanto Mike como Tré palidecían rápidamente. Los miró, sin entender.
-¿No estarás hablando del bolso que Billie nunca suelta? –susurró Tré.
-Ese mismo –murmuró ella, extrañada de lo asustados que estaban-. ¿Qué pasa?
Mike maldijo.
-¡Este imbécil planeó todo demasiado bien! ¡“Casualmente” se le cayó el encendedor en el bolso ayer y se quemaron varios papeles! –masculló, molesto- ¡Mierda!
La pelirroja lo miró, horrorizada, tras lo que se cubrió el rostro con ambas manos, intentando contener el escalofrío que le recorría la espalda en aquel instante, seguida de un fuerte retorcijón en su estómago. Iba a perderlo. Iba a perder a Billie para siempre…
El retorcijón aumentó…
-Necesito un baño –susurró, poniéndose de pié.
-¿Eh? –inquirió Tré, sin comprender, saliendo del ensimismamiento en que se había sumergido.
-Necesito un baño –repitió ella, entrando al hospital rápidamente.
Para su suerte, el baño de visitas estaba ahí mismo, así que no tardó mucho en entrar en un cubículo, levantar al tapa del retrete y permitir que el retorcijón en su estómago la embargara. En otras palabras, no tardó mucho en vomitar. Luego de eso, tapó el retrete e hizo correr el agua, extrañada.
-¿Estás bien? –le preguntaba el baterista desde fuera del baño.
-Sí, pasa, no hay nadie –susurró ella, yendo al lavabo a limpiarse el rostro, cubierto en un frío sudor.
-¿Qué te pasó? –le preguntó Tré, extrañado.
Ella negó, igual de extrañada. Ella nunca vomitaba. De hecho, la última vez que vomitó había sido antes de que Jess…
-Mierda –susurró ella, nerviosa-. Mierda, mierda, mierda…
-¿Qué? –inquirió Tré, sin entender nada.
-Tré, acabo de vomitar –susurró ella.
Tré empalideció.

Aquel día de diciembre de 2013 Jenny se encontraba en la cocina del baterista, conversando tranquilamente.
-Sigo sin creer que vayas a casarte –comentaba él.
-¿Cierto? Aunque me estoy preocupando de más, tengo ese retorcijón que me da cuando estoy nerviosa desde que nos comprometimos –musitó ella-. Oh, aquí está de nuevo.
-Debes relajarte más, no quiero que te conviertas en esas novias histéricas que lloran porque hay una nube el día de su boda –bromeó él.
Ella sonrió, intentando ignorar cómo el retorcijón aumentaba.
-Tré… -susurró ella.
-¿Qué? –preguntó él.
-Creo que voy a vomitar –musitó.
No tardó ni treinta segundos en alcanzar el baño y expulsar todo, extrañada. Jaló la cadena y, tras lavarse el rostro, volvió a la cocina, extrañada.
-¿Estás bien? –le preguntó el baterista, intrigado.
-Sí, sí… Qué raro, nunca vomito, ni cuando estoy más nerviosa –farfulló ella, sin entender lo que ocurría.
Tré la miró, analíticamente.
-Jenny… Estos retorcijones… ¿No serán náuseas? –sugirió él.
Ella lo miró, sorprendida.
-¿Qué insinúas? –inquirió ella.
-Que tú tienes un atraso.

-¿Cuántos días? –le preguntaba el Tré del presente, a la vez que ella sacaba su celular para revisar el calendario.
Ella maldijo.
-Seis –susurró-. Mierda, no me tomé el anticonceptivo este mes…
Silencio.
-¿Billie o Joey? –preguntó él.
Una lágrima resbaló por el rostro de la pelirroja.
-Como Jack es producto de un condón y Jess de un anticonceptivo, con Joey usamos las dos cosas –susurró ella-. En cambio Billie… Él… -Negó.- Tendré al hermano o hermana menor de Angie.
Y volvió a romper en llanto.

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